La terapia artística proporciona curación y apoyo psicosocial a los niños y niñas ucranianos

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El presidente de Rusia, Vladimir Putin - - -/KREMLIN/DPA
Actualizado: lunes, 20 marzo 2023 16:07
El presidente de Rusia, Vladimir Putin - - -/KREMLIN/DPA

MADRID, 25 Feb. (Por Laurentia Jora, responsable de comunicaciones de World Vision Moldavia) -

Después de una guerra, nadie es inmune a las cicatrices de la pérdida o el trauma. Cada célula de tu cuerpo y de tu mente está llena de la angustia de estar separado de tus seres queridos. Aunque te alejes del peligro, tus oídos siguen oyendo el sonido de las sirenas y tus ojos siguen viendo los restos de las casas destruidas.

Sin embargo, nadie experimenta la guerra tan profundamente como los niños, que pueden quedar potencialmente marcados por las atrocidades. Desde el 24 de febrero, Ucrania vive la mayor crisis de desplazamiento humano de la actualidad, que afecta a 7,5 millones de niños y niñas, según el último informe de World Vision sobre protección infantil.

Estudios de psicología han demostrado que el trauma de la guerra afecta negativamente a la salud mental de los niños ucranianos. Desde el trastorno de estrés postraumático hasta la ansiedad y la depresión, los niños y niñas pueden sentir pavor extremo, miedo, impotencia, ira, desesperación o negación.

Además de mostrar reacciones emocionales rápidas e intensas, también pueden experimentar síntomas físicos, como dolores de cabeza y de estómago, así como dificultades para conciliar el sueño o permanecer dormidos.

La psicóloga clínica Tatiana Orekhov ha sido testigo del impacto de la guerra en los niños ucranianos. Es monitora en un centro psicosocial dirigido por Communitas, el socio local de World Vision en Moldavia. "Me di cuenta de que los niños y niñas ucranianos que venían aquí estaban muy perturbados por su experiencia. No se comunicaban con nadie más que con sus padres, pasaban mucho tiempo al teléfono, lloraban en exceso, se negaban a comer y a participar en las actividades que organizábamos. En su cara se veía el miedo".

Según explica la psicóloga, los niños y niñas que han vivido la guerra tienden a centrarse en cómo mantenerse a salvo, ignorando otras necesidades primarias.

"No se comportan como un niño normal que quiere jugar con sus amigos, disfrutar de la vida y comer dulces. Es probable que no tengan los mismos intereses que otros niños y niñas de su edad, especialmente los que antes vivían en búnkeres subterráneos y estaban expuestos a bombardeos, disparos y temibles amenazas". Y añade: "Su principal preocupación será sentirse seguros, cerca de sus padres o cuidadores".

Para curar el impacto de la guerra en estos niños, primero tenemos que hacer que se sientan seguros por sí mismos, incluso cuando sus padres no están cerca. En el centro psicosocial Communitas de Chisinau, los niños pueden recibir apoyo para mejorar su bienestar mental mediante sesiones de arteterapia.

Todos los sábados, Tatiana se reúne con cerca de 30 niños y niñas de entre 3 y 15 años y les presenta un nuevo concepto para su sesión de grupo. Esta vez, la animadora habla de la felicidad en la espaciosa sala con sillas verdes y sofás rojos donde los niños se reúnen riendo en un gran círculo.

Después de que Tatiana cuente una breve historia sobre la felicidad, narrada con voz suave y tono bajo para captar su atención, les invita a crear una representación de la felicidad con un trocito de plastilina. Uno a uno, los niños explican qué significa para ellos la felicidad.

"He pintado mi casa porque siempre que pienso en ella, pienso en la felicidad y la risa. Como fue la casa de mi infancia, tengo allí los recuerdos más maravillosos. También he pintado a mi familia porque es mi felicidad", dice María, de 8 años. "Deseo que se acabe la guerra y que el mundo sea pacífico y amable".

"En mi dibujo represento el cielo y los campos de trigo de Ucrania, que se ven por todas partes en el país. Elegí estos colores en particular porque son los mismos que los de la bandera ucraniana", dice Elisei, de 8 años. "Mi mayor deseo es que la guerra termine pronto, para que mi familia y yo podamos volver a casa y estar a salvo", añade.

Como señala la psicóloga, alrededor del 80% de los niños y niñas que sufrieron traumas en zonas de guerra son propensos a padecer trastorno de estrés postraumático en etapas posteriores de su vida. Para prevenirlo es vital que los niños tengan un entorno protector y afectuoso y que se sientan seguros en sus comunidades. "El propósito de lo que hacemos aquí es crear un entorno de amor y cuidado, un sólido sentimiento de comunidad en el que puedan confiar, previniendo los síntomas. Desde mi experiencia, puedo confirmar que funciona", dice Orekhov.

Hasta la fecha, a través de múltiples iniciativas de programación de salud mental y apoyo psicosocial, World Vision ha llegado a 24.574 personas en Ucrania, Rumanía, Moldavia y Georgia, que se benefician de actividades de salud mental y psicosocial. En Moldavia, World Vision respondió a las necesidades de 56.098 personas en 32 distritos, en colaboración con el Programa Mundial de Alimentos, Communitas, el Banco de Alimentos, Step by Step, HelpAge y AVE Copiii.

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