MADRID, 23 Nov. (EDIZIONES)
Pasaban ocho minutos de las cuatro de la tarde de un viernes 19 de junio de 1987 cuando un coche bomba explotaba en la primera planta del aparcamiento del centro comercial Hipercor de la avenida Meridiana de Barcelona. Ese día, ETA cometía su atentado más mortífero causando la muerte de 21 personas, cuatro de ellas niños, y dejando heridas a otras 45.
Los terroristas emplearon unos 30 kilos de explosivos amonal junto a gasolina y otros componentes como escamas de jabón y cinta adhesiva en bidones de plástico, formando un conjunto de 200 kilos de explosivos que instalaron en el maletero de un vehículo y accionaron con un temporizador, según detalla la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el caso.
Hacia las tres de la tarde y tras colocar los explosivos en el vehículo, uno de los miembros de la banda terrorista realizó tres llamadas a la Guardia Urbana, a Hipercor y al diario 'Avui' avisando en nombre de ETA de que tendría lugar una explosión en los grandes almacenes entre las 15:30 y las 15:40. La policía barcelonesa, la Policía Nacional y los vigilantes del centro comercial comenzaron las labores de búsqueda del artefacto pero no fueron capaces de encontrar los explosivos que se encontraban en el maletero de un coche.
Hoy se cumplen 30 años del atentado de Hipercor en Barcelona, el más sanguinario de ETA. Murieron 21 personas, 4 de ellas eran niños.
Publicada por Europa Press en Lunes, 19 de junio de 2017
Cinco minutos antes de que diesen las 16:00, tras ver que había pasado el tiempo de aviso, la dirección del centro comercial y las fuerzas policiales no vieron necesario evacuar el centro y se dio por hecho que se trataba de una falsa alarma, aunque una patrulla decidió permanecer en las puertas del centro hasta las 16:05. Solo tres minutos después de que abandonaran el lugar se produjo la explosión que abrió un cráter en el suelo y un agujero en el techo, por el que una bola de fuego abrasó a todas las personas que encontraba a su paso y que hizo que varias de ellas cayeran desde la planta baja hasta el garaje, donde el fuego y la humareda era más intensa.
LAS VÍCTIMAS
De las víctimas, 15 murieron en el acto y 6 en los días siguientes por quemaduras de segundo y tercer grado o por asfixia. Otras 45 resultaron heridas y muchos de ellos tuvieron que permanecer meses en el hospital para curar sus lesiones. Entre los heridos, existen casos como los de Andrea, que sufrió varias deformidades y la amputación de un dedo; los de María Virtudes y Carina, con importantes cicatrices hipertróficas permanentes o el de Milagros, empleada de los grandes almacenes que estaba embarazada, y cuya hija, Jessica, nació con una pérdida de capacidad auditiva por la explosión.
Imágenes de la entrada al centro comercial tras la explosión
LAS REACCIONES
Dos días después, el domingo, una marcha recorrió las calles del barrio barcelonés de Sant Andreu, donde se encontraba el centro comercial, en la que participaron unas 70.000 personas y que se convirtió en la mayor protesta contra el terrorismo celebrada hasta entonces en la Ciudad Condal. Pero la manifestación más multitudinaria tuvo lugar el lunes siguiente, y en ella unas 400.000 personas recorrieron el centro de Barcelona en una marcha convocada por instituciones, fuerzas políticas, sindicatos y asociaciones, y numerosas empresas realizaron un paro de cinco minutos en repulsa al atentado.
Cinco meses después del atentado, la mayoría de los grupos parlamentarios presentes en el Congreso de los Diputados (PSOE, Alianza Popular, Centro Democrático Social, CIU, PNV, Partido Demócrata Popular, Partido Liberal, Partido Comunista de España y Euskadiko Ezquerra) acordaron firmar el Acuerdo de Madrid sobre Terrorismo para rechazar la legitimidad de ETA y exigir a la banda que dejara las armas. A este acuerdo no se sumó el partido de izquierda abertzale Herri Batasuna, que entonces contaba con cinco escaños en la Cámara Baja.
El presidente de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas y víctima del atentado de Hipercor, José Vargas, destaca la unidad política y social "sin precedentes" que hubo tras el ataque, una unidad que, dice, con el paso de los años "se ha visto mermada y casi olvidada por la utilización partidista de ciertos sectores políticos". Vargas también lamenta que las víctimas han estado "ninguneadas" por la Justicia y rechaza que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos anulase la 'doctrina Parot', una política penitenciaria que pretendía alargar la estancia en la cárcel de los etarras, y lo considera una "ofensa más" a las víctimas. También critica que exista debate sobre el acercamiento de presos al País Vasco y no sobre el "sufrimiento" de las víctimas que "nunca más" podrán ver a sus seres queridos: "A cualquier familia no le importaría tener el cementerio cerca o lejos, preferiría tenerlo a mucha distancia pero poder decirle a un hijo, un padre o un hermano te quiero".
DENUNCIA AL ESTADO
La falta de diligencia de las fuerzas policiales para evitar el atentado, probada por la propia Audiencia Nacional, hizo que una de las víctimas, Álvaro Cabrerizo, y posteriormente trece víctimas de forma conjunta, presentaran en 1994 ante el Tribunal Supremo una demanda contra el Estado por la no evacuación del centro comercial tras el aviso de bomba. El Supremo acabó condenando a la Administración como responsable civil subsidiario por el "mal funcionamiento" de las fuerzas de seguridad y tuvo que indemnizar a las víctimas.
La sentencia explicaba que "no se hizo absolutamente nada para intentar el desalojo e impedir que el público y vehículos siguieran entrando y saliendo" y responsabiliza a los cuerpos policiales y al centro comercial de su inacción: "En ningún momento se efectuó más investigación que la que la dirección de Hipercor encomendó a sus Guardias de Seguridad, sin perros ni material de detección y con ello se conformó la policía (...) No es que digamos que la policía no hizo correctamente lo que tenía que hacer, es que, sencillamente, no hizo nada". El texto concluía que aunque la Administración no tenía la culpa del atentado ni tal vez podía evitarlo, sí podría haber mitigado las consecuencias del ataque.
Monumento erigido junto al centro comercial Hipercor en la avenida Meridiana en homenaje a las víctimas del atentado