Natalia Fernández rompe el silencio que rodea el sarcoma en un ensayo autobiográfico

Natalia Fernández Díaz-Cabal
EUROPA PRESS
Actualizado: martes, 10 enero 2017 17:28

BARCELONA, 10 Ene. (EUROPA PRESS) -

La doctora en Lingüística y Filosofía de la Ciencia Natalia Fernández Díaz-Cabal ha roto el silencio que rodea el sarcoma en el ensayo autobiográfico 'Polifemo y la mujer barbuda. Crónica (des)enfadada de un cáncer atípico' (Roca Editorial) en un "homenaje implícito" a los pacientes de este tumor extraño.

En rueda de prensa, la autora ha contado que en septiembre de 2014 fue diagnosticada de un sarcoma, después de dos de sufrir la enfermedad atípica que la ha llevado a pasar cuatro veces por el quirófano y la ha hecho sentir como el "mismo Copito de nieve" por la infrecuencia de su patología.

En un tono distendido y sin tapujos, Fernández se acerca al concepto tabú del sarcoma que infunde pánico a los diagnosticados, que ven en la palabra un concepto con connotaciones "más graves" que la del cáncer --más conocido por su mayor visibilidad--.

El sarcoma es una enfermedad rara que representa un 1% de todos los cánceres diagnosticados, y la fibromatosis agresiva es una de las enfermedades menos frecuentes dentro de la familia de los sarcomas.

Con "tendencia a la desdramatización", la autora explora el lenguaje utilizado en la nomenclatura médica de los cánceres y sarcomas, analiza la evolución de la palabra sarcoma, aborda la relación médico-paciente y muestra su faceta más íntima en capítulos relacionados con la soledad, la solidaridad e incluso la amputación de la mama.

Sobre la cuestión del lenguaje, ha criticado el uso excesivo de palabras bélicas y de eufemismos como de el de "libre de enfermedad" para decir curado y hablar de un tumor que no es bueno para referirse a un cáncer.

En el libro se refiere a su patología como una "codiciada pieza del museo de los horrores oncológico", un sarcoma en el pecho como cáncer de mama excepcional, que la dejó con complejo de chimpancé enjaulado y retraído detrás de unos barrotes.

Fernández no tenía previsto publicar los escritos que empezó por una motivación personal, pero una serie de "felices azares" la llevaron a ello, y se ha mostrado satisfecha por ello y por dirigir el libro a un lector amplio y, especialmente, a pacientes de sarcoma, de los que ha tenido una recepción positiva.

NO ES AUTOAYUDA

Ha insistido en que el libro no es una publicación de autoayuda, y se ha alejado del género de las memorias, así como del positivismo como una actitud impuesta como reflejo de una sociedad que no tolera derrotas ni caídas.

El estatus del enfermo se hace muy presente en el ensayo, en que reivindica derribar el tabú para atacar el eufemismo y desacralizar la enfermedad.

DESACRALIZAR LA ENFERMEDAD

"Si sacralizamos nuestra enfermedad grave en realidad estamos mostrando un respeto desmedido hacia la muerte. Pero si somos capaces de bromear sobre el cuerpo, sobre el tumor, sobre la calvicie, sobre los restos de nuestro pecho perdido, estamos derribando el tabú, atacamos el eufemismo, entroncamos con algo más potente que es el miedo", dice.

Fernández entrelaza partes más vivenciales con partes más eruditas como la de análisis del lenguaje y de explicación de experiencias de otros enfermos de cáncer que exorcizaron sus tumores o los arrinconaron a través de la literatura como fue el caso de Rainer Maria Rilke y de Lyubov Sirota, poeta superviviente de Chernobyl.