JJ.OO.- El tortuoso relevo de la antorcha olímpica por el mundo

Actualizado: lunes, 4 agosto 2008 15:41

BEIJING, 4 Ago. (De la corresponsal de EUROPA PRESS, Débora Altit) -

El ambicioso relevo de la antorcha olímpica de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, cuyos organizadores proyectaban hacer pasar a la Historia olímpica por ser el más largo del mundo, ha terminado pasando a ser conocido como el más polémico que se recuerda desde el comienzo de los Juegos modernos.

El recorrido de la antorcha comenzó, como es tradición, con la ceremonia de encendido en la ciudad de Olimpia, en Grecia, el 24 de marzo, y con un breve relevo en el país antes de entregar la llama a los organizadores chinos.

Beijing denominó el relevo, que debía cubrir 137.000 kilómetros en 130 días, con diferencia el recorrido más largo de la Historia de los Juegos, como el 'Viaje de la armonía', en un ingenioso juego que ligaba los valores olímpicos con la política del actual Gobierno chino y su defensa de la sociedad "armoniosa".

Pero Olimpia dio, sin embargo, las primeras muestras de que la carrera de la antorcha sería cualquier cosa menos calmada, cuando representantes de la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), y manifestantes a favor de un Tíbet libre, protestaron públicamente contra la política del Partido Comunista Chino. Las protestas acabaron con una fuerte respuesta de los policías griegos, varios detenidos y algún golpeado.

De Grecia la llama voló a Beijing, donde fue recibida, con muchos globos y bajo fuertes medidas de seguridad, en la plaza de Tiananmen. El entonces recién estrenado vicepresidente, Xi Jinping, considerado el próximo sucesor del actual presidente, Hu Jintao, afirmó que "el sueño, desde hace un siglo, de la nación china de organizar los Juegos Olímpicos se ha hecho realidad".

Hu, mientras tanto, se reservó el honor de encender la llama olímpica, declaró el inicio oficial del relevo y pasó la antorcha al primer relevista, el oro olímpico en 110 metros vallas y héroe nacional Liu Xiang.

Las primeras paradas de la llama transcurrieron sin sobresaltos. Kazajistán, Turquía y Rusia y su recibimiento de la antorcha no llamaron la atención de la prensa internacional. Los problemas comenzaron el 6 de abril en Londres, anfitrión de los próximos Juegos Olímpicos, en 2012.

Las autoridades británicas, que ya temían lo que finalmente ocurrió, desplegaron 2.000 agentes en las calles de Londres. El cordón policial era tal que la antorcha apenas podía verse. A pesar de todo, un hombre no identificado logró arrebatar la antorcha a uno de los relevistas por unos momentos, los manifestantes, especialmente de organizaciones defensoras de libertad en Tíbet, se hicieron oír, y la etapa londinense acabó con varias decenas de detenidos.

GRAVES PROTESTAS EN PARÍS.

Aún peor fueron las protestas en París, o así lo interpretaron desde China. La policía tuvo que detener el relevo, apagar la llama y esconderla en un autobús en varias ocasiones para defenderla de los manifestantes. La prensa internacional se hizo eco de las protestas de ongs pro tibetanas y pro derechos humanos, mientras que los medios chinos se soliviantaron con la imagen de la relevista china Jin Jing, una discapacitada reconvertida en heroína tras defender, desde su silla de ruedas, el intento de un activista de arrebatarle la antorcha.

Las furibundas reacciones de Beijing fueron inicialmente respondidas con el apoyo incondicional del Comité Olímpico Internacional, que reaccionó condenando los intentos de mancillar un símbolo del espíritu olímpico como la antorcha (organizados, declaró, por "saboteadores profesionales llenos de resentimiento y odio").

El COI defendió su postura al margen de asuntos políticos, que le ha llevado a desmarcarse de los que le pedían que presionara a China para que el país cumpliera con sus promesas pre-olímpicas. Beijing aseguró en 2001 que la situación de los derechos humanos mejoraría en el país en caso de hacerse con los Juegos de 2008, pero diversas organizaciones denuncian que la realidad, de hecho, ha sido la contraria, por la obsesión del Gobierno chino de aplastar la disensión para dar una imagen exterior de unidad.

Sin embargo, la presión internacional terminó salpicando al COI, y la visita de miembros del comité a Beijing acabó con responsables la organización declarando que las manifestaciones no habían sido una sorpresa, y que ellos ya habían advertido a Beijing. Jacques Rogge, presidente del COI, pidió por su parte al Gobierno chino que hiciera algo por acabar con el malestar de la población tibetana ante la política de Beijing, en uno de los momentos más tensos vividos entre el COI y los organizadores chinos.

La ruta de la que, de prosperar el plan del COI, será el último relevo internacional de una antorcha olímpica, cruzó el Atlántico y llegó a San Francisco, la ciudad estadounidense con mayor población china. El puente Golden Gate se despertó la víspera de la etapa con dos gigantes carteles en los que podía leerse 'Un mundo, Un sueño' y 'Tíbet Libre'.

Pero las autoridades de la ciudad, temerosas de más problemas, optaron por cambiar la ruta y jugaron al escondite con la antorcha, que nadie pudo ver.

RETORNO A CHINA MÁS TRANQUILO.

Las siguientes paradas de la llama olímpica, que recorrió otros 13 países, la mayoría de ellos asiáticos, transcurrieron sin graves sobresaltos. Pero el daño a la imagen de China ya estaba hecho. El paseíllo olímpico, en lugar de la deseada armonía entre los pueblos promulgada por el COI y Beijing, terminó convertido en una buena excusa para poner en la mira pública las cuentas pendientes de China.

El Gobierno del gigante asiático respondió con un triple golpe, rechazando por un lado la vinculación de los Juegos Olímpicos con los asuntos internos del país, reforzando la represión en Tíbet, donde sigue sin permitirse la entrada de periodistas extranjeros, y lanzando una campaña de propaganda patriótica entre la población, que tuvo consecuencias como el boicot popular lanzado contra la cadena francesa de supermercados Carrefour.

La antorcha olímpica terminó su odisea internacional y regresó a casa (sin pasar por Taiwán, pese a los deseos de Beijing) el 2 de mayo, cuando pisó suelo hongkonés y fue recibida con júbilo por la población de la ex colonia británica.

China vivió nuevas situaciones de caos en varias ciudades, aunque causadas en esta ocasión por las muestras incondicionales de apoyo de sus ciudadanos. El deseo de los organizadores de no volver a tener más problemas, no obstante, hizo modificar y reducir los recorridos de la llama por Tíbet y la también conflictiva región de Xinjiang, con un fuerte movimiento independentista.

Los organizadores anunciaron finalmente en junio que el relevo paralímpico de la llama, que debía pasar por Londres, Vancouver y Sochi, quedaba cancelado. La razón dada, no obstante, no fue el agitado recorrido del relevo anterior, sino el terremoto ocurrido en China en mayo y la necesidad de "concentrarse en los trabajos de rescate y reconstrucción" tras el desastre.