Actualizado 21/04/2008 12:38

Madres inmigrantes crean redes de apoyo para cuidar a los hijos mientras trabajan, según expertos

Familia
Equipo EPSOCIAL

Tres de cada diez inmigrantes, menores de 25 años, tienen un hijo durante sus dos primeros años de estancia en España


MADRID, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -

Las mujeres inmigrantes que residen en España han comenzado a establecer redes de apoyo, con conocidas de su misma nacionalidad, que cuidan de los hijos mientras ellas se encuentran en el trabajo. Se trata de un nuevo fenómeno social identificado por expertos en inmigración, que afecta a gran parte de las mujeres extranjeras que carecen de recursos suficientes.

En declaraciones a Europa Press, Nora Rodríguez, pedagoga argentina y autora del libro 'Educar desde el locutorio, explicó que cerca del 30 por ciento de las inmigrantes menores de 25 años pueden llegar a tener un hijo durante sus dos primeros años de estancia en España.

Muchas de ellas se ven obligadas a crear redes de apoyo o incluso enviar a los niños a su país de origen. En el primer caso, se encuentran aquellas que se organizan de tal manera que, mientras una trabaja, otra cuida a los críos y posteriormente se intercambian los papeles, coincidiendo con la jornada laboral.

El presidente de la Federación Estatal de Asociaciones de Inmigrantes y Refugiados en España, Esteban Cancelado, advirtió que este sistema puede derivar en la creación de "guarderías clandestinas", teniendo en cuenta que el sistema educación de 0 a 3 años, "ni siquiera colma las expectativas de los españoles".

"Sin ir lejos en Nuevo Baztán (cercanías de Madrid) quieren suprimir una guardería, donde hay como 30 niños, la mayoría españoles. Estamos en una gran pelea, con manifestaciones y protestas, porque el problema es de todos", destacó Cancelado.

UN PROBLEMA COMPLEJO

La pedagoga argentina advierte que la situación va más allá que el problema concreto de las guarderías y cada comunidad lo afronta de manera diferente, de acuerdo a su cultura. Así, las latinoamericanas acuden a las mencionadas redes, mientras que otras, los dejan solos o les enseñan a valerse por sí mismos a muy corta edad. "Recolectando datos para escribir el libro encontré a un niño de cinco o seis años que iba solo a la escuela y después volvía al piso y esperaba a su madre", relató.

Por su parte, las madres africanas piden permiso a sus jefes para llevar los niños al trabajo (algo que casi siempre les niegan) o negocian menos horas. Finalmente -explica la pedagoga- las asiáticas prefieren enviar a los recién nacidos a su país, en los casos más extremos.

NIÑOS EDUCADOS POR TELÉFONO

Otra cara del problema se sitúa en los hijos que se quedaron en el país de origen y que son "educados por teléfono". Y es que, en ocasiones, las mujeres ya llegan a España habiendo dejado tres o cuatro hijos en su país y aún así, vuelven a quedarse embarazadas con otra pareja, lo que agrava la situación de pobreza.

La edad predominante de la población femenina inmigrante oscila entre los 25 y 35 años, según el estudio "Revisión a la inmigración femenina en España" de la Fundación Directa. Se trata, por tanto, de un sector de población joven en edad productiva y reproductiva.

En su libro 'Educar desde el locutorio', Rodríguez explica como la mujer se convierte muchas veces en cabeza de familia y decide emigrar sola, porque consigue trabajo más rápido en la economía sumergida. En otros casos, parte con su pareja, pero deja a sus hijos al cuidado de una abuela. "Entonces se ve obligada a seguir el proceso de crecimiento del niño por un locutorio", dice.

Según su estudio, las ecuatorianas han roto el mito de que el varón debía emigrar para mantener a la familia. Las cubanas, por su parte, logran una rápida integración, porque desempeñan varias ocupaciones a la vez. Las bolivianas, en cambio, emigran más que los hombres y son las más arriesgadas a traer a sus hijos pequeños, aún sabiendo los riesgos que ello implica.

Mientras tanto, las dominicanas se apoyan en redes familiares y de amistad. Según Rodríguez, en España, es el colectivo que más lucha contra la violencia de género. "La camerunesa, en cambio, como ha soportado violencia, siempre busca nuevas formas de buscar la paz y se lo inculca a sus hijos", recalca.

En la lista están también las colombianas, filipinas, rumanas y guatemaltecas, entre otras, que transmiten sus conocimientos de acuerdo a su cultura, pero que tienen como común denominador los miedos y la manera de mantener el vínculo a pesar de la distancia para seguir educándolos después de haber tomado la decisión de partir hacia otro mundo.