La Escuela Superior de Restauración de Huesca trabaja con métodos no tóxicos y más respetuosos con las obras de arte

Actualizado: miércoles, 12 mayo 2010 13:16

HUESCA, 12 May. (EUROPA PRESS) -

Los alumnos de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Aragón, en Huesca, trabajan en la mejora y el conocimiento del patrimonio cultural aragonés. En este centro, los trabajos de recuperación de las obras de arte se realizan con métodos no tóxicos y más respetuosos con los restauradores y con los bienes tratados.

Desde que esta escuela abriera sus puertas sobre un antiguo edificio de las monjas Capuchinas en el año 2000, sus alumnos han recuperado, entre otras, el retablo de San Nicóstrato de la localidad de Alquézar (Huesca), dos retablos de pequeño formato de Anento (Zaragoza) y uno de Monterde (Zaragoza). "Actualmente estamos interviniendo en el retablo del Santo Cristo de Rasal (Huesca) que estaba en una situación caótica por un ataque de termitas", señaló la directora de la Escuela, María Pilar Bea.

Todos los años, la Escuela organiza unas jornadas que, como dijo su directora, son interesantes tanto para avanzar en conocimientos relacionados con la restauración como para divulgar estos conocimientos entre los alumnos que ya han salido de la Escuela.

"La teoría de la restauración avanza cada año y es interesante que la conozcan tanto los alumnos actuales como aquellos profesionales a quienes puede servirles para llevarla a la práctica", puntualizó Bea.

En las últimas jornadas, celebradas el pasado mes de marzo, se hizo hincapié en las nuevas técnicas de limpieza y de cuidado que permiten tratar las obras de arte con menor agresividad al tiempo que se utilizan productos menos dañinos para las personas que trabajan con ellos y para el medio ambiente.

El profesor de química de la Escuela, Javier Gavín, afirmó que la restauración está "muy unida a los conocimientos de química y al uso de procesos químicos". La obra de arte no es algo estático sino que está compuesta de materiales y sustancias sujetos a cambios como consecuencia de su degradación, aseguró.

Por ello, los restauradores actúan en las obras de dos formas. La primera, tratando de ralentizar y paliar su deterioro. La segunda, intentando mantener sus propiedades originales. En ambos casos, la limpieza de las obras se ha desarrollado tradicionalmente con disolventes orgánicos que en muchos casos degradaban la obra a la vez que la limpiaban, cambiaban sus propiedades y afectaban a las personas que trabajaban con ellos así como al medio ambiente.

Los profesores de la Escuela están aplicando la metodología propuesta por el coordinador científico del Centro per lo Studio dei Materiali per il Restauro de Italia, Paolo Cremonesi, que trabaja en nuevos procedimientos y técnicas para limpiar las obras. Cremonesi utiliza disolventes orgánicos o disoluciones acuosas.

Habitualmente se ha trabajado con el método ensayo-error y ahora se ha visto que tiene mejores resultados hacer más pruebas de la interacción entre las sustancias de que se componen las obras con las sustancias limpiadoras con las que van a entrar en contacto.

Tanto María Pilar Bea como Javier Gavín destacaron que lo más importante son sus propios alumnos, que trabajan con vocación y esta ilusión se transmite a las obras que restauran. "Para restaurar una obra de arte necesitamos de profesionales muy cualificados, con buenos criterios de protección y que hagan un estudio profundo histórico, artístico, documental y gráfico de la obra", concluyó la directora.