MADRID, 28 Mar. (EUROPA PRESS) -
Guillem Clua, autor de la obra 'La piel en llamas' que se estrena este viernes en la Sala de la Princesa del Centro Dramático Nacional, invita al espectador a reflexionar sobre cómo actúa Occidente ante la guerra y el Tercer Mundo.
Clua ha asegurado este miércoles que ésta "no es una obra fácil". "Exige mucho a los actores, también al público, pues lo que va a ver no sólo apela a sus vísceras sino a su cabeza", explica. El autor la escribió en 2003, una semana después de la invasión de Irak. Sin embargo, señala que no pretendió utilizar "referentes concretos" porque lo que trata esta función el "algo común y universal, siempre hay verdugos que infligen dolor a sus víctimas", alega. "Todos los conflictos se van repitiendo y los civiles son los que pagan las consecuencias", añade.
Someramente, la obra habla de dos parejas que se encuentran en la suite de un hotel tercermundista. No queda claro al principio si comparten el mismo tiempo, pero esto se irá aclarando a lo largo de la función. Una foto tomada en el transcurso de una guerra desencadena grandes preguntas que llevarán a los personajes a ir reconstruyendo su identidad.
El papel de Naciones Unidas también queda en cuestión en este texto. "Soy muy crítico con el papel de este organismo, creo que se ha convertido en algo obsoleto, en una maquinaria dinosáurica que no sirve para nada", declara Clua.
COMO UN THRILLER
José Luis Arellano dirige esta producción interpretada por José Luis Alcobendas, Helena Castañeda, Chani Martín y Marina Seresesky. Para el director de escena lo más sobresaliente de la obra, estructurada como un "thriller", es "su arquitectura salvaje, brutal, de relojería". El montaje, "que enfrenta a los verdugos del mundo con sus víctimas" dura una hora que no da tregua ni descanso y mantiene al público "en alerta emocional", apunta.
Por su parte, José Luis Alcobendas elogia la "honestidad" de este proyecto escénico sostenido por "cuatro personajes en estado febril". La obra le "conmovió" desde su primera lectura. El actor ha destacado cómo el autor aborda "el dominio de Occidente sobre el Tercer Mundo, que es nuestra despensa de ingresos y a quienes les vendemos la democracia para nuestro propio interés a la vez que les causamos guerra, dolor y sufrimiento".
Para Chani Martín, "somos consumidores desde aquí del drama de otros lugares y estamos habituados a pasar página". En su opinión, esta función "obliga a no cambiar de canal". Como actor, "supone un proceso vertiginoso que exige compromiso con el espectador de hoy".
Marina Seresesky ha hablado de esa "intensidad que sale de las entrañas" en el momento de la interpretación mientras que Helena Castañeda la ha calificado de "angustia placentera". El montaje estará en cartel hasta el próximo 6 de mayo.
