Muere en Munich el anciano que guardaba una colección de arte expoliada por los nazis

Actualizado: martes, 6 mayo 2014 19:31

BERLÍN, 6 May. (Reuters/EP) -

El anciano que guardaba en su apartamento de Munich una colección secreta de obras de arte, incluidas algunas saqueadas durante la Segunda Guerra Mundial a los judíos, ha muerto después de una operación de corazón, según ha confirmado su portavoz este martes.

Las autoridades conocieron el patrimonio de Cornelius Gurlitt en el año 2012 cuando en un control rutinario a un tren procedente de Suiza encontraron cuadros y pinturas de de Marc Chagall, Toulouse-Lautrec y Picasso, además de fajos de billete. El hallazgo desencadenó una investigación fiscal.

El portavoz de Gurlitt, Stephan Holzinger, ha dicho que el hombre, de 81 años, había decidido regresar a su casa para recibir atención de su doctor y su enfermera, tras una complicada operación de corazón. Gurlitt pretendía pasar sus últimos días en su piso de Munich, que una vez albergó parte de su querida colección. Las obras habían sido reunidas por su padre, un marchante de arte que fue acusado de vender lo que Adolf Hitler llamaba arte "degenerado" para ayudar económicamente a los nazis durante la guerra.

El patrimonio artístico de Gurlitt está valorado en 1.000 millones de euros. La colección había permanecido oculta a los ojos de las autoridades durante décadas en su piso de Munich y en una casa en Salzburgo, cerca de la frontera austriaca. Cornelius Gurlitt vendió piezas de forma ocasional para financiar su tranquilo estilo de vida y su atención sanitaria.

"Nunca he querido nada tanto como mis cuadros. Pero espero que todo se aclare pronto y finalmente me los devuelvan", confesó a la revista alemana 'Der Spiegel', en una insólita entrevista el pasado noviembre, cuando ya estaba muy débil. Gurlitt recordó que ayudó a su padre a salvar algunos de sus trabajos durante la guerra en Dresde y afirmó que el Estado no tenía derecho a incautar tesoros que el consideraba el amor de su vida.

Gurlitt había estado cooperando con las autoridades para determinar si alguna de las 1.280 obras de arte habían sido robadas o saqueadas a sus propietarios originales, muchos de ellos judíos que huyeron durante el Holocausto. Bajo acuerdo, Gurlitt había accedido dejar a los expertos en arte investigar las obras cuya procedencia fuera dudosa, mientras que las otras les fueran devueltas.

La ministra de Cultura alemana, Monika Gruetters, pidió a Gurlitt que colaborara con los trabajos de investigación y restitución, aunque Gurlitt aseguró que él no iba a devolver nada por su propia voluntad. "Él será justamente reconocido y respetado por dar este paso", afirmó Gruetters en un comunicado.