El acusado de provocar un incendio en un piso de Valladolid alega que fue accidental al encender un cigarrillo

Actualizado: jueves, 23 junio 2011 15:55

Asegura que había sacado al salón la bombona de butano de la cocina para llevarla esa mañana al bar de su novia

VALLADOLID, 23 Jun. (EUROPA PRESS) -

El vallisoletano Carlos M.R, acusado de provocar un incendio en noviembre de 2008 en el piso propiedad de su entonces novia en el barrio de La Pilarica, ha sostenido hoy, durante la primera sesión del juicio iniciado en la Audiencia Provincial, que el siniestro se produjo de forma accidental al encender un cigarrillo, versión que contrasta con las primeras hipótesis barajadas entonces y que apuntaban a un posible intento de suicidio.

El procesado ha negado que padeciera problemas psicológicos y también ha rechazado las insinuaciones de la fiscal respecto de si lo ocurrido hace más de dos años guardara relación con el hecho de que cuatro días antes su entonces novia y propietaria de un bar para la que trabajaba, Azucena R.C, le había despedido a causa de la mala marcha del negocio o bien que la deflagración fuera una reacción al mensaje de SMS que le había mandado la hostelera comunicándole que iba a pasar la noche fuera.

Frente a la tesis del siniestro provocado, Carlos M.R, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha insistido en que fue accidental y se produjo poco antes de las 07.00 horas del 5 de noviembre de 2008 tras despertarse en la vivienda, un 6º B ubicado en el número 18 de la calle Doce de Octubre, que compartía con su pareja y otras dos personas más, estas últimas en régimen de alquiler, justo al pasar al salón y encender un cigarrillo, como hacía habitualmente todas las mañanas.

"ESCUCHÉ UN ZUMBIDO Y ME ACURRUQUÉ"

"Al encenderlo escuché un zumbido, sentí mucho calor y me acurruqué", ha recordado el acusado, quien, a preguntas de por qué apareció la bombona de butano de la cocina en medio del salón y su regulador tirado en el suelo, ha explicado que la noche anterior había trasladado el recipiente de gas a dicha dependencia con el propósito de llevarlo por la mañana al bar de su pareja, cumpliendo las órdenes que ésta le había dado.

Carlos M.R, quien con carácter provisional se expone a una pena de doce años de cárcel y al pago de indemnizaciones por importe de 26.572 euros, ha añadido que la referida bombona era más necesaria en el bar que en la propia vivienda, ya que él y su novia apenas usaban la cocina--los otros dos inquilinos no tenían derecho a utilizarla--y además la misma funcionaba desde hace años con gas natural.

"Acostumbro a dejar en el salón todas las cosas que voy a llevarme de casa al día siguiente, es como un ritual", ha añadido el imputado en un intento por justificar la extraña localización de la bombona. Éste, además de aludir a un supuesto problema olfativo que le impidió esa mañana percatarse de la concentración de gas que había en el salón, ha declarado que tras la deflagración se levantó del suelo, vio unas pequeñas llamas sobre el sofá y a duras penas, herido por las quemaduras de la onda expansiva, logró guarecerse en una habitación contigua, donde fue localizado por los bomberos.

Su ya ex pareja, Azucena R.C, quien reclama más de 21.000 euros por los cuantiosos daños registrados en su vivienda, ha confirmado la versión del anterior y ha explicado que fue la misma que éste le dio cuando, al poco de producirse el siniestro, se personó en el hospital para visitarle.

De poco ha servido el testimonio de José Luis V, uno de los inquilinos que compartía vivienda con los anteriores, ya que esa mañana, tal y como ha asegurado, se encontraba en el baño escuchando música y ni siquiera oyó la explosión, aunque sí ha recordado que nada más levantarse se percató de que olía a gas y trató de ponerlo en conocimiento en conocimiento de sus compañeros de piso, aunque nadie le abrió la puerta.

Además de los policías que acudieron al lugar del siniestro y participaron en la evacuación del edificio, también han testificado en la primera sesión del juicio los propietarios de media docena de vehículos que sufrieron distintos desperfectos a consecuencia de la onda expansiva y la consiguiente caída de cristales y de parte del cerramiento de la galería del piso siniestrado.

La vista continuará mañana con la práctica de la prueba pericial. Inicialmente, el Ministerio Fiscal y las tres acusaciones particulares, que representan los intereses de las aseguradoras, solicitan doce años de cárcel para el procesado y las oportunas indemnizaciones por delito de estragos o, alternativamente, de incendio, mientras que la defensa, que sostiene que el suceso fue accidental, pide la libre absolución y alternativamente una pena mínima por delito de daños.