Berna, una joya medieval en el meandro más bello de Suiza

Vista de Berna desde el Jardín de Rosas
JAVIER CARRIÓN
Actualizado: martes, 22 junio 2010 18:45

MADRID, 22 Jun. (Por Javier Carrión) -

Berna es la capital federal de Suiza. El casco viejo de su área metropolitana, que cuenta con cerca de 350.000 habitantes, la mayoría de habla alemana, está inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO gracias a su arquitectura medieval conservada a través de los siglos.

Pequeña, tranquila y bella, por su fantástico emplazamiento en un meandro del río Aare que la atraviesa, guarda otra sorpresa en las afueras: el Centro Paul Klee, obra del arquitecto Renzo Piano, un gran edificio vanguardista en la Europa Central. Este museo ofrece hasta el 26 de septiembre una exposición especial por su quinto aniversario que compara la obra de dos genios del arte del siglo XX: Pablo Picasso y el propio Paul Klee.

Para conocer Berna -Bern en alemán, Berne en francés y Berna en italiano y romanche- lo mejor es partir de la Plaza de los Osos (Bärenplatz") a través de una vía adoquinada que cambia de nombre a medida que se van sucediendo casas gremiales, torres de la muralla, soportales y sótanos repletos ahora de tiendas, restaurantes y algún centro de internet.

En ese camino de Markagasse, Kramgasse y Gerechtigkeitgasse sorprenden varias fuentes del siglo XVI (quedan ochenta bellos ejemplos renacentistas en la ciudad), donde el frescor del agua y el colorido de las imágenes siempre están presentes, y sobre todo la Zeitglockenturm con su famoso reloj de 1530 ideado por el maestro Kasper Brunner.

Cinco minutos antes de dar la hora -así nos lo explica nuestra guía desde el interior de la torre donde se puede apreciar el ingenioso mecanismo del reloj- se pone en marcha el enloquecido "show medieval": el gallo con la voz un poco gastada, el desfile de los oseznos, el dios Cronos, un caballero de dorada armadura y el toque de las campanas se suceden cada hora en un improvisado espectáculo que se sigue desde la calle. "Los vecinos están acostumbrados a este ajetreo -comenta -, lo que le asusta es precisamente lo contrario, no oírlo".

Si regresamos en dirección al río, nos encontramos en el número 49 de Kramgasse la casa que habitó Albert Einstein durante tres años de su vida desarrollando su teoría de la relatividad. Es una visita corta pero recomendable para los fans del físico que quieran descubrir documentos originales en papel y filmados en un viaje virtual accesible a través de una guía audio en 9 idiomas.

A la izquierda dejaremos el Ayuntamiento, de fachada triangular y flanqueado por la Fuente del Abanderado, y a la derecha la Catedral, de 101 metros de altura, con su suntuoso pórtico que muestra en piedra el Juicio Final con el paraíso y el infierno detallados minuciosamente en 130 figuras de piedra que no dejan indiferentes por su realismo cromático. Muy cerca, en la Munstergasse, los puestos de quesos, embutidos y vinos rompen de alguna manera la calma de esta tranquila y silenciosa ciudad.

Hay que abandonar esta coqueta joya medieval por el puente Nydegg para descubrir el Parque de los Osos, la atracción principal y más popular de Berna. Desde el 25 de octubre de 2009, una pareja de adultos y dos oseznos hacen las delicias de los turistas junto al río en un entorno ahora más ecológico. Su anterior emplazamiento, la Fosa de los Osos, se puede ver todavía en la parte superior de este lugar.

Fue el hogar de los osos durante muchos años hasta que las protestas de las asociaciones protectoras de animales lograron el cambio que vino acompañado de una gran polémica incluso entre los propios habitantes de la capital helvética. Ahora ya no se les puede dar de comer -las zanahorias son su manjar-, pero gozan de una superficie mayor, aunque inclinada hacia el río (6.000 metros cuadrados).

En realidad, el oso es el símbolo de la ciudad desde el siglo XVI y se puede divisar en todos sus rincones. Desde los estandartes y banderas de Berna a las fuentes y estatuas -en una de ellas aparece con el fundador de la ciudad, Bertoldo V de Zähringen, junto a la Iglesia Nydegg- hasta en los saltos de agua del río Aare o suspendido en un alambre de camino al Jardín de Rosas, el punto panorámico que impresiona más si se quiere disfrutar de una vista de toda la ciudad desde las alturas. Y todo a causa de una vieja y popular leyenda que asegura que el origen del nombre de la ciudad se debe al primer animal que cazó Bertoldo V. Naturalmente fue un oso ("Bär") feroz y belicoso.

Tomando el autobús número 12 se llega en cinco minutos al Centro Paul Klee. Con aparente sencillez, pero guardando un diseño muy expresivo, una línea ondulada dibuja en el paisaje suizo tres colinas de acero y vidrio donde se muestran unas 4.000 obras de este importante pintor de la primera mitad del siglo XX. "Klee meets Picasso" es el nombre de la exposición que presenta el museo este verano, un acercamiento comparativo a estos dos maestros de la pintura con la vitola de "prolíficos".

Se cuenta que el pintor alemán, casi siempre en piezas de menor tamaño, llegó a realizar más de mil obras en un solo año y Picasso fue una constante fuente de inspiración para este artista que curiosamente nunca pudo acceder a la nacionalidad suiza a pesar de que vio la primera luz en las cercanías de Berna y vivió muchos años allí. Los dos maestros, con otro nexo común, el del exilio, se admiraron mutuamente y su trabajo paralelo y personal se puede analizar en esta recomendable muestra estival.

GUÍA PRÁCTICA

- Para llegar: SWISS ofrece vuelos diarios a Zurich desde Barcelona, Madrid, Málaga, Palma de Mallorca y Valencia con enlace a Berna por tren, con salidas aproximadamente cada media hora desde el propio aeropuerto de Zurich. Información: www.swiss.com/spain (ofertas)

- Para dormir: Sorell Hotel Ador. Laupenstrasse 15. Tel: 41 31 388 01 11. www.hotelador.ch

- Para comer: Restaurant Schwellenmätteli. Dalmaziquai 11(Junto al río Aare). Tel: 41 31 350 50 01;

- Zentrum Paul Klee. Monument im Fruchtland 3. Tel: 41 31 359 0101. www.zpk.org

- Más información: http://www.myswitzerland.com