Crónica Irak.- La provincia de Anbar, una de las más prósperas durante la era Husein, la peor parada durante la guerra

Actualizado: lunes, 15 enero 2007 15:21

En ella se calcula que han muerto más de 30.000 personas y sus infraestructuras son las más deterioradas del país

MADRID, 15 Ene. (EUROPA PRESS) -

La provincia iraquí de Anbar, de entre todas las 18 que componen el país, es la que ha registrado un mayor índice de violencia desde que comenzara la ocupación estadounidense en 2003. Según informa la agencia de noticias de la ONU, IRIN, la que fuera una de las regiones más prósperas durante el régimen de Sadam Husein, es ahora la que sufre las peores consecuencias de la guerra.

Después de que las fuerzas estadounidenses expulsaran a los insurgentes suníes que campaban en la región en operaciones militares en 2004 y 2005, los insurgentes han logrado volver, en una escalada de la violencia que ha impedido a las ONG y las agencias de ayuda humanitara llegar a las personas que necesitan urgentemente comida y medicinas.

Ahora, los residentes de Anbar sostienen que desde que el ex dictador fuera derrocado por la coalición liderada por Estados Unidos, han vivido en constante temor. "Durante el régimen de Sadam Husein la nuestra era una de las áreas más prósperas de Irak y se estaba desarrollando rápido. Pero después de la invasión de Estados Unidos, todo ese desarrollo fue destruido en pocos meses", explicó a IRIN un residente de la localidad de Ramadi, Abu Mustafa, de 39 años. "Y si no era suficiente, estamos también atemorizados por la violencia que está empeorando cada día en esta zona", agregó.

Según expertos de la lucha contra la insurgencia, muchos jóvenes rebeldes que son reclutados reciben entrenamiento en seis localidades de Anbar: Al Qaim, Haditha, Anah, Hit, Faluya y Ramadi. El resultado es que estas localidades han registrado duros enfrentamientos que han acabado con la muerte de cientos de civiles y la destrucción de tiendas, colegios, casas y edificios gubernamentales.

"Hoy, la situación está saliéndose de control con la vuelta de insurgentes y el aumento del número de desplazados como resultado de la violencia sectaria", aseguró un responsable de prensa del Consejo de la provincia de Anbar en Ramadi, Muhammad Rabia, unos 115 kilómetros al oeste de la capital, Bagdad.

INFRAESTRUCTURAS DESTROZADAS

Según Rabiaa, que habló para IRIN, los intensos combates de los tres últimos años han provocado un importante deterioro de las infraestructuras. "Muchas ciudades de Anbar no tienen las infraestructuras esenciales, lo que está afectando a la vida diaria de miles de iraquíes", explicó.

La educación es uno de los sectores que más gravemente se han visto afectados. "Más del 37% de nuestras escuelas no están funcionando, o porque los edificios escolares han sido destruidos o porque los profesores y estudiantes no acuden porque tienen demasiado miedo a salir", indicó.

Con una superficie de 140.000 kilómetros cuadrados --que limita con Siria, Jordania y Arabia Saudí-- y una población de 1,2 millones de personas, en su mayoría suníes, Anbar es la mayor provincia de Irak.

Según algunas ONG locales que trabajan en la zona, Anbar es la zona más deteriorada en términos de infraestructuras y su Gobierno local sólo recibe el 20% de la ayuda que necesita del Gobierno central. Al no poder contar con este apoyo del Ejecutivo, que le fue prometido después de los intensos combates de 2004 y 2005 entre la coalición y los insurgentes, la provincia lucha ahora por hacerse con la ayuda de las organizaciones humanitarias internacionales y locales para sus 40.000 desplazados. Casi el 70% de estas personas viven en refugios temporales en zonas cerca de Ramadi y Faluya.

En concreto, Faluya, unos 70 kilómetros al oeste de Bagdad, es la segunda mayor ciudad de Anbar, después de Ramadi, y el lugar más turbulento de la provincia. Cerca del 70% de sus infraestructuras fueron destruidas durante las incursiones militares de 2004 y 2005, y alrededor de 60 de los 80 colegios de la ciudad están destrozados o tienen grave daños, según las ONG locales.

Hasta ahora, Faluya no ha sido reconstruida, y más de 2.000 personas continúan viviendo fuera de sus hogares, en otras casas de la ciudad o en sus afueras, según la ONG Comisión de Coordinación en Irak.

"Desde la invasión de Faluya en 2004, yo y mi familia de 14 personas hemos estado viviendo en una escuela abandonada a unos 20 kilómetros al sur de la ciudad. Nuestra casa ha sido totalmente destruida y desde entonces no hemos recibido compensación por nuestras pérdidas", explicó un vecino de la ciudad, Mahmud Rawi, de 48 años.

"Queremos nuestros derechos. Queremos dinero para reconstruir nuestras casas porque no deberíamos ser nosotros quienes pagásemos por los combates políticos. Nuestros niños no tienen educación y a veces no tienen suficiente comida", agregó.

DEPENDENCIA DE LA AYUDA

Mientras los residentes de Anbar dependen cada vez más de las agencias de ayuda humanitaria, éstas sostienen que su trabajo se ve muy perjudicado por la amenaza de ataques. "La continua violencia en Anbar ha obligado a los residentes a recurrir más a las agencias de ayuda. Pero los grupos armados han impedido a las agencias de ayuda enviar sus voluntarios para trabajar en la provincia, presuntamente por razones de seguridad", explicó el portavoz de la Asociación Ayuda para Irak (IAA, en sus siglas en inglés), Fatah Ahmed, una de las pocas ONG que continúan trabajando en la zona.

Además de por la inseguridad, hay otros aspectos que hacen que las condiciones de vida en la provincia sean muy díficiles: la población tiene menos de seis horas al día de electricidad y un 40% de su sistema de alcantarillado está destruido, mientras los hospitales locales sufren continuamente de escasez de suministros.

Según los médicos de la región, las necesidades más importantes son equipamento de urgencia y medicinas, especialmente las destinadas a diarreas, fiebres y enfermedades respiratorias. Además, falta material quirúrgico y personal médico.

Anbar cuenta con un amplio abanico de organizaciones suníes armadas. Algunas de ellas son leales al partido Baas, del ex presidente Sadam Husein, y pretenden acabar con las fuerzas internacionales. Mientras, otras se han unido a Al Qaeda en Irak, el grupo yijadista más conocido en el país, que está contra los seguidores de Sadam y contra las fuerzas extranjeras, y al que se acusa de muchos de los atentados y decapitaciones en Irak, especialmente en Faluya y Ramadi. Además, según informaron fuentes del Ministerio de Interior a IRIN, algunos miembros del Ejército iraquí y de la Policía han jurado lealtad a algunos grupos insurgentes implicados en la violencia, que está poniéndoles las cosas muy difíciles al Gobierno central para mantener la paz en la zona.

MAS DE 30.000 MUERTOS

Aunque no hay datos exactos sobre el número de personas muertas en la provincia desde 2003, fuentes gubernamentales provinciales y de las ONG locales estiman en más de 30.000 los fallecidos, incluyendo niños y mujeres, civiles y combatientes, durante los últimos tres años.

"El pasado año se compara a 2004 en términos de altos desplazamientos y número de muertos. El número de desplazados se ha triplicado respecto a 2005 y cientos de iraquíes han sido asesinados debido a la violencia sectaria que se ha intensificado en la provincia de Anbar", explica Rabiaa.

Precisamente debido a estas razones de seguridad, las autoridades locales están teniendo dificultades para determinar el número exacto de desplazados en Anbar. No obstante, las cifras más aproximadas hablan de 40.000 personas desde 2004.