El 'ambulanciero' acusado de la muerte de un paciente defiende que su adelantamiento era de emergencia

El conductor de ambulancia, durante el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal 3 de Valladolid.
El conductor de ambulancia, durante el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal 3 de Valladolid. - EUROPA PRESS.

Actualizado: jueves, 10 octubre 2019 14:57

Agentes de Atestados no concretan si el acusado o el conductor del otro coche con el que impactó tenía el derecho de preferencia

VALLADOLID, 10 Oct. (EUROPA PRESS) -

El conductor de ambulancias Tarsicio M.F, quien iba al volante del transporte sanitario que en julio de 2016 sufrió un accidente dentro del municipio de Medina de Rioseco (Valladolid), al chocar con un turismo cuando trasladaba a un anciano de 91 años y su hijo, el primero fallecido y el segundo con lesiones leves, ha justificado el adelantamiento realizado aquella mañana en la "emergencia" del servicio.

El 'ambulanciero', durante el juicio que ha quedado visto para sentencia en el Juzgado de lo Penal 3 de Valladolid, ha mantenido que aquella mañana acudió a la residencia de mayores de Mayorga, acompañado de su esposa, ésta en calidad de técnico, en respuesta a una llamada del Servicio de Emergencias 112 para trasladar a un varón de 91 años al Hospital Río Hortega de la capital que presentaba una insuficiencia cardiorespiratoria severa.

Habían recorrido poco más de 30 kilómetros cuando al tomar la recta de entrada en Rioseco en dirección hacia Valladolid, una vez superada la cooperativa Coproga y poco antes de llegar a la gasolinera, cuando el acusado adelantó a dos vehículos y se disponía a hacer lo propio con un tercero, momento en el que se produjo el impacto en el carril izquierdo al tratar de meterse el conductor de dicho turismo en la estación de servicio con el fin de repostar.

El acusado, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha recordado que tan sólo llevaba puestos los rotativos luminosos, no así la sirena o señal acústica porque, como así ha insistido, no lo creyó necesario porque no había mucho tráfico ni atasco en la carretera.

"Llevo más de cuarenta años de servicio y no creí oportuno llevar la señal acústica", ha apuntado Tarsicio, quien ha reconocido que iría a unos 70 kilómetros por hora en una vía limitada a 50 y que el adelantamiento se produjo en una recta con línea discontinua--hoy en día es continua--, al tiempo que ha justificado la licitud de la maniobra en el hecho de que se trataba de un servicio de "emergencia" debido al delicado estado del nonagenario, al que la esposa del acusado, en la parte de atrás en calidad de técnico, se disponía a ponerle una mascarilla de oxígeno.

"¡No sé si frenó o no, no vi si había puesto el intermitente ni me dio tiempo a evitar el impacto!", ha alegado el transportista sanitario, quien achaca el vuelco de la ambulancia no a dicha colisión, que fue casi por raspado, sino al posterior choque con un pilar de hormigón ante la gasolinera.

"¡TRAQUILO CHAVAL, ESTO ES ASÍ!"

Sin embargo, el hijo del fallecido--la indemnización del anciano ya ha sido sufragada--que figura como acusador particular, ya que reclama algo más de 94.000 euros por una hipoacusia o pérdida de oído que vincula con el siniestro, ha asegurado que desde el inicio del trayecto el acusado pilotó la ambulancia de forma imprudente.

De hecho, Félix R.S, recuerda que incluso le recriminó tal circunstancia. "'Tranquilo, chaval, esto es así, no te pongas nervioso!", es la respuesta que el testigo ha puesto en boca del 'ambulanciero', al que ha reprochado que conducía muy rápido y sin parar de dar bandazos de izquierda a derecha para sortear a otros coches, cuando el estado de su padre no exigía tal urgencia ya que el único motivo de acudir al Río Hortega era para "hacerse unas pruebas por sufrir una faringitis".

Sobre el momento del accidente, el hijo del nonagenario fallecido tan sólo recuerda que el coche de delante tenía puesta la intermitencia para meterse en la gasolinera y que el impacto fue inevitable.

Un empleado de la gasolinera con más de treinta años de servicio en la misma, testigo directo del suceso, sostiene que la ambulancia llevaba adelantando por el carril izquierdo cien metros antes de la colisión con el vehículo que invadió su trayectoria para entrar a repostar.

"CÚMULO DE INFRACCIONES" DEL ACUSADO

También han testificado dos guardias civiles de Atestados que elaboraron el informe sobre el siniestro y que ha ratificado en el acto del juicio oral que la causa fue un "cúmulo de infracciones" por parte del conductor de la ambulancia por circular a más velocidad de la permitida en un tramo limitado a 50 y no usar las señales acústicas, algo que es necesario en caso de riesgo para los usuarios de la vía.

"Aunque lleve un servicio de emergencia, sabe que no puede hacer lo que quiera y que él es responsable si ocurre algo, debería de haber llevado las señales acústicas y luminosas de forma simultánea", han coincidido ambos agentes, que también creen que el acusado no llevaba puesto el cinturón de seguridad, algo que él ha negado.

En su informe, en el que constatan que el primer impacto es con la zona trasera del turismo y luego con la parte delantera izquierda, los dos guardias civiles sí han mostrado dudas sobre quién de los dos implicados en el choque tenía derecho de preferencia, si el 'ambulanciero' por ir ya adelantando por el carril izquierdo o el conductor del vehículo por haber señalizado su entrada en la gasolinera con el intermitente. "No queda muy claro en el reglamento", han advertido.

El acusado se enfrenta a una posible condena de entre dos años y un año y medio de prisión y la retirada del carné de conducir por espacio de cuatro y dos años, tal y como solicitan respectivamente el fiscal y la acusación particular, como autor de un delito de homicidio por imprudencia grave y tres delitos de lesiones, mientras que la defensa solicita un fallo absolutorio y, subsidiariamente, una condena por imprudencia menos grave.

En el capítulo de la responsabilidad civil, la acusación particular pide al acusado que indemnice al hijo del fallecido con casi 94.000 euros por la hipoacusia que éste padece y que, apoyado en el informe de un otorrino, asegura que tiene su origen en el accidente, algo que rechaza la defensa basada en sendos informes, uno del forense y otro de un especialista en la materia.