Siempre hemos dicho que es necesario 'renovarse o morir'. Se atribuye a Miguel de Unamuno parte de este refrán, que sirve para que recordemos en todo momento que la vida en un constante fluir que nos da dos opciones: tomar la iniciativa y remar o dejarnos arrastrar por la corriente. La elección que hagamos, que no tiene por qué ser única e irreversible, sino que debemos tomar una y otra vez a lo largo de la vida, determinará nuestro destino. Ya sea como personas o empresas.
A nivel personal, vemos cómo la sociedad avanza, y nosotros con ella. Si nos resistimos a los cambios que se suceden, probablemente veremos cómo nos vamos autoexcluyendo del mundo. Cómo nos cerramos cada vez más en nosotros mismos, creyendo que tenemos la razón y la verdad de nuestra parte. Esto no quiere decir que todos los cambios que vienen de fuera sean siempre positivos, pero eso tampoco es excusa para protegernos de ellos de manera absoluta, sin tener en cuenta que la clave de la supervivencia es la adaptación al medio.
Si nos fijamos en el sector empresarial podemos verlo con mayor nitidez. La tecnología ha cambiado en pocos años absolutamente todas las formas de trabajar, relacionarse con clientes y proveedores, publicitarse o gestionar stocks, plantillas y equipamientos. La tecnología se ha hecho con el poder, con el control casi absoluto de cada parcela de la realidad empresarial. Y aunque lo ha hecho de forma progresiva, en los últimos años lo ha estado haciendo de forma exponencial, porque introducía cada cambio apoyándose en cambios que ya había forzado con anterioridad. Así es como hemos pasado, casi sin darnos cuenta, de trabajar con una máquina de escribir a hacerlo con ChatGPT. Pero ese cambio de paradigma no ha estado exento de retos y barreras. Para llegar a trabajar con inteligencia artificial, y que las empresas lo vean con naturalidad, ha habido que educar durante años en las bondades de la tecnología. Primero hubo que mostrar los beneficios de sustituir esa máquina de escribir por un ordenador. Luego, el potencial de Internet. Después el de los móviles, los smartphones y los dispositivos conectados. Y, ahora, mostramos el potencial de la inteligencia artificial y de otras disrupciones que llaman a la puerta, como la realidad virtual y aumentada.
En todo este proceso, algunas empresas se han sentido solas. Otras han tenido la suerte de contar con un partner de confianza que les ha guiado en su digitalización. En Ingram Micro tenemos el honor de haber sido ese partner para miles de empresas, y de seguir siéndolo en momentos como el actual, donde las decisiones sobre digitalización se tienen que tomar mucho más rápido porque el cambio llega como una avalancha que nos arrastra aunque nos quedemos parados en mitad de la pista. Si volvemos al inicio de esta tribuna, la decisión que debemos tomar es si nos dejamos arrastrar sin más o si queremos navegar esas aguas, tomando nuestras propias decisiones sobre la base de la realidad.
Nosotros lo tenemos claro: hay que navegar, y hay que hacerlo con el mejor equipamiento y con la mejor compañía, porque de ello dependerá lo lejos que podamos llegar. Siempre he pensado que querer es poder, algo que demostramos no solo a nuestros clientes, sino también a nuestros empleados. Llevo 15 años trabajando en Ingram Micro, a pesar de que pensaba que apenas estaría unos años aquí. Y una de las razones por las que sigo es que me ha permitido pasar por muy diferentes áreas del negocio, donde siempre he aprendido algo nuevo gracias a que he salido de mi zona de confort: he aceptado el cambio y lo he jugado a mi favor. Eso me ha demostrado, y es lo que ahora intento transmitir, que con esfuerzo y dedicación nada se nos puede resistir.
Como mujer, he tenido que abrirme hueco en un sector que tenía un marcado carácter masculino. Pero no me he frenado ni me he dejado arrastrar por corrientes pesimistas que decían que no era para nosotras: he remado, he salido a flote y ahora puedo demostrar a las futuras generaciones que la tecnología y el Canal también son cosa de mujeres. Esa valentía, por llamarlo de algún modo, me ha permitido conocer y participar en proyectos como Xvantage, un reto inimaginable que permite a Ingram Micro liderar la transformación digital con herramientas propias del mejor cine de Hollywood.
Seamos valientes, asumamos el cambio, aceptemos que hay que renovarse cada día y evitemos estancarnos. Dejemos atrás el ruido: quedarse quietas no es una opción. El futuro está en nuestras manos y se consigue a base de trabajo, constancia y buena disposición. Detrás del miedo hay aventuras que mereces vivir. Detrás del cambio está el éxito.
Sal de tu zona de confort y haz tuyo el cambio.
Estibalitz García de Salazar es Digi Ops & Business Operations Manager en Ingram Micro.