MADRID, 12 Ene. (EUROPA PRESS) -
Al menos 89 militares del Ejército nigerino fallecieron en el ataque del pasado 9 de enero contra la base militar de Chinagoder, según han confirmado fuentes del Ministerio de Defensa a Radio Francia Internacional, en un incremento que casi triplica al balance anterior de 31 militares fallecidos.
Los cuerpos de los militares fueron hallados en la operación de búsqueda que comenzó tras el ataque y sus restos mortales ya descansan en la Plaza de los Mártires de la capital del país, Niamey.
Según las fuentes de seguridad, semejante coste humano solo podría explicarse por la violencia de los combates y el armamento en posesión de los yihadistas. Varios soldados murieron perseguidos por los terroristas en motocicletas.
A esta cifra hay que sumar los 80 milicianos terroristas muertos en el ataque, perpetrado en la noche del jueves contra esta base del oeste de Níger y cerca de la frontera con Malí.
El ataque se produjo menos de un mes después del llevado a cabo contra la base de Inates, también en la región de Tillaberi, en el que murieron 71 militares nigerinos y que fue reivindicado por Estado Islámico. El de Chinagodrar se ha convertido, sin embargo, en el más sangriento hasta la fecha contra las fuerzas del país.
De acuerdo con la reconstrucción de los hechos realizada por la emisora RFI, los terroristas siguieron el mismo 'modus operandi' en este ataque que en el de Inates. En primer lugar procedieron a intentar cortar las comunicaciones, atacando la red GSM en la localidad cercana de Dareydey.
Sin embargo, al contrario que en el ataque de diciembre, los soldados nigerinos consiguieron resistir y pedir refuerzos por radio ante la acometida de los terroristas, llegados desde dos frentes distintos.
Según RFI, un primer grupo de asaltantes llegó en varios vehículos desde Akabar, en Malí, mientras que un segundo a bordo de varias decenas de motos llegó desde el bosque de Ikrafane, en Níger.
Tras pedir apoyo aéreo, cazas de la operación francesa 'Barkhane' se desplazó inmediatamente desde Niamey, la capital, mientras que también llegaron drones estadounidenses, que llevaron a cabo dos bombardeos contra una columna de vehículos a la fuga hacia Malí y contra un grupo de motos.
Níger ha sido escenario de un repunte de la violencia yihadista, especialmente en la zona del lago Chad --la región de Diffa-- y en la frontera con Burkina Faso y Malí --Tillaberi y Tahoua--, donde están activos varios grupos yihadistas, entre ellos las filiales de Al Qaeda y Estado Islámico.
Naciones Unidas alertó el miércoles de un incremento "sin precedentes" de la violencia terrorista en África Occidental en el Sahel y detalló que al menos 4.000 personas murieron el año pasado en ataques en Burkina Faso, Malí y Níger.
La cifra supone un "aumento devastador" respecto a los 770 muertos de 2016 y los 1.800 registrados en 2018, tal y como destacó el enviado de Naciones Unidas a África Occidental, Mohamed Ibn Chambas, en una comparecencia ante el Consejo de Seguridad de la ONU.