El arzobispo de Zaragoza asegura encontrarse con fuerzas para seguir trabajando, "pero a disposición del Papa"

El Arzobispo De Zaragoza, Monseñor Vicente Jiménez
EUROPA PRESS
Publicado: lunes, 28 enero 2019 13:33

Cumple 75 años este lunes y ya ha enviado su carta de renuncia al cargo, como prescribe la legislación eclesiástica

ZARAGOZA, 28 Ene. (EUROPA PRESS) -

El Arzobispo de Zaragoza, monseñor Vicente Jiménez, ha asegurado que se encuentra con "fuerzas" para "seguir trabajando" en el día que cumple 75 años, si bien por haber llegado a esta edad, y como prescribe la legislación de la Iglesia católica, ha enviado la carta de renuncia al cargo al Papa Francisco, a través de la Nunciatura Apostólica en España.

En una entrevista concedida a Europa Press, ha precisado: "Tengo buena salud, me responden las fuerzas, gracias a Dios, y estoy bien para seguir trabajando, aunque a disposición de lo que el Papa quiera", como dice el lema de San Francisco de Sales, 'Nada pedir y nada rehusar', ha apuntado.

Según ha subrayado, esta ha sido la trayectoria de su vida. "Nunca he pedido nada, pero tampoco me he negado a nada cuando la Iglesia me ha pedido un servicio". Así, ha comentado que cuando estaba "muy contento" como obispo en su diócesis de origen Osma-Soria, le dijeron que fuera a Santander y cuando pensaba que iba a acabar allí sus días de obispo, le pidieron que fuera el Arzobispo de Zaragoza.

Monseñor Vicente Jiménez ha detallado cómo conoció este último nombramiento, que le cogió por sorpresa. Había acudido a Roma a una reunión de la Comisión para la Vida Consagrada y saludó con este motivo al Papa, presentándose como el obispo de Santander, a lo que Francisco le respondió, "de sopetón" que iba a ser Arzobispo de Zaragoza.

El prelado conoce al Santo Padre en enero de 2006, cuando todavía era el cardenal Jorge Bergoglio y dirigió los ejercicios espirituales a obispos españoles. "Entonces era muy serio" y "nos daba unos apuntes" durante las sesiones. A colación, ha comentado que los obispos realizan sus ejercicio espirituales al estilo de San Ignacio de Loyola y dirigidos por jesuitas, como lo es el Papa. Este año, monseñor Jiménez los acaba de hacer, junto a unos 40 obispos, ha apostillado.

MISIVA MUY PERSONAL

Monseñor Vicente Jiménez ha remitido una carta "muy personal" al Santo Padre, con motivo de su renuncia, fechada el 24 de enero. Ha recordado que también el Papa Francisco le mandó un carta "muy bonita" cuando cumplió 50 años de sacerdocio, el pasado mes de junio.

El Arzobispo ha explicado que coincidió con el cardenal Bergoglio por segunda vez en 2006 en julio, en el Encuentro Internacional de las Familias, en Valencia, cuando era Papa Benedicto XVI. "Vino como obispo de Buenos Aires". Celebró con él una misa en la Iglesia de los Santos Ángeles de Valencia.

Monseñor Jiménez ha comentado a este respecto que un día de dicho encuentro se celebraba la misa por áreas lingüísticas y a su diócesis, entonces la de Osma-Soria, le correspondió esa iglesia, como también a la de Buenos Aires.

Cuando acudió al templo, vio a Bergoglio paseando. "Entonces la gente no le conocía, pero me acerqué a saludarle y se alegró de que le recordara de los ejercicios espirituales". Después, entraron en la sacristía y el cardenal no quería presidir la Eucaristía, sino que le dijo a monseñor Jiménez que lo hiciera él. Finalmente, ambos salieron al altar. "No nos conocía nadie a ninguno de los dos y yo dije: 'Hoy nos preside el obispo cardenal Bergoglio y nos va a dirigir unas palabras".

En ese momento, alguien sacó una foto y cuando lo eligieron Papa algún periódico valenciano la utilizó y tituló: "El discreto paso de Bergoglio por Valencia", refiriéndose a la anécdota que había tenido con el obispo de Osma-Soria. Monseñor Jiménez ha apostillado que guardaba esa foto y cuando Francisco fue Papa se la regaló.

NUEVA ETAPA VITAL

El arzobispo de Zaragoza ha aclarado que su renuncia se hará efectiva cuando el Papa la acepte, algo que puede ocurrir en unas semanas o en varios meses. Cuando eso tenga lugar, empezará una nueva etapa de su vida "con confianza, con mucha paz" y para dedicarse "a una oración más de intercesión por la Iglesia".

Además, ha dicho que le gustaría aprovechar para leer, así como para escribir alguna semblanza de personas de la Iglesia que ha conocido y de las que quiere subrayar su aportación.

También pretende dedicarse a "servicios pastorales sencillos" que quieran confiarle, como la dirección de retiros y ejercicios espirituales, que es un campo que le gusta, así como a dar conferencias sobre cuestiones que él conoce.

Monseñor Jiménez ha comentado que le gusta mucho la historia y la literatura, una afición para la que ahora apenas le queda tiempo ya que sus jornadas comienzan sobre las 6.30 o 7.00 horas y concluyen sobre las 23.30 o 24.00 horas.

Trabaja mañana y tarde, con un breve descanso después de comer "para dividir el día en dos jornadas", un ritmo de trabajo que le inculcaron sus padres y en el seminario, donde se levantaban a las 6.00 horas y se acostaban a las 22.30 horas.

"Soy un hombre trabajador, aprendí desde pequeño en casa de mis padres el espíritu de sacrificio y de responsabilidad" y luego en el seminario. El arzobispo ingresó en el seminario menor a los 12 años. Después estudió en Comillas y Roma, fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1968.

Además ha sido profesor en el Seminario de El Burgo de Osma, ha impartido clases de Religión en el instituto de bachillerato 'Antonio Machado' de Soria, ha desempeñado también diferentes funciones en su diócesis de origen, como delegado diocesano de Enseñanza, del Clero, vicario de Pastoral, vicario episcopal para el Sínodo Diocesano, canónigo de la concatedral de Soria y profesor de la Escuela Diocesana de Teología.

BAJO CERO

El arzobispo de Zaragoza nació en Ágreda (Soria), el 28 de enero de 1944, tras una gran nevada y cuando el termómetro marcaba temperaturas por debajo de los cero grados centígrados. "Mi padre había puesto un brasero para que mi madre estuviera un poco caliente" en la habitación donde dio a luz, porque no había calefacción, ha comentado. "Solo estaba el hogar, con la leña" y por eso está "curtido" ya desde pequeño, ha bromeado.

"Me bautizaron a los tres días, a pesar de la nevada tan fuerte porque mi padre quiso llevarme enseguida a hacerme cristiano". La madrina fue su hermana mayor, con la que llevaba una diferencia de edad de 14 años. Le envolvieron en una manta de cuadros "de esas que tienen los pastores" porque su padre tenía un rebaño de ovejas.

De sus cinco hermanos, dos ya han fallecido, entre ellos su madrina. Además, tiene una hermana hija de la Caridad, que vive en Málaga, otra hermana viuda, que reside en Zaragoza, mientras que su otro hermano, el más pequeño, se encuentra en su pueblo, su "patria chica".

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