LKS y Prospektiker destacan que una empresa de cien empleados podría ahorrar más de 300.000 euros con trabajo flexible

SAN SEBASTIÁN, 30 Oct. (EUROPA PRESS) -

LKS y Prospektiker han dado a conocer los resultados de un estudio realizado sobre el impacto de la implantación del trabajo flexible en Gipuzkoa y el modelo y guía para su implantación en las organizaciones, del que se desprende que la implantación de esta modalidad laboral en una empresa de cien trabajadores la compañía podría ahorrar más de 300.000 euros anuales.

El estudio se ha elaborado con el apoyo del Departamento de Innovación, Desarrollo Rural y Turismo de la Diputación Foral de Gipuzkoa y ha estado inspirado en los trabajos realizados en Estados Unidos y Canadá en esta materia.

Según el informe, en el ámbito de Gipuzkoa cerca de 75.000 trabajadores podrían ser susceptibles de realizar dos jornadas a la semana de trabajo flexible, lo que supone un 25,9 por ciento de la población empleada. Cada una de estas personas ahorraría a su empresa anualmente 3.516 euros, lo que supone en compañías de cien trabajadores un total de 352.000 euros.

Por otro lado, la investigación señala que la propia persona que trabaje a distancia obtendrá un beneficio económico de 586 euros por año en gastos de transportes y otros desembolsos.

GIPUZKOA

Para el conjunto de Gipuzkoa, el ahorro económico que la implantación de dos días alcanzaría los 317 millones de euros. Por último, se evitaría la emisión de 1.515 toneladas de CO2 a la atmósfera por la reducción del tráfico y se podría aminorar el número de accidentes de tráfico, según el estudio en cerca de un centenar, es decir, más del el 10 por ciento de los accidentes de tráfico in itinere que se producen en Gipuzkoa.

El estudio de LKS y Prospektiker destaca que el trabajo flexible o remoto puede suponer "un aumento de la productividad e importantes ahorros económicos y no económicos para empresas, personas trabajadoras y sociedad de Gipuzkoa en general".

A pesar de ello, el nivel de implementación del trabajo en el Estado español "supera tímidamente el 13 por ciento", debido fundamentalmente, entre otros motivos, a la cultura de las organizaciones --"basada en el control del presencialismo"-- y a los métodos utilizados para evaluar el desempeño o rendimiento de las personas profesionales.