MADRID, 4 Jun. (CHANCE) -
Tiene 52 años bien llevados y apenas parece que los tenga, aunque todo tiene su truco, el popular botox. El diseñador estadounidense Tom Ford parece que ya está listo para abandonar la conocida toxina botulínica tipo A tratada para la eliminación de las arrugas y quiere afrontar definitivamente la vejez. O al menos así lo ha confesado para el medio WWD (Women's War Daily) en una entrevista en exclusiva.
A la pregunta de si estaba preparado para envejecer en la moda, el diseñador contestaba que "Sí. He decidido envejecer. Desde que tuvimos a Jack no me he inyectado Botox o algún tipo de relleno. No he tenido tiempo". Y es que en el año 2012, tanto Tom Ford como su pareja, el periodista de moda Richard Buckley, de nada más y nada menos que 65 años, tuvieron a su primer hijo Alexander John Buckley Ford -abreviado cariñosamente por su papá diseñador, Jack- gracias a una madre de alquiler. La pareja se casaba también en secreto después de una larga relación de 27 años.
Para Ford, el tener al pequeño ha hecho que su vida cambie "radicalmente" como bien ha definido. "Mi ambición en los negocios se ha reducido un poco. Se ha convertido en lo más importante en mi vida. Todo lo demás ha sido relegado, incluida mi apariencia", afirmaba para este medio. Y es que hay que recordar que Tom Ford ha sido un adicto al botox que incluso revelaba allá por el año 2009 para la revista Advocate que "era incapaz de fruncir el ceño".
"Le doy de comer por la mañana, le cambio el pañal, le visto y juego con él. Tengo dos o tres horas antes de que me vaya a la oficina, de sólo Jack y yo", admitía para Vogue.com en otra entrevista sobre lo mucho que le ha cambiado la paternidad. Parece que finalmente quiere ser como los demás mortales y comenzar a tener las arrugas características de la edad y terminar de ser siendo un eterno joven.
