La habilidad para reconocer emociones ayuda a evitar el maltrato físico infantil, según una tesis presentada en la UPV

Actualizado: lunes, 15 septiembre 2008 19:12

BILBAO, 15 Sep. (EUROPA PRESS) -

Una tesis doctoral presentada en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) halla evidencias de la relación existente entre la capacidad de reconocer emociones y el maltrato físico infantil. La investigación de la doctora Nagore Asla sostiene que los padres varones con alto riesgo de maltratar a sus hijos cometen más errores a la hora de identificar las emociones ajenas que las madres en general y los padres de bajo riesgo en particular.

Diversas investigaciones epidemiológicas realizadas tanto en España como en el extranjero afirman que, aproximadamente, entre 5 y 15 niños de cada 1.000 pueden ser víctimas de malos tratos. Los estudios apuntan a que las tipologías más frecuentes de maltrato son, en este orden, la negligencia, el maltrato psicológico y el maltrato físico. Además, generalmente, suelen observarse varias formas de maltrato en un mismo caso de desprotección infantil.

La tesis doctoral que la psicóloga Nagore Asla ha presentado en la UPV/EHU, bajo el título "Maltrato físico infantil y déficit en el reconocimiento de emociones", es una investigación que se centra en el maltrato físico y que parte de la hipótesis de que está ligado a una escasa capacidad para reconocer las emociones ajenas.

Nagore Asla Alzibar es licenciada en Psicología y su trabajo doctoral ha sido dirigido por los doctores Joaquín De Paúl Otxotorena y Alicia Pérez-Albéniz Iturriaga, del Departamento de Psicología Social y Metodología de las Ciencias del Comportamiento, de la Facultad de Psicología.

Pese a que, en los últimos años, la protección que se ofrece a la infancia haya mejorado de forma considerable, Asla asegura que aún existen dificultades a la hora de reconocer y detectar el maltrato y/o abandono infantil, lo cual dificulta una adecuada intervención.

En primer lugar, señala que no siempre resulta fácil establecer los límites a partir de los cuales las conductas de los padres hacia los niños superan lo tolerable y admisible, de modo que no está claramente definido en qué momento deben las instituciones públicas intervenir en la vida familiar.

Además, indica que existe cierto miedo a la intromisión por parte de las personas del entorno que tienen conocimiento de la situación de maltrato y, en general, la sociedad no tiene asumida la idea de que el cuidado de la infancia incumbe a todos.

MALTRATO Y RECONOCIMIENTO DE EMOCIONES

La investigación de la doctora Asla pretende relacionar el maltrato físico infantil con un posible déficit a la hora de reconocer las emociones ajenas. Con el fin de probar su hipótesis empíricamente, ha realizado dos estudios, uno con padres de alto riesgo para el maltrato físico infantil y otro con sus hijos.

El primero de dichos estudios trata de analizar si los padres con una gran probabilidad de maltratar a sus hijos cometen más errores al reconocer las emociones que los padres de bajo riesgo, y su investigación ha confirmado dicha teoría.

Para ello, en primer lugar, los padres debían contestar a un cuestionario y, en función de la puntuación obtenida, se clasificaban en padres de alto o bajo riesgo para el maltrato infantil. A continuación, se les presentaban fotografías de adultos y niños, en las que debían identificar siete emociones.

Sin embargo, su estudio no ha logrado establecer una relación entre esa carencia y la edad del sujeto que expresa las emociones, la intensidad de las mismas o la velocidad a la que visualizan las fotografías. Es decir, tanto los padres de alto riesgo para el maltrato físico infantil como los de bajo riesgo cometen más errores a la hora de reconocer emociones de baja intensidad que al reconocer emociones de alta intensidad.

Además, a todos les resulta más difícil reconocer las emociones en adultos que en niños, y cometen más errores cuanto mayor es la velocidad a la que se presentan las emociones.

El género y el estrés sí han resultado ser factores diferenciales. Así, en general, las mujeres presentan una mayor habilidad para reconocer emociones, y esta diferencia entre sexos es mucho mayor en los padres/madres de alto riesgo para el maltrato físico infantil. Éstos también cometen más errores que los padres/madres de bajo riesgo cuando están sujetos a situaciones estresantes.

ESTUDIOS EN NIÑOS

Por otra parte, la doctora Asla ha estudiado las posibles diferencias a la hora de reconocer emociones entre los hijos de padres de alto riesgo para el maltrato físico infantil y los hijos de padres de bajo riesgo. Su estudio no ha encontrado diferencias significativas en ninguno de los factores analizados: intensidad de las emociones, edad del sujeto que las expresa y género del niño que las reconoce.

De su tesis se desprende que los hijos de padres de alto y bajo riesgo para el maltrato físico infantil cometen el mismo número de errores reconociendo emociones, ambos grupos reconocen más fácilmente las emociones de alta intensidad (en niños) y también las expresadas por adultos. Tampoco hay diferencias entre la habilidad de los niños y de las niñas en ninguno de los dos grupos.

Asla sostiene que los resultados de su tesis son preliminares, pero cree que, de corroborarse, podrían ser útiles a la hora de diseñar programas de prevención del maltrato físico infantil. Así, cree que se podría enseñar a reconocer emociones a los padres que tuvieran un mayor riesgo de maltratar a sus hijos.

A raíz de sus hallazgos relacionados con el género, considera importante que los programas de prevención e intervención en casos de maltrato físico infantil se apliquen de manera especial a los padres de alto riesgo varones.