MADRID, 4 May. (CHANCE) -
Ayer París tuvo el enorme placer de teletrasportarse a la antigua Grecia de la mano del desfile Crucero 2018 de Chanel. El Grand Palais dejó de ser el mítico palacio parisino para convertirse en todo un escenario de tragedia griega. La modelos caminaban sobre la tierra de todo un auténtico Partenón en donde la moda se rendía a los pies de Karl Largerfeld. Y no es para menos.
El conocido como el káiser de la moda dejó a los asistentes a este desfile y a toda la humanidad en general fascinada con sus creaciones de clara inspiración en el universo helénico y su belleza.
Prendas que no solo estaban llenas de belleza griega, sino que además, iban cargadas de dorados que le aportaban a los looks un toque más de elegancia. Pero también hubo un hueco para estampados étnicos o animal print.
Brazaletes y pulseras reinaban en pasarela, a todas las alturas que iban acompañados por otros accesorios como chokers, bolsos estilo saco, sandalias al más puro estilo gladiador y cintas del pelo de lo más espectaculares, entre otros.