Alberto Chicote, al límite en la cuarta temporada de 'Pesadilla en la cocina'

MADRID, 14 Abr. (CHANCE) -

   Si creías que habías visto todo el carácter de Alberto Chicote en televisión, prepárate porque el cocinero madrileño tendrá que lidiar con la intransigencia, la vulgaridad y las actitudes negligentes de empresarios y trabajadores de la hostelería en la cuarta temporada de Pesadilla en la cocina, que La Sexta estrena el miércoles 15 de abril.

   El docureality se convierte precisamente en un mal sueño para el popular chef, al que veremos sufrir cómo nunca, al borde de tirar la toalla con aquellos que precisamente le han pedido ayuda para reflotar sus ruinosos negocios. "En esta temporada nos hemos encontrado con gente muy agresiva. Tres o cuatro propietarios que, además de testarudos, tenían la agresividad y la violencia como bandera. No me han dado dos hostias, pero en más de una ocasión he pensado que me la llevaba", decía el cocinero durante la presentación de la nueva entrega.

   La tensión será de tal magnitud que se producirán peleas, abandonos inesperados, llantos de desesperación... una bomba de emociones que hará de esta temporada una de las más provocativas, polémicas y emotivas, justo los tres ingredientes para que un espacio cale entre la audiencia. "Me he dado cuenta de que cuanto peor lo pasaba yo, mejor lo pasada la gente que lo veía. Así que como en esta ocasión lo he pasado peor que nunca, algo me dice que será con la que mejor lo paséis", apuntaba el jurado de Top Chef.

   Chicote viaja en esta ocasión a lugares inexplorados hasta ahora, como Murcia, Andorra, Ibiza e incluso Alemania, y en cocinas también inéditas para el formato, como la griega, la marroquí, la vegetariana o la medieval. Además, la cadena privada ofrecerá dos especiales, ¿Qué fue de...?, para descubrir cómo les ha ido a ochos restaurantes que Alberto asesoró en las tres ediciones anteriores.

EL PRIMER PROGRAMA...

   Por primera vez Pesadilla en la cocina viaja hasta Murcia, y lo hace para visitar un restaurante ubicado en un entorno muy particular: una antigua estación de tren regentada por Javier, un ex paracaidista del Ejército cuya mujer lo dejó todo por él. La falta de atención y detalles, una comida de calidad bastante mejorable y el ambiente irrespirable entre el dueño y una explosiva jefa de cocina han hecho de La Estación un restaurante con potencial pero que ha perdido el rumbo.

   Lo que parecía una bonita hazaña se ha convertido en su mayor dolor de cabeza porque La Estación ha perdido los clientes que un día tuvo y no ha conseguido llamar la atención de nuevos comensales. Y es que aunque se considera el encargado, Javier no siempre controla todo y parece haber olvidado la disciplina aprendida en el Ejército. Sus empleados dicen de él que no sirve como jefe y a veces a Javier no le cuesta  mucho demostrarlo.

   Los gritos, los insultos y la falta de respeto están a la orden del día en La Estación, por lo que durante los servicios saltan chispas que los clientes no pueden evitar escuchar. De continuar así, el restaurante tiene los días contados ¿Serán capaces Alberto Chicote y el equipo de Pesadilla en la cocina de engrasar la maquinaria de La Estación y de hacer del local un lugar de imprescindible visita?