Uriarte aboga por la palabra como "única herramienta para resolver todos los conflictos que hay en el mundo"

Actualizado: martes, 20 enero 2009 16:10

Denuncia la "injusta e inhumana" reacción del Gobierno de Israel en Gaza que es "una respuesta criminal que clama al cielo"

SAN SEBASTIAN, 20 Ene. (EUROPA PRESS) -

El Obispo de San Sebastián, Juan Maria Uriarte, denunció hoy "la injusta e inhumana" reacción del Gobierno de Israel en Gaza que, a su juicio, es "una respuesta criminal que clama al cielo". No obstante, se felicitó por el "respiro" que da el alto el fuego, aunque consideró que es "incompleto y frágil". Por ello, abogó por la "palabra" como "única herramienta para resolver todos los conflictos que hay en el mundo".

En su homilía con motivo de la festividad de San Sebastián, oficio en el que estuvieron presentes el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, y concejales de PSE-EE, PP, PNV y EA del Consistorio donostiarra, Uriarte aseguró que el hombre "es capaz de lo mejor y de lo peor". "Cuando en estas últimas semanas hemos contemplado la tragedia que vive la tierra en que nació, vivió y murió por nosotros Jesús, se nos helaba la sangre", afirmó.

El prelado lamentó que haya una población civil "indefensa" y elogió que ésta pretenda "sobrevivir como puede en medio de la destrucción y de la violencia que proclaman y practican algunos grupos de su pueblo".

Asimismo, denunció la respuesta "contundente, desproporcionada, inhumana" de sus adversarios, que "les han cercado, invadido, destruido sus hogares, impedido la ayuda humanitaria, sembrado aquella tierra de mas de un millar de cadáveres y de miles de heridos, provocado el desconcierto mas universal, y desoído la voz de organismos internacionales".

"Entre tanto, la tierra de Jesús se va vaciando de cristianos, hostigados desde el exterior por los judíos y oprimidos desde dentro por la población musulmana. Aquella comunidad cristiana corre grave peligro de extinción en la tierra de Jesús", advirtió.

El Obispo consideró que, "con el evangelio en la mano", no se puede menos que "reprobar" los cohetes disparados por Hamas, que han provocado 13 muertos y "sembrado la zozobra en una parte de la población israelí sometida a su alcance".

"También tenemos que decir una y mil veces que la reacción del Gobierno israelí ha sido inspirada por la injusta e inhumana ley del más fuerte y es una respuesta criminal que clama al cielo", denunció.

"AGRESOR IMPLACABLE"

En ese sentido, Uriarte se preguntó cómo un pueblo que "ha sufrido tanto", como el pueblo judío, "como puede transformarse de víctima en agresor implacable". "¿Con que sentido ético pueden acciones poderosas disculpar y arropar a los agresores? ¿Qué fuerza moral tienen los organismos internacionales, nacidos precisamente para salvaguardar la justicia y la paz y el espíritu humanitario?", dijo.

Aunque consideró que el alto el fuego "tan laboriosamente logrado" es "un respiro", consideró que se trata, "sin duda, de un paso inicial incompleto y frágil". En su opinión, "parar es el primer paso, después hay que hablar, hay que sentarse hablar".

"Israel y Palestina tienen derecho cada uno de ellos a ser Estado. A través del diálogo tienen que lograr el acuerdo y los organismos internacionales tienen que impulsar esta vía para deshacer el camino de la violencia", aseguró Uriarte, quien remarcó que "la palabra es la única herramienta para resolver todos los conflictos que hay en el mundo".

"DIFICULTAD EN SEGUIR A DIOS"

Por otro lado, el prelado donostiarra recordó la imagen de San Sebastián y su martirio por la fe cristiana, al tiempo que afirmó que "nunca en ningún lugar del mundo ha sido fácil ser fiel a Dios, seguir a Jesús, su hijo" y que "hoy aquí la dificultad se intensifica".

"Vivimos en una iglesia debilitada y en medio de una sociedad poderosa", señaló, para reconocer que esta sociedad posee valores "importantes y saludables que no debemos desdeñar los creyentes" aunque destacó que la misma también "promueve también muchos contravalores que pueden por fuera y tienen fuerza para impregnar por dentro a los mismos creyentes".

Entre ellos citó "el dinero a toda costa, la fiebre consumista, la banalización de la vida sexual desprovista de su dignidad antropológica, la clausura obsesiva en nuestros problemas personales y locales y el olvido del tercer mundo".

"El espíritu de crudo enfrentamiento entre los que pensamos y sentimos de diferente manera, la imposición del fuerte sobre el débil, la violencia que llega a matar y a amenazar, la vulneración de derechos humanos y civiles importantes, la desidia y la defensa de la vida urbana desde el primer instante hasta el último momento del clima de indiferencia y de sospecha acerca de la fe", son otros de esos valores negativos. "En estas circunstancias es posible, es decisivo, es saludable para el mundo mantenernos firmes en la fe cristiana", concluyó.