MADRID, 23 Abr. (CHANCE) -
Kiko Matamoros no ha podido soportar la presión y ha terminado acudiendo a los servicios médicos de Mediaset. El colaborador se enfrentaba a su pizarra de la verdad con una sorpresa un tanto desagradable para él, los adjetivos que iban a tener que juzgar sus compañeros los había elegido Makoke.
"Me importa una mierda lo que pueda decir de mí o lo que opine de mí. Está fuera de mi vida. Me da igual. Si Makoke me pidiera ayuda en algún momento de mi vida no le ayudaría, sería yo quién se la pediría porque se ha quedado todo lo mío. Hace dos años que me separé de esta señora y si quiere protagonismo que lo busque en otro sitio. Lo que he vivido con esta señora ya ha sido público", explicaba de lo más enfadado.
Unos adjetivos que iban desde rencoroso a envidioso pasando por empático, culto, soberbio, inseguro y trabajador. Matamoros se mostraba molesto con lo que considera él una provocación: "Tenemos una hija en común, lo mejor sería evitar estas cosas".
Un estado de nervios que le ha llevado a recurrir a los médicos mientras se trataba en Sálvame la crisis sanitaria provocada por el COVID-19. A su regreso, Kiko tranquilizaba a la audiencia explicando que no es la primera vez que le pasa: "No es la primera vez que me pasa cuando tengo una situación de ansiedad y nervios, he vomitado y se me había disparado la tensión".
