Pastos, con "sequía extrema", y cereales sufren la "peor situación" por la falta de lluvias, según la Junta

JAÉN 14 Mar. (EUROPA PRESS) -

Los pastos, con "sequía extrema", y los cereales son los cultivos que en Andalucía están sufriendo la "peor situación" por la falta de precipitaciones, tal y como ha constatado este miércoles la consejera de Agricultura y Pesca de la Junta, Clara Aguilera.

Así lo ha confirmado a preguntas de los periodistas durante un desayuno informativo en Jaén, donde ha apuntado que su departamento va a trasladar todos los datos sobre los efectos de la sequía así como de las heladas a la Mesa Nacional de la Sequía que se prevé convocar para finales de este mes.

En ella, se analizarán las medidas que toma, por una lado, el Gobierno de España con un posible decreto de sequía y por supuesto, a las que se unirían también las del Ejecutivo autonómico "para complementar, según la situación a final de marzo, y cuando se vea a nivel nacional".

Por el momento, según ha añadido, es "pronto" para hablar "en términos de certeza" de los efectos que la ausencia de lluvias tiene para el olivar, puesto que no se aprecia hasta la fase de endurecimiento del hueso de la aceituna. Por ello, ha evitado realizar una valoración de daños ante la próxima campaña toda vez que, además, una primavera mejor en pluviometría podría "solucionar en parte el tema".

Sí han causado perjuicios a este cultivo las heladas. A falta de conocer los datos de todas las comarcas jiennenses, por el momento, se han visto afectadas en torno a 1.200 hectáreas en Sierra Mágina, según ha precisado la titular de Agricultura, quien pintado un panorama mucho más negro en cereales y pastos.

"Es especialmente grave en cereales y pastos. Entre los parámetros, que son medios que ajustamos teniendo en cuenta la media de la última década, el mes de febrero nos ha dado una situación en pastos de sequía extrema. Esto es importante en el aseguramiento porque todos lo que tengan asegurados pastos pueden percibir el mayor importe", ha comentado Aguilera cin dejar de lado los efectos que ello tiene en la alimentación animal y, consecuentemente, en el incremento de costes ganaderos.