MADRID, 25 Abr. (CHANCE) -
Después de disfrutar de la primera cena privada con amigos el pasado miércoles en uno de los restaurantes favoritos de la zona de Sanxenxo y de navegar esta mañana, el Rey Juan Carlos I ha vuelto a dejarse ver ante las cámaras saliendo de casa de su amigo, Pedro Campos.
Sonriente y de lo más cariñoso con la prensa a su salida, enviando un beso con su mano al salir del domicilio, el emérito no ha querido hacer ninguna declaración sobre la demanda de conciliación que interpuso con Miguel Ángel Revilla.
Y no solo tiene ese frente abierto, también está la demanda que ha interpuesto a la que fuera su 'amiga entrañable' Corinna Larsen, para defender su derecho al honor y limpiar su imagen el año en el que se celebra el 50º aniversario de su coronación.
Con una sonrisa y sin bajar la ventanilla del vehículo de su amigo, el Rey Juan Carlos I no ha querido desvelar cómo se encuentra ni qué le parecen las últimas declaraciones que ha hecho el que fuera su amigo, Miguel Ángel Revilla, pidiéndole que se presente físicamente en el acto de conciliación.
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