Historia de los Juegos (IV): De Tokio 1964 a Montreal 1976

Actualizado: lunes, 4 agosto 2008 15:38

Tokio 1964, los juegos de la comunicación.

MADRID, 4 Ago. (EUROPA PRESS) -

En 1940, los japoneses no pudieron organizar los Juegos por culpa de la guerra. Veinticuatro años después se esforzaron por ofrecer al mundo los mejores Juegos de la historia. La organización nipona y su infraestructura, construida expresamente para la ocasión, fueron modélicas.

En Tokio, la técnica se puso plenamente a disposición del deporte y los Juegos abrieron una nueva página en la historia de la comunicación. Hubieran sido perfectos si no llega a ser por la lluvia y el frío.

El joven nadador estadounidense Don Schollander, que era estudiante de bachillerato, estableció el récord de sumar cuatro medallas de oro en unos mismos Juegos Olímpicos (100, 200, 4 x 100 y 4 x 200 metros libres).

El velocista norteamericano Bob Hayes fue el más rápido en la carrera del hectómetro, prueba en la que batió el récord olímpico, dejándolo en diez segundos exactos. El que por muchos es considerado como el mejor velocista de la historia se colgó también la medalla de oro en el relevo 4 x 100 metros.

La expedición española, encabezada por Miguel Torres, desfiló durante la inauguración con el ilusionante objetivo de superar la medalla de bronce que la selección de hockey sobre hierba había obtenido cuatro años antes. El equipo de hockey llegó a los cuartos de final ante Pakistán sin conocer la derrota, pero los pakistaníes, que se alzaron con la medalla de oro, vencieron por 3-0. Después, España perdió contra Australia (3-2) y quedó clasificada en cuarto lugar.

En ciclismo, el español José López Rodríguez rodó escapado junto a un ruso durante gran parte de la prueba de fondo en carretera, pero al final López acabó quinto tras un sprint irregular. En boxeo, Valentín Lorén pasó a la historia de los Juegos Olímpicos al ser descalificado por agredir al árbitro.

MEXICO 1968: EL 'BLACK POWER'.

1968 pasará a la historia no sólo por la celebración de la XVIII edición de los Juegos Olímpicos de la era moderna, sino por los acontecimientos históricos que rodearon ese año, con los asesinatos de Martin Luther King y Robert Kennedy, así como el raro ambiente mundial tras las revueltas de la 'Primavera de Praga', el mayo francés y los incidentes del movimiento estudiantil que estuvieron a punto de cancelar la aventura olímpica.

Al final, México acogió unos Juegos caracterizados por las impresionantes marcas conseguidas (se llegaron a batir 257 plusmarcas olímpicas y 17 de ellas fueron mundiales), destacando el impresionante salto y marca de Bob Beamon (8,90 metros), que dio la vuelta al mundo.

Junto a los récords conseguidos en la ciudad azteca, México vivió los Juegos del 'Black Power' donde los atletas de color reivindicaron la igualdad racial en Estados Unidos, encabezados por los atletas Tommie Smith y John Carlos (oro y bronce en los 200 metros), acompañados por el resto de compatriotas estadounidenses. A los pocos días ambos deportistas fueron expulsados de la Villa Olímpica por parte del COI por lo acontecido en el podio del estadio Azteca.

La nadadora norteamericana Debbie Mayer, con 16 años, fue la gran estrella de los Juegos al dominar la prueba de natación. Debbie Mayer fue la única deportista que ganó tres medallas de oro en México, imponiéndose pese a su juventud, en las pruebas de los 200, 400 y 800 metros estilos.

España tuvo el honor de acoger por primera vez en su historia el paso de la antorcha olímpica por suelo español. De camino a tierras mexicanas, el fuego sagrado pasó de Barcelona a Palos de Moguer, pasando por Madrid. Cristóbal Colón de Carvajal tuvo el honor de realizar el último relevo en tierras españolas. Juan Antonio Samaranch, en ese momento miembro del Comité Olímpico Español, fue uno de los privilegiados de portar entre sus manos la antorcha olímpica.

La expedición española, con una participación no tan amplia como la de Roma, no tuvo una brillante actuación en México, donde no consiguió ninguna medalla en las modalidades oficiales, pero sí en los deportes de exhibición como el tenis o las pruebas de pelota.

La 'Armada española' de tenis consiguió tres medallas. Santana y Orantes, oro y plata, respectivamente tras disputar la final de los individuales, mientras que en la final de dobles, el oro fue para la pareja formada por Manolo Santana y José Luis Arilla.

MUNICH 1972: TRAGEDIA TERRORISTA.

Treinta y seis años después de que Alemania fuese sede olímpica, la decisión del COI otorgaba de nuevo a los anfitriones germanos la organización de los Juegos de la XX Olimpiada, en esta ocasión en Múnich. Sin embargo, el escaparate olímpico iba ser asaltado por facciones fanáticas deseosas de notoriedad, que dejaron un saldo de sangre y terror como espantoso testimonio.

El 5 de septiembre, un comando del Movimiento para la Liberación de Palestina invadió los aposentos del equipo israelí, matando a uno de sus miembros e hiriendo a otro y secuestrando como rehenes al resto. Los terroristas pidieron como reivindicación la liberación de 250 palestinos presos en Israel.

Gobierno, embajadas, policías y mandos deportivos actúan febrilmente para lograr una solución. Al fin, de noche, haciendo creer al comando la aceptación de sus condiciones, son llevados en helicóptero a un aeropuerto, donde les esperan expertos tiradores de precisión. El tiroteo finalizó con un total de quince cuerpos sin vida, nueve rehenes, cinco terroristas y un policía alemán. Un dramático balance para la historia olímpica.

El amargo signo del 72 también tuvo sus fases de gloria competitiva: el nadador americano Mark Spitz, cumpliendo los pronósticos, se colgó del pecho siete medallas de oro, y la gimnasta soviética Olga Korbut acaparó los primeros puestos y el afecto y la admiración del público.

De la actuación española en Múnich, merecen destacarse el cuarto puesto de Mariano Haro en 10.000 metros y la medalla de bronce en boxeo de Enrique Rodríguez de la Cal en la categoría de minimosca. El ciclista Jaime Huélamo fue desposeído de la medalla de bronce acusado de dopaje, y Don Juan Carlos de Borbón, entonces Príncipe de España, participó en vela en la clase 'Dragón'.

MONTREAL 1976: NADIA COMANECI, LA NOVIA DE LOS JUEGOS.

Montreal ofreció al festival olímpico el mayor complejo deportivo conocido, con un cómodo y majestuoso estadio con capacidad para 70.000 espectadores, un gigantesco parking cubierto, el más grande del mundo y unos terrenos de competición protegidos de la nieve y el hielo por un enorme techo, sostenido por una torre de 160 metros de altura.

De nuevo las circunstancias políticas tuvieron incidencia en los Juegos y algunas delegaciones africanas solicitaron la exclusión de Nueva Zelanda por haber jugado un equipo de este país unos encuentros de rugby con conjuntos de Sudáfrica, país excluido del COI por su política racista.

El Comité Internacional no aceptó la exclusión y veinticuatro países africanos se retiraron de los Juegos Olímpicos, quedándose fuera destacados atletas de fama mundial como Akii Bua o el plusmarquista mundial de los 1.500, Filbert Bayi.

No obstante, la figura será Nadia Comaneci, 'la novia de Montreal', una niña rumana de 14 años, de rostro triste y figura esbelta, que consiguió el insólito registro de siete dieces en gimnasia.

España cuajó un excelente papel en vela y piragüismo. Gorostegui y Millet obtuvieron la medalla de plata en el 470 y José María Esteban Celorrio, Ramos Misionés, Herminio Menéndez y José Díaz Flor se clasificaron en segundo lugar en K-4.