Este lunes ha arrancado en la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares el juicio contra el expresidente de la Federación Española de Fútbol, que se enfrenta a más de dos años de prisión por su beso no consentido a la delantera. "Me estaba besando mi hefe y eso no debe ocurrir" ha asegurado, reafirmándose en que no dio permiso e ningún momento a Rubiales para que la besase tras la final en la que la Selección Femenina de Fútbol se convirtió en campeona del mundo en agosto de 2023
MADRID, 3 Feb. (CHANCE) -
Arranca en la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares el juicio contra Luis Rubiales, que se enfrenta a una petición por parte de Fiscalía de 2 años y 6 meses de cárcel por el beso no consentido y las presuntas coacciones posteriores a la jugadora de la Selección femenina Jennifer Hermoso. La futbolista, además, pide que se prohíba al expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) acercarse a ella a menos de 500 metros durante 4 años.
Un proceso en el que también se sientan en el banquillo de los acusados el exdirector de la Selección española Albert Luque, el exseleccionador femenino Jorge Vilda y el exresponsable de Marketing de la Federación Rubén Rivera, para los que el Ministerio Público pide una condena de 1 año y 6 meses de cárcel por un delito de coacciones a la delantera.
Hermoso ha sido la primera en declarar este mismo lunes. Lo ha hecho durante más de dos horas y, tranquila ha negado rotundamente que diese permiso a Rubiales para besarle en la boca -como él sostiene- y le ha acusado de "faltarle al respeto". "Sentí que estaba fuera de contexto totalmente. Sabía que me estaba besando mi jefe y eso no debe de ocurrir en ningún ámbito laboral o social", ha expresado, confesando que el expresidente de la RFEF "manchó uno de los días más felices" de su vida. "Es muy importante decir que en ningún momento busqué ese acto y ni mucho menos me lo esperé, porque a mi persona creo que se le faltó al respeto", ha insistido.
Firme, la jugadora ha echado la vista atrás para relatar detalladamente qué ocurrió durante la entrega de medallas tras la victoria de España en el Mundial femenino de fúbtol celebrado en Sidney el 20 de agosto de 2023: "Tocaba el pasillo de saludar a las autoridades. Saludé a la Reina, a la hija, y lo siguiente fue encontrarme con Luis Rubiales. Nos abrazamos, le dije 'la que hemos liado' y fue cuando él pegó el brinco y me dijo 'hemos ganado este Mundial gracias a ti'. Lo siguiente fueron sus manos en mis orejas y lo siguiente el beso".
"Ahí me sostengo, el cuerpo lo echo un poco hacia atrás, sus piernas las eleva y las pone en mi cintura. Hay un retroceso hacia atrás y me mantengo fuerte para sostenerme", ha explicado, negando que Rubiales le pidiese permiso para darle "un piquito". "Yo no entendí nada. Ni sentí ni le vi gestualizar con su boca" ha afirmado, dejando claro que aunque le hubiese pedido permiso nunca se lo hubiera dado.
Tras este suceso, se encontró con el entonces presidente de la RFEF, que le comentó que se estaba "hablando mucho por redes sociales y que podíamos pararlo ya". "Le dije: 'Te va a caer porque sabes que esto no esta bien'.'Ya sabes que lo he hecho con efusividad, que es el momento'. Yo le dije: 'Ya sabes lo que has hecho'", ha relatado.
Y fue en el bus de camino al aeropuerto para regresar a España cuando se le acercaron los responsables de prensa de la Federación con un comunicado "supuestamente escrito" con sus palabras y al que ella habría dado "consentimiento a que lo escribieran y lo mandaran". "Ahí ya dije que yo no iba a hablar, que no quería hacer nada, y en un momento de hartazgo dije: 'Haced lo que queráis'".
Como ha reconocido, trató de continuar "en modo campeona del mundo" al margen del beso no consentido, haciendo "lo que su corazón mandaba, que era poder disfrutar". "No me iba a quedar ningún ápice de remordimiento de no haber podido disfrutar de ese momento. Seguía bebiendo, seguía comiendo, quería emborracharme, quería hacer lo que una futbolista o un futbolista hace con una alegría tan grande de haber sido campeona de un Mundial", ha afirmado.
En el aeropuerto de Doha, donde la Selección hizo escala, Rubiales se le acercó pidiendo nuevamente ayuda alegando que se le estaba tachando de "acosador" a raíz del beso, y le pidió grabar un vídeo conjunto: "Me pidió por sus hijas, que estaban llorando, yo le dije que lo sentía pero que no iba a hacerlo. Me comentó que tenía una novia y que a ella no le había molestado. Y también me dijo una cosa, que sí que me dolió un poco: A ti y a mí nos gusta lo mismo. Dando a entender como que no tenía más importancia", ha declarado.
Y en el avión de regreso a Madrid su entonces seleccionador, Jorge Vilda, se acercó a su hermano asegurando que llevaban "muchos años juntos", que le "quería mucho" y que se tenían "mucho aprecio", tratando de conseguir que la jugadora grabase un video con Rubiales. "Me sentí desprotegidísima por parte de la Federación, que tenía que ser mi lugar seguro. Al final era jugadora de fútbol de su país, de su sección", y ni Vilda se dignó a preguntarme cómo estaba" ha lamentado.
Tras esas presuntas coacciones, habrían llegado las que sucedieron en Ibiza, donde Jenni celebraba el Mundial junto a algunas de sus compañeras como Alexia Putellas, Misa Rodríguez, o Salma Paralluelo . Mientras comían, como ha contado, se le acercó Rubén Rivera, en ese momento responsable de Marketing de la Federación, también acusado en el juicio, al que Hermoso ha señalado como persona de la confianza de Rubiales, para presuntamente participar en un "proceso de protocolo de la Federación" y que ella contase lo que había pasado. Algo que ella se negó a hacer.
El siguiente en acercarse fue Albert Luque, entonces director de la Selección española, cuya presencia en la isla le resultó extraña. "Lo que sí entiendo es que si está en el hotel, pues justamente donde estábamos nosotras, era por alguna intención", ha opinado, asegurando que trató de conseguir que suavizara lo ocurrido. Y al negarse de nuevo, él le habría reprochado no haberle ayudado a "quitarle el mayón marrón de su vida", tachándola de "mala persona" y deseándole "lo peor".
Hermoso cree que denunciar el beso tuvo consecuencias. "Más tarde se vio lo que fue, que es no ir a la Selección. Estaba negándome a hacer algo que en ese momento mi jefe estaba queriendo hacer. Él era en ese momento el que mandaba", ha apuntado.
Las semanas posteriores al suceso también tuvieron su repercusión en su vida privada. "Me tengo que ir de Madrid con toda mi familia, porque por un momento sentí miedo de ir por la calle. Recibí amenazas de muerte, era insostenible la situación. Mi vida cambió desde ese momento", ha zanjado.