MADRID, 26 Ago. (CHANCE) -
Las nuevas tecnologías se han apoderado de nosotros, de manera que es impensable concebir que una persona no pueda tener Facebook o whatsapp.
España es el segundo país con mayor penetración de 'smartphones' por lo que, según un informe de Accenture y Ametic, aproximadamente un 70% de españoles utilizan este sistema de mensajería.
¡Qué daño nos ha hecho el whatsapp! Todo era más fácil cuando no tenías el sistema controlador de "Última conexión", o cuando no contestabas a un mensaje porque no te venía bien (o no te apetecía) y nadie se molestaba.
Ahora, sin embargo, no solo estás obligado a contestar a ABSOLUTAMENTE todos los mensajes, ya que van con acuse de recibo, sino que si no quieres problemas con tu pareja tendrás que tener cuidado con tu última conexión.
Ni se te ocurra darle las buenas noches y seguir hablando con otro amigo. Ten por seguro que mirará a que hora dejaste de estar conectado, y como no coincida con la hora de la que te despediste montará en cólera.
Quizás mires el móvil y veas un mensaje de tu chica o chico, pero estás en una reunión y no puedes contestar. Cuando salgas de la reunión ten por seguro que tendrás 15 mensajes, que van aumentando el nivel de agresividad de forma gradual. Por nada del mundo se te ocurra decirle "No insistas si no contesto", ya que pensará que le estás ocultando algo. Si quiere conversar cuando a ti no te viene bien escríbele un mensaje diciéndole cuando estarás libre.
Sin embargo la mayoría de los problemas vendrán a raíz del maldito 'Doble Check'. El Doble Check son los dos tics verdes que se ponen en los mensajes cuando se han leido. Pues no, esto es mentira, el doble check no aparece cuando lo leen, sino cuando se envía. Algo que Whatsapp ha tenido que aclarar por su página web y por twitter seguramente por la cantidad de rupturas que ha provocado.
Whatsapp impone una cultura de hiperconectividad. Da igual lo que estés haciendo. Cuando tu pareja te escriba esperará que respondas al instante.
Además fomentará celos y conductas obsesivas, que si bien es cierto que no ha sido Whatsapp el creador de los celos, sí que es un precursor a la hora de aumentar la desconfianza.
