El Programa de Intervención Familiar Especializado en Violencia Filio-Parental atendió a 336 personas en 2018 en Bizkaia

Publicado: sábado, 2 noviembre 2019 10:23

Asiste anualmente a un centenar de familias y adolescentes para que aprendan un modelo "más sano y satisfactorio de relación" sin violencia

BILBAO, 2 Nov. (EUROPA PRESS) -

El Programa de Intervención Familiar Especializado en Violencia
Filio-Parental 'Hobetzen', diseñado para atender a familias en las que se producen agresiones tanto físicas como psicológicas por parte de los hijos para ganar poder y control sobre su madre, padre o cualquier otro familiar o figura que cumpla este rol, atendió el pasado año en Bizkaia a un total de 336 personas (pertenecientes a 103 familias), lo que supone un aumento del 5% en relación al año anterior.

Del total de personas asistidas, 80 eran adolescentes varones, 29 adolescentes mujeres, 101 madres, 71 padres, 24 hermanos, 25 hermanas y otras seis personas del entorno de los jóvenes agresores, según han informado fuentes de la Diputación vizcaína a Europa Press.

Este plan, desarrollado por el Servicio de Mujer e Intervención Familiar del Departamento Foral de Empleo, Inclusión social e Igualdad, y puesto en marcha en 2008, experimenta un incremento de usuarios año a año, pasando de los 292 asistidos en 2015 (cuando hubo un aumento del 18,2% respecto al año precedente), a los 311 al año siguiente (+6,5%), llegando a 320 en 2017 (+2,85) y 336 el pasado año.

Del mismo modo, el número de adolescentes --tanto varones como mujeres- atendidos se ha incrementado en los últimos años, pasando de 96 en 2015, a 100 al año siguiente, alcanzado los 101 en 2017, para llegar a los 109 del pasado ejercicio.

Parecida evolución muestra la cifra de familias asistidas, que ha ido creciendo desde los 91 núcleos familiares a los que se prestó ayuda en 2015, a 97 familias al año siguiente, 98 en 2017 y alcanzado las 103 el pasado ejercicio.

INTERVENCIÓN INTEGRAL

El Programa aborda las situaciones de violencia desde una intervención integral con el sistema familiar, para transformar el modelo relacional instaurado en la dinámica familiar y el aprendizaje de un modelo "más sano y satisfactorio de relación, con el objetivo último de que desaparezca la violencia en las relaciones familiares.

En este abordaje se contempla, de forma integral y en todo su enfoque, la perspectiva de género que subyace a la problemática", han indicado los responsables del plan.

Para alcanzar los objetivos del Programa, con cada familia trabaja un equipo compuesto por dos figuras psicoterapéuticas y una figura educativa, realizando un abordaje con una doble dimensión: psicoterapéutica y socioeducativa.

Desde su inclusión en el Programa, las familias pasan por cuatro fases diferentes, tres propias de intervención y una de seguimiento. En la primera fase de observación, cuya duración es de aproximadamente cuatro semanas, el equipo de profesionales elabora el Proyecto Psicoterapéutico Socioeducativo Familiar, en el cual se establecen, entre otros puntos, los objetivos de trabajo a desarrollar.

En una segunda fase de intervención, con una duración estimada de 10 meses, la relación psicoterapéutica y la relación socioeducativa implementadas desde el Programa van dirigidas a la consecución de los objetivos marcados en el proyecto.

BALANCE DE INTERVENCIÓN

En la tercera fase de finalización, con una duración aproximada de un mes, se fomentan las estrategias de la familia para seguir las pautas y mantener los cambios logrados, hacer balance de la intervención y acordar los contactos de seguimiento.

La finalización del proceso puede desembocar en una salida adecuada, una vez finalizado el proceso y logrados los objetivos propuestos, o en salida inadecuada, en la que la familia abandona, o en la que la intervención se da por concluida desde el Programa ante la "falta de implicación y colaboración de la familia en el proceso psicoterapéutico y socioeducativo (faltas de asistencia injustificadas, incumplimiento de compromisos adquiridos, etc.)", han explicado.

La última fase consta de un seguimiento de la situación de la familia, que habitualmente es telefónico aunque también puede ser presencial, por parte de las figuras psicoterapéuticas y socioeducativas asignadas. Su duración es de doce meses, con un último contacto que se intenta realizar de manera presencial y en el que se evalúa la situación de la familia respecto de la problemática.

Durante 2018, un total de 54 familias estuvieron presentes en el programa exclusivamente en la fase de seguimiento. Junto estas 54 familias, estarían además las 52 que a lo largo del 2018 entraron en dicha fase tras haber finalizado la intervención en alguna de sus fases y aceptar que se realice este proceso de seguimiento durante 12 meses, lo que da un total de 106 familias a las que se les ha hecho seguimiento durante el 2018.

FAMILIAS TRADICIONALES

Del total de familias tutorizadas por el programa foral el pasado año, el 50% (52 familias) eran tradicionales, el 21% (22 familias) eran separadas sin colaboración, el 17% (17 familias) eran separadas con colaboración, el 8% (8 familias) eran reconstituidas y el 4% (4 familias) eran monoparentales o monoparentales.

En cuanto a la nacionalidad de las madres atendidas, el 89% eran españolas, un 4% colombianas y el resto una peruana y una marroquí. En cuanto a los padres asistidos, el 94% eran españoles y el resto un marroquí, un peruano un nigeriano y un venezolano.