El deporte de alto nivel, una vida de "dedicación plena"

Joan Verdu del equipo de Andorra compite durante las Finales de la Copa del Mundo de Esquí Alpino Audi FIS Eslalon Gigante Masculino el 18 de marzo de 2023 en Soldeu, Andorra.
Joan Verdú del equipo de Andorra compite durante las Finales de la Copa del Mundo de Esquí Alpino Audi FIS Eslalon Gigante Masculino el 18 de marzo de 2023 en Soldeu, Andorra. - ALEXIS BOICHARD/AGENCE ZOOM

Dedicarse al deporte de manera profesional es una decisión meditada y consciente, por los compromisos y sacrificios que implica. Quien aspire a convertirse en un deportista de alto nivel debe comprender la importancia de cuidar el cuerpo y la mente, tanto dentro como fuera de las pistas. 

Esto lo tiene muy claro el esquiador alpino Joan Verdú, que recientemente ha conseguido los mayores éxitos de un esquiador andorrano en un Campeonato del Mundo de Esquí Alpino, con un tercer puesto en el Eslalon Gigante de Val d'Isère (Francia) y un segundo puesto después en Saalbach (Austria). En su opinión, el deporte profesional requiere "dedicación plena y absoluta, no solo con el entrenamiento, sino con la filosofía de vida".

"Va todo relacionado con optimizar la performance en cuanto a alimentación, descanso, preparación física, rehabilitación. Todo lo que influya a positivo, sobre todo para nuestro cuerpo. Porque en el esquí, nuestra arma y nuestro chasis es nuestro cuerpo y hay que cuidarlo al máximo", afirma el deportista andorrano en una entrevista con Europa Press.

Verdú considera que, teniendo en cuenta el nivel al que compiten y los rivales a los que se enfrentan, los esquiadores de élite no pueden permitirse "el lujo de no cuidar absolutamente todos los detalles". Un esfuerzo que, en su caso, le sale de forma "natural".

Andorra 2029

"He interiorizado muy bien que para llegar al top es el único camino. Porque si te dejas algo por el camino, el resto estarán trabajando y cuidando todos los detalles y tú no vas a cumplir tus objetivos".

Con los años y la experiencia, Verdú ha evolucionado hasta encontrar un punto medio en el que se siente cómodo. "Hace muchos años no cuidaba tanto los detalles como ahora y luego pasé por una etapa un poco radical en la que me pasé frenada, porque era como un monje tibetano, intentando cuidar demasiado todo, y eso también me saturó un poco. Ahora he encontrado un equilibrio muy bueno que me da para rendir al máximo y estar a gusto conmigo mismo", explica.

Pero no solo hay que prestar atención al cuerpo; en el deporte de élite es igualmente necesario cuidar la mente. Según Verdú, en el esquí, "el 30% es la técnica, el 30% es el físico y el 40% es tu fuerza mental".

"Un día puedes estar en la gloria y al día siguiente, en el barro", y eso supone vivir "situaciones muy complicadas" y experimentar "muchos altibajos emocionales", afirma el esquiador, que cree que "hay que ser muy fuerte mentalmente" y aprender a gestionar las adversidades.

Adversidades como las que afrontó él entre 2018 y 2021, cuando sufrió tres lesiones de ligamento cruzado anterior que le obligaron a hacer tres periodos de rehabilitación de ocho meses cada uno. Recuerda que lo duro no fue solo el dolor físico, sino "todas esas dudas que te entran, la incertidumbre, no saber si vas a volver al nivel" anterior.

Joan Verdú

"Ahí, sin duda, forjé el carácter que tengo ahora mismo y que considero que me ha ayudado muchísimo a cumplir los objetivos y a conseguir los resultados" alcanzados en los últimos meses, porque "me focalicé al cien por cien en recuperarme" y "aprendí a relativizar todo un poco y a sacar mi mejor versión en situaciones de extrema presión", cuenta.

Los comienzos de Joan Verdú en el esquí alpino fueron en su infancia, cuando sus padres le llevaban a esquiar a las pistas de Andorra, un país ideal para disfrutar de los deportes de nieve. Esquiaba en el Club de Esquí Pas de la Casa Grau Roig.

Durante años estuvo compitiendo como aficionado hasta que, en 2012, a los 17 años, se hizo con la tercera plaza en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Esto marcó "un antes y un después" para él y le llevó a dedicarse plenamente al esquí.

Ahora, a sus casi 29 años, Verdú se ha convertido en una de las figuras más reconocidas del deporte andorrano. Al representar a Andorra en las competiciones, siente "mucho orgullo y responsabilidad a la vez".

Andorra 2029

"Es brutal poder conseguir triunfos en representación de mi país", declara. Esos triunfos son los que han hecho que niños y jóvenes andorranos que se plantean hacer carrera en el esquí alpino le vean como un referente y contándoles su experiencia y sus vivencias, trata de motivarles e inspirarles.

Aunque gran parte de la actividad económica del Principado gira alrededor de la nieve, antes "no había mucha cultura en cuanto a esquí de competición", ya no solo entre los corredores, sino entre los clubes, los entrenadores y los patrocinadores. Según Verdú, esto se debe a que este pequeño Estado, ubicado en los Pirineos y con unos 89.000 habitantes, no contaba con campeones olímpicos ni con esquiadores en la Copa del Mundo.

"Pero ahora sí que veo mucho la ilusión, las ganas y la motivación" por parte de los chavales y, al mismo tiempo, unas estructuras que "se están profesionalizando muchísimo", destaca el deportista, que pone como ejemplo los programas para combinar el esquí con los estudios, la mejora de las pistas o la calidad del entrenamiento.

Cree que todo esto ha formado "una bola de nieve en la buena dirección", generando "un buen momento" para el esquí en Andorra. El siguiente paso para el país sería lograr su objetivo de convertirse en la sede de los Mundiales de Esquí Alpino de 2029.

No es una tarea fácil, pues compite con las candidaturas de Narvik (Noruega) y Val Gardena (Italia), pero Verdú está convencido de que Andorra no tiene "nada que envidiar al resto" y que "tiene opciones" de ser la elegida.

"Todos los corredores que han venido aquí --y tengo mucha relación con ellos-- siempre nos hablan fenomenal de la renovación, de las pistas, del clima. Realmente les gusta mucho, les preparamos todo para que puedan prepararse toda la semana anterior, que puedan entrenar en condiciones", señala.

Verdú se muestra crítico con algunos Campeonatos del Mundo celebrados en otros países donde la preparación, los alojamientos, la organización o la logística eran "pésimas".

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En cambio, en Andorra, todo aquello que depende de la organización y de la estación "es muy bueno", añade, aunque admite que en la decisión de la Federación Internacional de Esquí sobre cuál será la sede de los Mundiales de 2029, que se conocerá próximo 4 de junio, influyen también "temas políticos" que es más difícil controlar.

El dominio esquiable de Grandvalira Andorra ha sido sede de varios eventos deportivos de primer nivel en los últimos años en distintas modalidades de esquí. Verdú afirma que las pistas andorranas "son muy bonitas y están muy cuidadas", pero que "la gran diferencia" con otros países está en la calidad del programa de ocio y actividades que ofrece el Principado.

"Realmente hay todo un conjunto de servicios muy buenos que el cliente agradece mucho y es por eso que se siente tan cómodo", resalta, mencionando la restauración, los hoteles, los spas o los circuitos termolúdicos.

Aunque no sabe con seguridad si en 2029 seguirá compitiendo, pues para entonces tendrá casi 34 años, al joven esquiador le encantaría que Andorra fuera la sede del Campeonato del Mundo de Esquí Alpino.

"Para mí sería espectacular poder ver un evento de este tipo en mi país y en mi deporte", sería "un tremendo orgullo", confiesa. Un orgullo que cree compartir con todos los andorranos, a los que ve "muy volcados" con la candidatura: "Aquí todo el mundo está remando en la misma dirección, intentando conseguirlo. Es bonito porque estamos, como país, todos unidos por un mismo sueño".

Los Mundiales, que se celebran cada año impar, acogen durante quince días las siete disciplinas de esquí alpino --descenso, supergigante, eslalon gigante, eslalon, combinada alpina, paralelo y paralelo por equipos-- en trece carreras diferentes. Este evento llega a reunir a más de 750 atletas de todo el mundo de unos 70 países.

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