Crónica UE(3).- Narbona rechaza el procedimiento de autorización de OGM en la UE y pide modificaciones

Actualizado: jueves, 9 marzo 2006 17:19

La mayoría de los 25 critica que la Comisión no les tiene en cuenta para aprobar nuevas variantes

BRUSELAS, 9 Mar. (EUROPA PRESS) -

España rechazó hoy el procedimiento que emplea la Unión Europea para autorizar la comercialización de organismos genéticamente modificados (OGM) y se sumó a la mayoría de los Estados miembros al criticar la falta de transparencia en la toma de estas decisiones y que la Comisión Europea no tiene en cuenta la oposición de la mayoría de gobiernos para adoptar una decisión positiva.

La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, protagonizó este jueves una de las intervenciones más contundentes de la mayoría de las 25 delegaciones que participaron en el debate público que auspició la Presidencia austriaca sobre la situación actual de los OGM en la UE antes de la conferencia que tendrá lugar en Viena en abril.

Manifestó la "evidente satisfacción" de España ante el procedimiento de autorización de los OGM, al mismo tiempo que aludió a las "carencias importantes" del sistema y reclamó más "transparencia" e "independencia" en el proceso.

Narbona hizo estas declaraciones en base a las dos preguntas que formuló su homólogo austriaco y presidente del Consejo, Josef Pröll, para iniciar la conversación sobre el proceso de autorización de los OGM en la UE.

En la actualidad, la mayoría de los casos aplican un reglamento por el que la Comisión Europea propone la autorización de un OGM en base a las recomendaciones de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) sobre garantías para la salud pública y el medio ambiente.

La AESA forma su opinión en base a los datos que le proporciona la empresa autora del OGM y que quiere introducirlo en la UE, por ejemplo, Monsanto y Sygenta. La primera pregunta de la Presidencia tiene que ver precisamente con este extremo y cuestiona a los Estados miembros sobre si es un método correcto que la AESA sólo tome los informes de las compañías y no los estudios que lleva a cabo cada país europeo.

La segunda pregunta se relaciona con el hecho de que cada vez que se ha aprobado un OGM en la UE, el Consejo no fue capaz de llegar a una mayoría cualificada para rechazarlo, a pesar de que hubo mayoría simple de países en contra. Ante la ausencia de acuerdo entre los ministros, el asunto volvió a la Comisión Europea, que finalmente adoptó una posición positiva.

PROCEDIMIENTO INSUFICIENTE

Ante esta situación, Narbona indicó que "la consulta de AESA a los Estados miembros nos parece absolutamente insuficiente, poco transparente y nada positiva en relación con lo que deben ser los procedimientos descentralizados". "España cree que hay carencias importantes en la capacidad de evaluación y sería muy oportuno un marco legislativo en la UE sobre la cuestión", aseguró.

La ministra pidió una "definición de los umbrales de presencia accidental o técnicamente inevitable de OGM para asegurar la coexistencia con cultivos ecológicos" y mostró su preocupación por "la carencia de planes de seguimiento después de la autorización (de OGM) para su comercialización".

Pidió "estudios independientes" a los de la AESA, "mejorar los riesgos para la salud teniendo en cuenta los últimos avances científicos" y un "acuerdo en la UE sobre la autodenominación de zonas libres de OGM, ahora incompatible con las normas del mercado único", admitió.

En esta situación, Narbona propuso en su intervención algunas "mejoras" que debería introducir la UE, como "al menos un acto público o una comunicación de la Comisión Europea informando de las razones por la que no tiene en cuenta la cuestión planteada por los Estados miembros, justificando las discrepancias".

Otro de los aspectos que Narbona cree necesario mejorar es la imagen de los OGM entre la opinión pública, uno de los elementos que citaron todos los ministros que intervinieron en el debate.

Igual que la ministra española, los responsables de Medio Ambiente de Italia, Eslovenia, Hungría, Lituania, Bélgica, Malta, Grecia, Grecia, Polonia, Luxemburgo, Chipre, Portugal, Letonia, República Checa o Austria intervinieron para reclamar más transparencia en el trabajo de la AESA y que se tenga en cuenta la posición contraria de los Estados miembros, aunque no formen una mayoría cualificada para cerrar un acuerdo en el Consejo.

Los ministros chipriota, Tymmy Efthimou; luxemburgués, Lucien Lux, y austriaco, Josef Pröll, propusieron que la mayoría simple entre Estados miembros en contra de un OGM sea suficiente para paralizar el proceso de autorización y el responsable de Letonia, Arunas Kundrotas, reivindicó "el derecho de los Estados miembros de introducir una prohibición nacional" de estos organismos y consideró que la AESA también debería consultar a organizaciones no gubernamentales.

PAÍSES A FAVOR

Los ministros no han logrado en ninguna ocasión un acuerdo para autorizar o rechazar un OGM porque esta es una decisión que tiene que contar con una mayoría cualificada, que no consiguen, a pesar de que existe una mayoría simple en contra. También se suelen registran abstenciones, de Alemania y Francia, por ejemplo, mientras que hay otros Estados miembros que se sitúan a favor de la entrada de OGM, como Países Bajos, Reino Unido, Irlanda, Suecia, Dinamarca y Finlandia, indicaron fuentes diplomáticas.

Los ministros de estos países también intervinieron en el debate, en el que se mostraron mucho más conformes con el procedimiento actual, aunque admitieron la necesidad de que se revisen sus reglas para hacerlo más transparente.

Países Bajos consideró que el debate de hoy es "demasiado prematuro" y dijo que la normativa de la UE "ofrece suficientes garantías". También se mostró "satisfecho" el ministro británico, Elliot Morley, aunque "aceptamos que puede mejorar el sistema". Aseguró que Reino Unido "apoya" el procedimiento actual y propuso para aumentar la transparencia de cara a las opiniones públicas que "cada Estado miembro hiciera una declaración pública para explicar el sentido de su voto" en el Consejo.

El titular irlandés, Dick Roche, no quiso poner "en tela de juicio" la labor de la AESA y argumentó que si se cambia el sistema para los OGM habrá que modificarlo también para otros ámbitos.

Por su parte, la ministra francesa, Nelly Olin, admitió que su país "no tiene aún una postura ni a favor ni en contra de los OGM, sino que prefiere un enfoque individual" para actuar en base a cada solicitud. Por ello, apostó por una "mejor coordinación" entre la AESA y los Estados miembros y se mostró consciente de las "dificultades" que genera el sistema actual de voto en el Consejo.

REGLAS RECIENTES

El debate se cerró con la intervención del comisario de Medio Ambiente, Stavros Dimas, que se mostró comprensivo con las críticas y dudas aludidas por los ministros, pero les recordó que las reglas en vigor fueron aprobadas hace solamente dos años.

En aquella ocasión, Dimas recordó que de los 15 países que entonces formaban la UE, el acuerdo se produjo con el voto positivo de 13, mientras que los otros dos se opusieron porque "creían que era muy restrictiva, que iba contra los OGM".

Por lo que respecta a la toma de decisión, el comisario apuntó que el sistema se aplica a "una gran cantidad de ámbitos legislativos" y se comprometió a presentar un informe al Consejo y al Parlamento Europeo sobre la evaluación de riesgos, que consideró que tiene que ser "transparente, fiable y aceptado por todos los interesados".