MADRID, 16 Jun. (EUROPA PRESS) -
El técnico serbio Miroslav Djukic, famoso por el penalti que falló hace 18 años y le privó de ganar un título de liga con el Deportivo, ha hecho realidad el sueño que devuelve a Pucela al club de los más grandes, la Liga BBVA.
Con un juego de hermosa factura, los blanquivioletas se han metido al público en el bolsillo y han conseguido cuajar una excelente temporada en la que el club ha firmado 82 puntos, quedándose a tres del ascenso directo, que le arrebató el Celta en las dos últimas jornadas.
A pesar del sufrimiento, los pucelanos se han mostrado fuertes en los 'play-offs' al vencer con solvencia al Córdoba en el partido de vuelta por 3-0 y al lograr ganar en Santo Domingo ante el Alcorcón. Algo que ningún club había logrado desde noviembre del pasado año.
Poco queda de la inocencia e inexperiencia de aquel joven Miroslav que debutaba en el fútbol profesional en 1986 en el equipo de su ciudad natal, FK Macva Sabac. Tras tres años, probó suerte con el FK Rad. Una temporada después, daba el salto. Lendoiro había fichado a un joven defensa serbio de 24 años, un fichaje que resultaría clave en una quinta que pasaría a conocerse como 'Súper Depor'.
Tras dos temporadas en el infierno de plata español, el Deportivo de La Coruña volvía a Primera División para sorprender a todos al plantarse en las semifinales de la Copa del Rey. Djukic se presentaba como el pilar defensivo de ese ambicioso equipo que presentó su candidatura oficial a equipo campeón en la temporada siguiente, siendo terceros.
En la 93/94 llegó el maldito penalti. Djukic tuvo la mala suerte de ser elegido para decidir la suerte de un Depor que le pudo levantar una liga al Barcelona de Cruyff, y falló. Aún se recuerda ese penalti como si fuese ayer en A Coruña. La siguiente temporada volvió a dejar al serbio a la puertas del campeonato, pero le dio algo a cambio, una Copa del Rey.
Como jugador, Djukic era un defensa absolutamente completo. Jugaba de líbero, un poco adelantado a la línea defensiva y era el encargado de sacar el balón jugado desde atrás. Djukic tenía además un carácter fuerte, pero rara vez perdía los nervios y tenía un excelente rigor táctico, mostrándose siempre bien colocado. En la temporada 97/98 fichó por el Valencia, donde también dejó huella.
Sus seis temporadas en la ciudad levantina le sirvieron para quitarse la espina de la liga, que conquistó en 2002 con otra gran generación, la del Valencia de Rafa Benítez. El jugador vivió una historia muy distinta con la 'Champions', que vio escaparse en dos finales, incluido el drama de la tanda de penaltis ante el Bayern. Esa noche, Djukic no lanzó ninguno.
Tras trece temporadas de leal servicio al fútbol español, decidió disfrutar de un retiro dorado en las 'islas afortunadas' jugando una temporada (2003/2004) en las filas del Tenerife, en Segunda División. Aquí comenzó una nueva etapa en su nueva vida. Volvió a Valencia donde participaba como comentarista en radios locales mientras obtenía la licencia para entrenar. Tras un breve paso por la dirección técnica del Partizán de Belgrado llegó su primera gran oportunidad: la selección.
PRIMERA EXPERIENCIA 'IMPORTANTE'
Entrenando a los sub-21, fue llamado a la absoluta en 2007 para sustituir a Javier Clemente. El serbio tomó los mandos de un combinado en transición y al no responder a nivel de resultados fue sustituido por Radomir Antic.
Tras un breve paso por el fútbol belga, entrenando al RE Mouscron, Djukic volvió a la élite cuando recibió una llamada para sustituir a Esteban Vigo en el Hércules en abril de 2011. A pesar de un gran debut ganando 1-3 a la Real Sociedad en Anoeta, no consiguió evitar el drama del descenso.
En verano de ese mismo año, Carlos Suárez llamó al técnico para que liderase su proyecto. El Valladolid se proponía ganar elaborando un juego vistoso para el aficionado. Dicho y hecho, Djukic es a día de hoy entrenador de la Liga BBVA.
