Los españoles que den 10 euros este domingo permitirán comer a una familia en Filipinas durante más de una semana

Actualizado: sábado, 20 octubre 2012 14:06

MADRID, 20 Oct. (EUROPA PRESS) -

Los españoles que den diez euros mañana con motivo del Día del Domund estarán donando lo equivalente al sueldo de una semana de una mujer que trabaja como criada o a la comida de toda una familia durante diez días en Filipinas, según ha indicado la misionera de Bilbao Maria José Moron Egido, religiosa de la Fraternidad Verbum Dei, que actualmente se encuentra de misión en Singapur pero que anteriormente estuvo 17 años en Manila (Filipinas).

"En Singapur con un euro no se hace prácticamente nada, pero en Filipinas con un euro podría comer una familia de cinco personas, ya que la base es el arroz, y es lo que más comen, con un poco de pescado seco. El problema es que los salarios son muy bajos y una señora que trabaja en una casa como criada, cobra unos 40 euros al mes, trabajando cada día", ha señalado en una entrevista concedida a Europa Press.

Moron, que empezó a trabajar como misionera el 2 de enero de 1975 cuando acababa de cumplir 20 años, cuenta que su vida transcurría bastante feliz en el País Vasco, dentro de una familia "muy unida", con buenos amigos, y trabajando en una oficina cuando un día la invitaron a ella y a sus amigas a una convivencia de oración y reflexión dirigida por unas misioneras.

En ese momento, según recuerda, descubrió que el Evangelio no era una utopía, sino algo real y "que se podía vivir en este siglo". Finalmente, en un retiro de una semana, experimentó "el amor personal de Dios en Jesús" que la "invadió de una gran alegría, paz interior y libertad". "Desde ahí, entendí que Jesús me llamaba a seguirle y a darle a conocer a tanta gente que no tenía sentido en su vida, ni era feliz", subraya.

No obstante, admite que no le fue fácil decirle a Dios que "sí" porque pesaba mucho su familia, sus planes, su futuro, pero que "su amor y su llamada, en la necesidad de tanta gente, era más fuerte" y, por fin, dijo: "Sí, te seguiré y llevaré tu amor donde tú quieras, con mi palabra y mi vida".

Según explica la misionera, Filipinas, país al que fue destinada en 1980 y donde estudió Teología y aprendió la lengua Tagalog, es un país "joven, lleno de vida, con muchos niños", pero también "lleno de muerte, con muchísimas catástrofes naturales como tifones, volcanes en erupción, terremotos --que ella misma ha experimentado-- aunque sobre todo, con mucha diferencia entre ricos y pobres y mucha corrupción".

Sobre el sentimiento religioso, ha señalado que se trata de un país aparentemente cristiano con gente "de fe viva", pero al mismo tiempo con "mucha superstición y falta de congruencia entre creencias y vida, lo que produce mucho desnivel entre la gente y mucha pobreza".

"La pobreza me impactó mucho y preguntaba constantemente a Dios cómo llevar su Evangelio en un ambiente así de tanto dolor, ya que la pobreza cuando es miseria, tiene muchas consecuencias a todos los niveles", remarca, al tiempo que recuerda que allí trabajó en una zona rural donde, a la vez que ofrecían formación religiosa, enseñaban valores para que después los propios filipinos se comprometieran con los más pobres en clínicas gratuitas o en proyectos sociales de ayuda.

En 1997, Moron se trasladó a Singapur para fundar su comunidad en este país donde la realidad es "muy diferente". Según ha precisado, Singapur tiene una iglesia joven, y las religiones fundamentales son el Budismo, Taoísmo, Hinduísmo, Islam y Cristianismo siendo el porcentaje de católicos de un cinco por ciento. No obstante, a pesar del bajo porcentaje, destaca que cada año se bautizan muchos adultos, valoran su fe y se sienten "orgullosos de ser cristianos".

Por ello, Moron trabaja con los jóvenes que buscan "sentido y dirección" a su vida enseñándoles los valores del Evangelio en medio de una sociedad "muy materialista y de mucha competitividad, que les enseña todo lo contrario".