La Universidad de Cantabria es la tercera en calidad docente de todo el país

Actualizado: martes, 21 abril 2009 20:23

La UC avanza en la atracción de estudiantes de otras provincias y está en los diez primeros puestos de calidad investigadora

SANTANDER, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -

La Universidad de Cantabria (UC) es la tercera de todo el país en cuanto a calidad docente, según datos del Informe CYD 2008 sobre la contribución de las universidades españolas al desarrollo recogidos por Europa Press.

Según el indicador compuesto que aproxima la calidad docente, las universidades españolas con mejores valores en el curso 2006-2007 fueron las de Lleida, Pompeu Fabra, Cantabria y, por debajo de esta, Zaragoza y Salamanca.

Los datos del informe anterior situaban a Cantabria en sexta posición y a Zaragoza en la octava. Además, la institución académica cántabra es, junto a las de Vigo y la Pablo de Olavide, de las que más posiciones han ganado en la atracción de estudiantes de otra provincia en comparación con los datos del curso anterior.

La UC también se encuentra dentro de los diez primeros puestos en el indicador de la calidad investigadora. En concreto, ocupa la séptima posición, por debajo de la Autónoma de Madrid, la de Santiago de Compostela, Barcelona, Autónoma de Barcelona, Córdoba y Granada.

Por debajo de la universidad cántabra y todavía entre las diez primeras, se encuentran Pompeu Fabra, Valencia y Oviedo. La UC es, junto a la Politécnica de Cataluña, la Rovira y Virgil y la de Sevilla, de las que más han mejorado en estos indicadores, con subidas de entre siete y doce puestos.

INFORME CYD

La Fundación CYD (Conocimiento y Desarrollo), que preside Ana Patricia Botín, ha elaborado por quinto año consecutivo el Informe CYD, que tiene por objetivo mostrar y promover la contribución de las universidades al progreso económico y social de España.

El Informe muestra que la universidad ha rebasado definitivamente sus dos misiones clásicas, de enseñanza superior e investigación, para asumir plenamente su nuevo rol como motor de la innovación, en una relación mucho más profunda con el mundo empresarial.

En este sentido, y como en ediciones anteriores, se observa que la universidad española comienza a avanzar en un proceso de diferenciación y, asimismo, presenta una actividad positiva en lo que se refiere a investigación y transferencia de tecnología, no obstante, presenta carencias en aspectos como docencia y gobierno.

Al respecto, el estudio reflexiona en profundidad sobre la gobernanza universitaria, con el objetivo de promover su desarrollo hacia un modelo de mayor profesionalización e independencia.

Así, se analizan las características principales de los procesos de reforma que se vienen produciendo en Europa durante los últimos años y se constata la tendencia a incorporar algunos de los elementos que configuran el modelo universitario anglosajón, con un mayor protagonismo de los órganos individuales frente a los colectivos y, en estos últimos, por una pujanza de los representantes externos a la universidad.

Se señala que la adopción de este nuevo modelo de gobierno facilitaría la toma de decisiones y, al mismo tiempo, se favorecería la rendición de cuentas, ya que resulta imposible diluir la responsabilidad entre los diversos miembros de un colectivo.

Por otro lado, la incorporación de miembros ajenos a la universidad, conlleva también que se evite caer más fácilmente en la endogamia y favorece que se potencien las relaciones del mundo universitario con el resto de agentes económicos y sociales.

En este sentido, la Fundación CYD propone una serie de líneas maestras y de ámbitos de reformas, tomando en ejemplo las ya emprendidas en Europa, con el objetivo de que la universidad española pueda hacer frente de un modo determinante a los retos que plantean la economía y la sociedad globalizadas que, además, actualmente afrontan un escenario de crisis.

RECOMENDACIONES

Entre las recomendaciones para la profesionalización de la gobernanza universitaria, se aboga por la disminución del nivel de regulación del sistema universitario, el aumento de la autonomía dentro de un marco legal de referencia e incremento de la evaluación y la rendición de cuentas.

También se insta a la creciente presencia de miembros externos en las juntas o consejos de gobierno, con mayores atribuciones, incluyendo designar o destituir al rector, así como determinarla misión y visión estratégica de la universidad.

El rector asumiría el perfil de un CEO, y puede no ser miembro de la universidad, ni tan siquiera académico, con más autonomía en el desempeño de sus funciones tanto para él como para los decanos y directores de departamento y centros de investigación.

La gestión del día a día, especialmente en las unidades de investigación e innovación, pasa a un staff profesionalizado con conocimientos y aptitudes específicas en las tareas de gestión de organizaciones.