Gestas del deporte (VII): El Leganés de Garitano, del barro al cielo en un año, 11 meses y 11 días

Asier Garitano, homenajeado por sus jugadores tras despedirse del C.D. Leganés
Asier Garitano, homenajeado por sus jugadores tras despedirse del C.D. Leganés - CD LEGANÉS - Archivo
Actualizado: martes, 24 marzo 2020 23:12

   MADRID, 23 Mar. (EUROPA PRESS) -

   El Club Deportivo Leganés protagonizó recientemente una de las hazañas más destacadas en la historia del fútbol español con el doble ascenso de categoría: de Segunda B a Primera División en apenas un año, 11 meses y 11 días, bajo la dirección de Asier Garitano, el líder encargado de sacudir el barro de los pepineros y llevarlos al séptimo cielo.

   La historia reciente del Lega, un club humilde ubicado en la periferia de Madrid, cambió por completo un lustro anterior, en 2008. La llegada de la presidenta Victoria Pavón evitó la desaparición del club, regateó un descenso a Tercera (2012) y fue tocando teclas hasta hacer sonar la mejor de las sinfonías. No fue a la primera, ni tan siquiera a la segunda.

   Todo cambió en junio de 2013, con su quinto proyecto diseñado al compás del técnico vasco Asier Garitano, con experiencia en Segunda B, pero sin el caché suficiente para ilusionar a la parroquia pepinera. Él fue el elegido para reflotar la nave con la inversión más austera de los nuevos propietarios. Empezó la pretemporada con cuatro jugadores y sin cuerpo técnico. No hay mejor fotografía de su estreno.

   En las gradas, unos 2.500 socios que no terminaban de adaptarse a las 'rarezas' del técnico de Bergara. Su primera batalla fue cambiar culturalmente la mentalidad de sus fieles. Garitano impuso nuevas formas de trabajo, exigió campos de entrenamiento, un césped en condiciones y dejar de creer en las viejas supersticiones.

   "Si yo sé dónde estoy es más fácil que la gente se sienta identificada conmigo. Esto pasa por saber el precio de las entradas, por ir a taquilla y sacar un abono a mi mujer y otro para mi hijo o por no cerrar las puertas en los entrenamientos a esos jubilados que vienen a vernos todos los días (...) Aquí puedo bajar a tomarme una cerveza al centro de Leganés, así he conectado más con la gente", dijo Garitano.

   En definitiva: romper el techo que la historia había dado al Leganés con la palabra preferida de su diccionario: "normalidad". No fue fácil, pero el primer año ya dejó su impronta con ruedas de prensa que fueron auténticas homilías para los más descreídos. Jamás prometió el ascenso, pero sí expresó repetidamente su deseo de "jugar con los mejores". "Estoy en Segunda B pero sueño con jugar en Primera", apuntaba como si fuese un visionario.

   Nueve meses después el Leganés subía a Segunda División por el camino más largo, jugando un 'play-off' triple por haber terminado segundo de grupo. Lo hizo con un presupuesto discreto (300.000 euros) y con un equipo circunspecto para la categoría de bronce. La gesta se culminó aquel 22 de junio de 2014, el Lega volvía al fútbol profesional una década después.

   Un gol de chilena del 'guaje' Carlos Álvarez en Hospitalet -digno del mejor póster- colgó la primera medalla en la solapa de Garitano y puso la piedra inicial para que aconteciese el resto de 'milagros'. Butarque ya se conformaba, pero todavía habría mucho más. Nada como aquella frase de la presidenta Victoria Pavón. "Estábamos tan felices en Segunda que no nos dio tiempo a soñar con Primera".

   CONTRA TODOS LOS PRONÓSTICOS

   Después de una temporada de aclimatación a Segunda División que terminó con un meritorio décimo puesto, el equipo dio un salto de calidad al año siguiente. La dirección deportiva reforzó la plantilla con un brasileño llamado Gabriel Pires -hoy juega la Champions con el Benfica-, el talentoso Omar Ramos y el argentino Alexander Szymanowski, pieza clave y a quien se le caían los goles del bolsillo.

   Además, una base de jugadores vascos con mucho peso en el equipo: Serantes, Bustinza, Galarreta y Guillermo -todos ellos cedidos por el Athletic- que fueron los mejores escuderos del técnico. La consolidación de un estilo y una mejor afluencia a Butarque hicieron el resto en una temporada mágica donde el presupuesto no fue excusa para pasar por encima a equipos como Oviedo, Zaragoza, Mallorca, Osasuna y Tenerife.

   A los tres meses del curso 2015/16, Garitano reunió a sus jugadores para transmitirles un mensaje: "Estáis para ascender". Esta proclama no se hizo pública hasta febrero, cuando los resultados no podían tapar la evidencia. En la ciudad todo el mundo hablaba del ascenso y Garitano seguía a lo suyo. Sin embargo, todo cambió cuando puso líder al Lega. La 'locura' del entrenador pepinero no era imposible.

   El 4 de junio, el Leganés certificó el ascenso a la mejor Liga del mundo. Un cabezazo de Pablo Insua en Anduva permitió que llegase el momento más importante en la historia del club. Garitano renovaba una temporada más y por fin cumpliría el sueño por el que un día decidió que su indumentaria de trabajo fuese el chándal. Un año, 11 meses y 11 días después de su presentación en Butarque, el Lega se sentía la molicie de las nubes, las mieles del éxito.

   DOS PERMANENCIAS, UNAS SEMIS DE COPA Y ADIÓS

   Meses después, con un Butarque ampliado hasta los 11.000 espectadores, y con un presupuesto cercano a los 40 millones de euros, el Leganés debutaba de la mejor manera en Primera División. Su estreno lo hizo ante el Celta y ganó (0-1) con un gol de Víctor Díaz. La temporada fue avanzando y pese a las dificultades, el equipo logró cerrar la permanencia a una jornada para el final.

   Aquel mercado de invierno supuso otro peldaño en la trayectoria del Lega. Dimitrios Siovas y Nabil El Zhar, entre otros, dieron un plus al equipo blanquiazul, que había cambiado la soledad de Butarque por un estadio abarrotado lleno de cámaras y micrófonos. A la BBC y al New York Times -de repente- les importaba lo que pasaba al otro lado de la M-40. Leganés se puso de moda por el triunfo del débil, una gran estrategia de comunicación y la simpatía que generaban sus jugadores. David había vencido a Goliat.

   Martín Mantovani, emblema y bandera del club, fue el mejor ejemplo. Jugó en todas las categorías y también permaneció en el nuevo milagro, la temporada 2017/18 que acabó con otra salvación y con la clasificación para las semifinales de la Copa del Rey tras eliminar al Real Madrid a doble partido ganando en el Santiago Bernabéu. Ningún equipo lo había conseguido antes en el fútbol español después de perder la ida.

   En mayo de 2018, después de cinco años de éxitos inimaginables, de poner a Leganés en el mapa y de hacer lo más difícil -cambiar la mentalidad de un club humilde- puso rumbo a la Real Sociedad, donde su aventura apenas duró unos meses. El pasado verano fichó por el Alavés, pero nunca olvida dónde cambió la historia del fútbol español: "Soy un hijo de Leganés, siempre será especial para mí".