MADRID, 1 Feb. (CHANCE) -
Olivia de Borbón y su marido Julián Porras viven en permanente luna de miel desde que se dieran el sí quiero el pasado 4 de octubre. La pareja ha viajado a Madrid para atender algunos compromisos y se dejaron ver disfrutando de un romántico paseo en compañía de su mascota, un precioso perro carlino.
La hija de Francisco de Paula de Borbón y Escasany, duque de Sevilla, y la condesa Beatrice Wilhelmine Paula von Hardenberg-Fürstenberg disfruta al máximo de uno de los momentos más dulces de su vida tras cumplir su sueño de pasar por el altar con el hombre que ha conseguido conquistar definitivamente su corazón, Julián Porras.
Olivia de Borbón estaba completamente decidida. Atrás queda una amplia lista de conquistas. La más larga y con visos de que se convirtiera en la definitiva fue la que mantuvo con Sebastián Palomo Danko, con el que salió durante cerca de tres años. Actualmente se tratan con cordialidad. El torero ha rehecho su vida y sale con su entrenadora personal Carla Sánchez.
Olivia estuvo con Ludi von Salm-Hoogstraeten, un joven conde de ascendencia austríaca y partidazo para las niñas de sociedad internacional. Se conocieron en una fiesta en Alemania y se enamoraron, aunque el romance no duró demasiado.
La pareja se daba el sí quiero hace cuatro meses en Marbella, donde residen actualmente, una ciudad muy especial para la novia, ya que allí se conocieron sus padres y también Julián y ella. La boda se celebró en uno de los hoteles más exclusivos de la Costa del Sol, el Palacio de Villa Padierna, donde no faltaron rostros conocidos como Ana García Obregón, quien coincidió con su ex Darek y Susana Uribarri, Fiona Ferrer, Agatha Ruiz de la Prada, Juan Peña, Eugenia Silva y los duques de Terranova, entre otros.
Olivia de Borbón y su marido, Julián Porras han viajado a Madrid para atender algunos asuntos pendientes y lo han hecho acompañados por la mascota de la casa, un precioso perro de raza carlino. Junto a él se dejaron ver disfrutando de un romántico paseo por el centro de la capital.
La pareja iba muy conjuntada para resguardarse del frío invernal con sendos trench y foulares. Se reencontraron con un conocido con el que chalaron animadamente.
A continuación Olivia y Julián continuaron con el recorrido, muy sonrientes y cómplices, caminando agarrados. El empresario estuvo muy pendiente del pequeño can, con el que correteaba y jugaba durante el recorrido.
