MADRID, 8 Mar. (CHANCE) -
La "beautiful people" sacó el pasado lunes a relucir sus mejores galas para acudir a la presentación de la nueva novela de Mario Vargas Llosa. El escritor hispano-peruano llegó al Círculo de Bellas Artes de Madrid acompañado por su novia, una radiante Isabel Preyler, aunque el momento más cinematográfico de la noche tuvo lugar "a tres bandas", cuando el premio Nobel pidió a su gran amiga Aitana Sánchez-Gijón que posara con él y su pareja.
MARIO VARGAS LLOSA ARROPADO POR SU NOVIA, ISABEL PREYSLER Y SU TROUPÉ
La actriz española, que el año pasado compartió escenario con Vargas Llosa en la exitosa obra Los cuentos de la peste en el Teatro Español, es una de las amistades más entrañables del literato y fue la encargada de leer el primer capítulo de Cinco esquinas, en el que el Nobel relata el encuentro amoroso entre dos mujeres de la alta sociedad peruana en la época más violenta del fujimorismo. Entre el público se encontraban numerosos amigos de Preysler, como Marisa de Borbón, Nuria González o Manuel Colonques.
Cinco esquinas, de editorial Alfaguara, desde la pasada semana en las librerías, ya es un éxito de ventas, según datos de los editores. El escritor ha querido que la trama de este thriller, ambientado en la feroz dictadura del presidente peruano Alberto Fujimori, venga expuesta con "un lenguaje sobrio y directo", que no distraiga al lector de la apasionante intriga.
Preysler, una de las primeras afortunadas que pudo leer la esperada novela, reveló que Cinco esquinas es un libro "apasionante": "Empiezas y no lo puedes soltar. Lo he leído de un tirón".
Desde que Mario Vargas Llosa se convirtió en protagonista de la información social por voluntad propia al aparecer por primera vez posando con su novia Isabel Preysler en Nueva York, en la inauguración de la tienda Porcelanosa, las presentaciones literarias se han convertido en encuentros sociales.
EL CÉLEBRE ESCRITOR COMENTÓ QUE CUANDO LE ENTREGARON EL PREMIO NOBEL SE PROPUSO QUE NO IBA A SER UNA ESTATUA
Haciendo un balance de su vida, el Premio Nobel reconoció que no se acuerda de sus teléfonos pero sí que se acuerda de algunos poemas que recitaba de pequeño en el colegio. El célebre escritor comentó que cuando le entregaron el Premio Nobel se propuso que no iba a ser una estatua, seguiría teniendo curiosidades, amor por la literatura y además seguiría metiendo la pata en ciertas cosas como había hecho hasta el momento.
En la sala, sus amistades: Nuria González, Elena Benarroch, Paty Galatas, la ex alcaldesa de Madrid, Ana Botella, Marisa y Alfonso de Borbón, Manuel Colonques y el resto de amigas de Isabel, como las Massumeh y Maribel Yébenes, en cuyos centros de belleza se pone a punto para cada salida importante, como la de la tarde noche de este lunes.
