Una experta afirma que "hoy se sufren los efectos de la legislación que impuso el acceso a la vivienda en propiedad"

Actualizado: miércoles, 30 enero 2008 16:08

María Ángeles Jiménez Riesco presentó en la Universidad de Navarra su tesis sobre la vivienda como problema social en España

PAMPLONA, 30 Ene. (EUROPA PRESS) -

"En España, la prioridad siempre ha sido la vivienda en propiedad. Si la legislación anterior a la Guerra Civil persiguió este objetivo, el franquismo lo acentuó y lo impuso como forma única de acceso a la vivienda. Las consecuencias de la creación de esta cultura de la propiedad, junto a otros factores, seguimos sufriéndolas en la actualidad". Así lo recoge María Ángeles Jiménez Riesco en su tesis, defendida en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra.

En el estudio, titulado 'La vivienda como problema social en España: del control ideológico a la lucha contra el paro (1883-1936)', esta pamplonesa afirma que "en España la mayor parte de la población vivía en régimen de alquiler en el siglo XIX y principios del XX". Sin embargo, las condiciones económicas creadas tras la Primera Guerra Mundial llevaron a que a partir de 1919 se aprobaran diversas medidas con el objetivo de proteger esta forma de acceso a la vivienda. "Pero a diferencia de otros países, a los que les sirvió para crear una cultura del alquiler, en España siempre se entendieron como medidas transitorias", asevera María Ángeles Jiménez.

Según la investigadora del departamento de Historia, en los años veinte la protección al alquiler se dirigió a dos mercados. Por un lado, a las viviendas ya construidas y arrendadas, a cuyos propietarios se les prohibió subir las rentas, que se fijaron en niveles anteriores a la Primera Guerra Mundial. Por otro, se otorgaron ayudas para quienes construyesen viviendas destinadas al alquiler, y no a la compra, bajo el amparo de la Ley de Casas Baratas de 1921.

LA VIVIENDA EN PAMPLONA

"El inicio de la preocupación institucional por el problema de la vivienda obrera en España se inició en 1883 y, en sus orígenes, fue una vía para el control ideológico de los trabajadores", afirma María Ángeles Jiménez. En su tesis, señala que los obreros deseaban reformar sus viviendas pero sobre todo reivindicaban mejoras laborales.

Sin embargo, "la burguesía y las clases dirigentes mostraron mayor interés por mejorar las condiciones de la vivienda obrera por el temor a las bolsas de miseria y a las agitaciones". En Pamplona es significativa la construcción del Primer y Segundo Ensanche que, a priori, servirían para solucionar el "hacinamiento e insalubridad" de las viviendas.

En 1920, "para conseguir la autorización para derribar las murallas que constreñían la ciudad, el Ayuntamiento argumentó que el Segundo Ensanche proporcionaría empleo y vivienda higiénica y económica a los obreros". Pero, según la autora, la realidad fue otra. "Sólo se planteó un bloque de casas baratas en la manzana 36, donde se alojaron los obreros del industrial propietario del edificio, Andrés Gorricho -explica-. En la Colonia Argaray y en las manzanas 59, 66, 74, 80 y 81 se albergó a los empleados de la Diputación. El resto del ensanche sirvió para alojar a un sector social más acomodado".