El Ejército de Nigeria sufre cientos de bajas ante la presión de milicianos islamistas en el noreste del país

Soldados de Nigeria
AFOLABI SOTUNDE/REUTERS - Archivo
Actualizado: domingo, 23 septiembre 2018 15:21

ABUYA, 23 Sep. (Reuters/EP) -

Milicianos islamistas han matado a cientos de soldados en ataques ejecutados en los últimos meses en el noreste de Nigeria, según fuentes militares y de seguridad del país africano, lo que ha marcado un giro en las prácticas de una insurgencia cuya derrota ha sido anunciada por el Gobierno en varias ocasiones.

Estas fuentes han señalado que los militares se encuentran fatigados y mal equipados ante la situación, que tiene lugar en medio de las expectativas del presidente, Muhammadu Buhari, de lograr la reelección.

Buhari llegó al poder en 2015 con la promesa de derrotar a Boko Haram, que en 2016 se escindió en dos en torno a las reclamaciones sobre el liderazgo por parte de Abubakar Shekau y Musab al Barnawi.

El grupo juró lealtad a Estado Islámico en 2015, pero finalmente se dividió entre quienes siguen a Shekau, en la región del bosque de Sambisa, y quienes son fieles a Al Barnawi, en la región del lago Chad. Este segundo grupo ha pasado a ser conocido como Estado Islámico en África Occidental (ISWA).

En las últimas tres semanas, ISWA ha matado a 48 soldados en una base militar y, en otro ataque, a otros 32 en Gudumbali, una localidad a la que en junio regresaron miles de refugiados por orden de las autoridades.

"La situación en el noreste se está deteriorando", han indicado fuentes de seguridad bajo condición de anonimato. "Se están quedando sin armas, munición y equipamiento básico. Están exhaustos", ha agregado, en referencia a los militares desplegados en la zona.

Las recientes victorias de ISWA suponen un contraste con la situación a principios de 2015, cuando el Ejército nigeriano, con el apoyo de varios países de la región, expulsó a Boko Haram de la zona del bosque de Sambisa.

La influencia de ISWA se extiende más allá de la región del lago Chad --fronterizo con Chad y Níger-- hasta los estados nigerianos de Borno y Yobe, donde las autoridades son prácticamente inexistentes en muchas zonas tras una década de conflicto.

EL EJÉRCITO NIEGA ESTAS DERROTAS

Por contra, el portavoz del Ejército John Agim ha negado que las Fuerzas Armadas estén siendo derrotadas en sus combates con ISWA. "No es cierto", ha subrayado, antes de negar la muerte de soldados en los enfrentamientos en Gudumbali.

Sin embargo, Agim se ha negado a publicar informes sobre las batallas o comentar sobre el resto de las demandas, si bien ha reconocido que los militares no cuentan con suficiente equipamiento.

En una de las mayores derrotas del Ejército desde la llegada de Buhari al poder, cerca de cien soldados murieron en julio en un ataque de ISWA contra una base militar, muchos de los cuales fueron enterrados en una fosa común.

Asimismo, cerca de 45 soldados murieron en junio en Gajiram y decenas murieron o fueron dados por desaparecidos tras una emboscada tendida en Boboshe en julio, mientras que otros 17 murieron en agosto en Garunda.

Las victorias en el campo de batalla están permitiendo fortalecerse a ISWA, que consigue armas, munición y vehículos cuando las tropas se retiran. Además, han logrado mejorar sus tácticas.

"PRESAS FÁCILES"

Vincent Foucher, que estudia a Boko Haram en el Centro Nacional de Estudios Científicos de Francia, ha subrayado que el Ejército nigeriano "es algo así como una presa fácil, a la espera de un enemigo móvil y versátil que golpee en algún punto débil".

El Ejército no ha desvelado detalles de los últimos enfrentamientos y en pocas ocasiones ha reconocido bajas, según fuentes de seguridad que han pedido información sobre la situación.

El Gobierno y las Fuerzas Armadas siguen emitiendo comunicados sobre avances frente a la insurgencia y afirman que la normalidad está regresando al noreste del país. "El país ha sido estable durante los últimos tres años", dijo en agosto el ministro de Defensa, Mansur Dan Alí.

Por su parte, fuentes diplomáticas y de seguridad han resaltado que los soldados tienen miedo de abandonar sus bases debido a los ataques de los insurgentes, al tiempo que varios centenares han desertado por este motivo.

Un general retirado ha dicho bajo condición de anonimato que la situación supone "una crisis de moral", debido además a las frecuentes acusaciones sobre abusos de los Derechos Humanos por parte de las tropas, también rechazadas por el Ejército.

En agosto, miembros de las fuerzas especiales se amotinaron en un aeropuerto para negarse a ser desplegados, denunciando que habían rotado en zonas peligrosas del noreste durante los últimos años.

"Muchas de nuestras tropas han estado sobre el terreno desde hace más de dos años. No saben cómo están sus familias, esposas e hijos", indicó entonces un capitán. Algunos soldados dijeron que sólo reciben algunos días de permiso al año.

Estados Unidos, Reino Unido y Francia apoyan al Ejército nigeriano, principalmente a través de programas de entrenamiento y entrega de información, si bien han tenido problemas a la hora de garantizar la entrega de armas debido a las preocupaciones por el estado de los Derechos Humanos.

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