La médico imputada por la muerte de una niña en Tremp tardó casi tres horas en comprobar que no tenía diabetes

Actualizado: lunes, 4 abril 2011 20:24

BARCELONA, 4 Abr. (EUROPA PRESS) -

Una de las dos médicos acusadas de la muerte de una niña de 18 meses en el Hospital Comarcal del Pallars, en Tremp (Lleida), tardó casi tres horas en comprobar que la menor no tenía diabetes, tal y como diagnosticó en un principio, ya que en un primer momento solo realizó una prueba de glucosa y no fue hasta que vio que empeoraba que decidió hacer más pruebas, según han explicado a Europa Press fuentes judiciales.

Las dos doctoras han declarado este miércoles como querelladas, después de que la juez de Tremp admitiera a trámite la denuncia de los padres de la niña, que consideran que la muerte de la menor se debió a que las médicos confundieron una obstrucción intestinal con una diabetes por no haber realizado todas las pruebas necesarias.

Según fuentes judiciales, una de las doctoras ha asegurado que solo tuvo una intervención puntual, ya que atendió a la menor en un primer momento y la derivó a la pediatra de guardia.

Según la querella, a la que tuvo acceso Europa Press, la noche del 26 de agosto de 2010, la pareja, que estaba de vacaciones en Lleida, llevó a su hija al hospital porque tenía fuertes dolores en el abdomen y había vomitado el biberón.

La pediatra de guardia ha explicado ante el juez que la niña estaba deshidratada y le realizó una prueba de glucosa y, como estaba alterada, diagnosticó un principio de diabetes, por lo que ordenó que se la vigilara y llamó al Servicio de Emergencias Médicas (SEM) para pedir una ambulancia, que debía venir de Barcelona, por lo que iba a tardar unas horas.

Ante el malestar creciente de la pequeña, no fue hasta entre dos y tres horas más tarde que la médico no ordenó un análisis de orina, que fue la prueba definitiva que descartó que se tratara de diabetes.

Las mismas fuentes han destacado que, ante el estado de la niña, a la que le dolía mucho la barriga, la doctora quiso hacer una radiografía, pero el aparato de rayos X portátil ya no funcionaba y la niña estaba grave y no podía ser conducida al fijo.

La doctora ha explicado que incluso llegó a llamar de madrugada a una compañera pediatra que no estaba de guardia y también al anestesista, según ella, para que le ayudara a encontrar una nueva vía para hidratarla.

Aunque la médico volvió a llamar al SEM para pedir un transporte urgente, la menor falleció en el hospital.

La familia, representada por el letrado José Antonio Fontanilla, ha pedido nueva documentación al hospital para aclarar algunos aspectos de lo que sucedió aquella noche y para determinar si había alguna ambulancia en el hospital que podría haberla conducido a otro centro donde pudiera ser tratada.

"DIAGNÓSTICO AVENTURADO"

En la querella, la familia considera que el diagnóstico de diabetes fue "evidentemente aventurado y temerario, sin unas mínimas pruebas complementarias que verificasen cuál era el motivo del elevado nivel de azúcar en la sangre".

Aseguran que en ningún momento se le realizó a la menor una prueba radiológica o una ecografía que, según la querella, podrían haber detectado que la niña tenía una obstrucción intestinal que podría haberse tratado.

Creen que las médicos no tuvieron en cuenta la respiración acelerada de la niña, las altas pulsaciones, ni una nueva prueba de glucosa, que demostró que el nivel de azúcar era muy inferior al de unas horas antes y se limitaron a esperar el traslado, una conducta que, según la querella, "a todas luces infringía las más elementales normas de cuidado".