PAMPLONA, 30 Sep. (EUROPA PRESS) -
El director general de Cultura del Gobierno de Navarra, Ignacio Apezteguía, ha entregado los galardones del II Certamen Fotográfico 'Paisajes con memoria', organizado por el Archivo de la Administración.
La obra Hidroeléctrica de Alloz, de Koldo Fernández, ha logrado el primer premio, mientras que 6,241509 x 1018e o Una ensoñación de André Marie Ampre, de Javier Barrena, ha quedado en segundo lugar.
Además, hay un cuarto premio que se otorgará por el público a una de las 15 obras seleccionadas para integrar una exposición que puede visitarse hasta el 11 de octubre en la Biblioteca General de Navarra. Con este fin, se colocará una pequeña urna donde las personas visitantes podrán depositar el voto.
El certamen fotográfico 'Paisajes con memoria' se enmarca en la nueva línea de acción del Archivo de la Administración, iniciada en 2018, para completar su fondo de documentación institucional con las aportaciones de la ciudadanía.
El concurso, organizado por la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana, a través del Archivo de la Administración de la Comunidad foral, se ha centrado esta edición en el paisaje energético de Navarra, a fin de sensibilizar a la ciudadanía sobre el valor patrimonial de las instalaciones productoras o transmisoras de energía eléctrica.
En total, se presentaron 55 fotografías al certamen. El jurado estuvo compuesto por dos profesionales de la fotografía y dos miembros del Servicio de Archivos y Patrimonio Documental del Gobierno de Navarra. Éste acordó descalificar la fotografía propuesta inicialmente para el tercer premio por incumplimiento de las bases del concurso que especifica que las obras presentadas han de ser inéditas y originales; y decidió, al mismo tiempo, dejar desierto el galardón, ha explicado el Ejecutivo foral en una nota.
Con este certamen, la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana aspira a destacar el papel que estas instalaciones juegan en la definición del imaginario colectivo de un territorio: oficios tradicionales, fiestas, configuración social, lenguaje, vegetación y paisaje, además de los edificios, instalaciones o maquinarias que soportaron esa actividad.
Al mismo tiempo, se pretende abrir la perspectiva de la fábrica como la memoria de un territorio, construida a través de luchas, ilusiones, sacrificio, penalidades y vivencias que han modelado la fisonomía de ese paisaje, y no sólo desde el punto de vista arquitectónico.
