El compromiso se prevé difícil por el enfrentamiento entre los contribuyentes netos, liderados por Reino Unido, que reclaman todavía más disminuciones en línea con la austeridad que Bruselas pide a los presupuestos nacionales; y los beneficiarios de las ayudas europeas, como España, que tratarán de limitar el alcance de las rebajas.