Actualizado 17/06/2010 13:17

HRW denuncia que la Policía de Kenia abusa de los inmigrantes somalíes que huyen del país


MADRID, 17 Jun. (EUROPA PRESS) -

La Policía keniana desplegada en la frontera con Somalia y en los campamentos de refugiados cercanos abusa de los solicitantes de asilo y los refugiados que huyen de Somalia, según afirmó este jueves en un nuevo informe la organización pro Derechos Humanos Human Rights, que pide a Kenia que controle la conducta abusiva de su Policía y también solicita al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) que aumente el seguimiento de la situación.

El informe, 'Bienvenidos a Kenia: el abuso policial contra los refugiados somalíes', se basa en las entrevistas realizadas y documenta la extorsión policial generalizada de los solicitantes de asilo que intentan llegar a tres campamentos cercanos a la ciudad keniana de Dadaab, el asentamiento de refugiados más grande del mundo.

Según HRW, la Policía emplea la violencia, los arrestos arbitrarios y las detenciones ilegales en condiciones inhumanas y degradantes y extorsiona a los recién llegados con el fin de sacarles el dinero, ya sean hombres, mujeres o niños. En algunos casos, la Policía también viola a las mujeres, señaló HRW.

"Las personas que huyen del caos en Somalia, la gran mayoría de las cuales son mujeres y niños, son recibidos en Kenia con violaciones, latigazos, palizas, detenciones, extorsiones y deportaciones sumarias", aseguró un investigador de la organización y autor del informe, Gerry Simpson. "Una vez que llegan a los campamentos, algunos refugiados se enfrentan a más violencia policial y a la pasividad de la Policía ante la violencia sexual cometida por otros refugiados y kenianos locales", añadió.

Docenas de solicitantes de asilo, de los cerca de 40.000 somalíes que cruzaron la frontera de Kenia durante los primeros cuatro meses de 2010, afirmaron a HRW que la Policía ignoró sus peticiones para cruzar la frontera y les exigió dinero y los deportó, detuvo, golpeó y acusó falsamente de presencia ilegal cuando no pudieron pagar. Un trabajador keniano de ayuda a los refugiados describió la operación policial entre la frontera y Garissa, capital de la provincia, como "una gran maquinaria para ganar dinero".

Según el informe, una vez en los campamentos los refugiados siguen expuestos a la violencia policial. La Policía no ha prevenido, investigado ni enjuiciado la violencia sexual contra mujeres y niñas refugiadas en los campamentos a manos de otros refugiados y ciudadanos kenianos, creando una cultura de impunidad y aumentando el riesgo de violencia sexual.

LUGAR DE IMPUNIDAD

"Después de casi dos décadas de existencia, los campamentos siguen siendo un lugar en el que la justicia para las víctimas de violaciones es la excepción y la impunidad para los responsables es la regla", aseguró una investigadora de la organización y autora de la sección de violencia sexual del informe, Meghan Rhoad. "Las mujeres y las niñas refugiadas que tienen la valentía de denunciar la violencia sexual ante la Policía merecen algo mejor", añadió.

El informe examina también la política ilegal de prohibir a la gran mayoría de los refugiados registrados en los campamentos viajar a otras partes de Kenia, a menos que tengan un permiso especial para actividades tales como citas médicas o asistencia educativa en Nairobi. En virtud del Derecho Internacional, Kenia tiene que justificar que dicha prohibición es la medida menos restrictiva necesaria para proteger la seguridad nacional, el orden público o la salud pública, algo que no ha hecho. En 2009, las autoridades sólo permitieron a 6.000 de los casi 300.000 refugiados de Dadaab viajar fuera de los "miserables y hacinados campamentos", denunció HRW.

"La Policía dice que está protegiendo a Kenia de los terroristas y aplicando las leyes de inmigración cuando detiene a los refugiados", señaló Simpson. "Pero el hecho de que los policías extorsionen a los somalíes para que paguen por pasar por los controles y salir en libertad demuestra que están más preocupados por llenarse los bolsillos que por proteger sus fronteras", agregó.

Entre las conclusiones, el informe insta a ACNUR a que mejore su seguimiento e incidencia con las autoridades y realice visitas más frecuentes a las comisarías de Policía cercanas a la frontera, en las ciudades de Dadaab y Garissa.

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