Eduardo Mendoza viaja al "desencanto" de la Barcelona posterior a la Transición en 'Mauricio o las elecciones primarias'

Actualizado: lunes, 3 abril 2006 16:58

BARCELONA, 3 Abr. (EUROPA PRESS) -

El escritor Eduardo Mendoza viaja al "desencanto" de la Barcelona de los años 80 en 'Mauricio o las elecciones primarias' (Seix Barral), una novela que recrea la realidad política "pesimista" que vivió a su regreso de Nueva York en 1983.

En su retorno a la novela no paródica diez años después, Mendoza ha apostado por una prosa contenida para situarse en la Barcelona posterior a la transición, entre las segundas elecciones autonómicas que ganó Jordi Pujol y la designación de la ciudad como sede olímpica.

En un ambiente de desencanto político, en su opinión "mayor en Barcelona que en Madrid", un dentista con ideales influenciado por un antiguo compañero de escuela decide apoyar al PSC en las elecciones de 1984. Mendoza aprovecha la campaña política para retratar ambientes burgueses y barrios obreros que ya aparecían en algunas de sus novelas anteriores.

En una entrevista con Europa Press, Mendoza admitió que este libro "me ha costado mucho porque tenía la sensación de que ya lo había dicho todo" y explicó que ha elegido un dentista como protagonista porque "había que buscarle un oficio" y quería alejarse "del habitual escritor de novelas o detective".

El dentista, en su opinión, "mantiene contacto con el escritor" porque es un trabajo "muy solitario", tal y como demuestra Mauricio en la novela al asegurar que prácticamente "no habla con ninguno de sus pacientes".

El autor de 'La verdad sobre el caso Savolta' confesó que Mauricio es el personaje "con el que más me identifico" de sus novelas, a pesar de que "no es una novela autobiográfica". Tanto Mendoza como Mauricio regresaron a Barcelona en 1983 "con la democracia recién empezada y "un desencanto político que no sólo era propio de Barcelona sino de otras ciudades como París o Berlín".

Mendoza, que admitió que para escribir sobre la década de los 80 le faltaba "perspectiva histórica", pone en boca de personajes como Mauricio o la abogada Clotilde "lo que en aquel momento decía la gente de la calle".

Aunque define a los socialistas como "fracasados y zascandiles" y a CiU como un grupo de empresarios que "administran el país como si fuera un negocio", el autor no cree que nadie pueda sentirse molesto porque "cuando se habla en abstracto todo el mundo piensa que los ataques no son hacia su persona".

Una de las ventajas de ambientar la novela en los años 80 es que "ya sabes cómo acabó todo", en referencia a "los Roldanes y los Guerras que tanto daño hicieron al país y crearon una atmósfera de desconfianza".

A pesar de que en alguna ocasión cree que a los políticos "habría que fusilarlos a todos", en otros momentos considera que "la alternativa sería una junta militar", por lo que "de todos los males éste es el mejor".

Respecto a la Barcelona actual, el escritor comentó que "cuando viajas y comparas lo ves todo un desastre" y se preguntó "quién tiene una propuesta mejor". "Hay una política de centro con gestos hacia la izquierda o hacia la derecha que hemos acabado de aceptando", añadió.

Mendoza aseguró que Barcelona se ha convertido en una ciudad "importante" a nivel mundial sin cosechar "grandes méritos" y limitándose a "sacar partido a lo que tenemos, el buen tiempo y la buena cocina".

El autor barcelonés expresó su deseo de que las críticas "se mojaran mucho más", ya que los periódicos "son virulentos en la línea editorial" pero no en las secciones de cultura. "Hay pocas diferencias entre unos diarios y otros", recalcó.

No obstante, recordó que en España todos los periódicos cuentan con un suplemento cultural semanal, a pesar de tratarse de un país que "pasa por inculto", mientras en Italia prácticamente ningún diario ofrece a sus lectores un suplemento literario.

"HA MUERTO EL LECTOR DE NOVELAS".

Retomando la frase que pronunció en los años 90 --"no ha muerto la novela sino el lector de novelas"--, Mendoza aseguró que este género "no tiene la fuerza que tenía antes" porque "ha habido un desplazamiento del discurso". "Antes la novela era una tribuna y ahora es una cosa de entretenimiento y de literatura", añadió.

A pesar de esta crisis del género, el autor defendió la novela histórica, que del mismo modo que el periodismo constituye "una fuente de conocimiento de realidad", dejando al margen "cosas ridículas como 'El Código da Vinci'".

Tras confesar que no le gusta el género memorialista --"es un acta notarial"--, Mendoza se mostró en la línea de Proust y se mostró partidario de "recrear un mundo y unos personajes a partir de mis memorias".

Aunque todavía desconoce "en qué novela hipotecaré los próximos tres cuatro años de mi vida", no descartó dedicar su próxima obra al Gobierno tripartito.

Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943), afincado en Nueva York desde 1973 hasta 1982, publicó su primera novela 'La verdad sobre el caso Savolta' en 1975, tres meses antes de la muerte de Franco. La obra se convirtió durante la Transición en todo un símbolo de renovación y postfranquismo.

'El misterio de la cripta embrujada' (1979) y 'El laberinto de las aceitunas' (1982) revelan a un autor más allá de la intriga y la novela policíaca y las influencias de la picaresca y la parodia serán los rasgos más destacables.

Su novela más aplaudida llegó en 1986 bajo el título de 'La ciudad de los prodigios', donde Mendoza retrata el ambiente político y social de la Barcelona de las Exposiciones Universales.