MADRID, 16 May. (CHANCE) -
A Kendall Jenner se la conoce como la Kardashian elegante o la Kardashian menos Kardashian. No le gusta estar en el foco de noticia -o al menos crear polémica-, y siempre que se la entrevista pide que no se le pregunte por el cambio de sexo de su padre -Bruce Jenner, ahora Caitlyn Jenner-, las excentricidades de sus hermanas o temas políticos. Ella prefiere centrarse únicamente en su carrera en las pasarelas, aunque poco a poco, como demostró en Cannes, es más Kardashian.
Estrella de los desfiles de Chanel y Victoria's Secret, siempre ha intentado desmarcarse de sus hermanas. Ella sí tiene una carrera y no vive de un reality, aunque sí se beneficie de un trampolín como es el programa Keeping up with the Kardashians. Se ha diferenciado de Kim, Khloé, Kourtney y Kylie en sus looks, que hasta ahora han sido más recatados que los de ellas, pero parece que ya ha puesto fin a esa tendencia.
Un año más (y ya van tres), Kendall Jenner acudió al Festival de Cine de Cannes, donde hemos visto a Blake Lively brillar como princesa de cuento, y a Julia Roberts pisar la red carpet descalza como protesta a la dictadura de los tacones en el festival, para robarle todo el protagonismo al resto de actrices.
Kendall, que no es tan dada a las transparencias como su hermana Kim que presume de curvas de infarto cada vez que puede con escotazos y ceñidísimos vestidos, se enfundó un Roberto Cavalli con transparencias y lentejuelas que dejaba muy poco la imaginación. De hecho, si por delante resultaba sensual, mucho más lo era por atrás, que dejaba ver parte de su derrière esculpido a base de sentadillas... ¡y buena genética!
