Un niño rohingya en un campamento a la espera de cruzar hacia Bangladesh
REUTERS / DAMIR SAGOLJ
Publicado: jueves, 8 febrero 2018 12:07

La ONG denuncia la "débil respuesta" internacional ante la "limpieza étnica" que está cometiendo el Ejército birmano

MADRID, 8 Feb. (EUROPA PRESS) -

Las fuerzas de seguridad birmanas están matando de hambre, secuestrando y abusando de mujeres y niñas y saqueando las propiedades de la minoría rohingya en el estado de Rajine en el marco de su campaña de represión tras la ola de ataques de los insurgentes el pasado 25 de agosto, ha denunciado Amnistía Internacional (AI).

La organización de defensa de los Derechos Humanos ha documentado nuevas pruebas de la continuación de los abusos contra los rohingya, lo que explica que aún continúe el éxodo que ha llevado a más de 680.000 de ellos a buscar refugio en el vecino Bangladesh, tras entrevistar a 19 hombres y mujeres rohingya llegados a Bangladesh a finales de enero.

"Cobijados por las negativas y mentiras oficiales, y en un esfuerzo concertado para denegar el acceso a investigadores independientes, el Ejército de Birmania sigue cometiendo crímenes contra la Humanidad", ha denunciado Matthew Wells, asesor de crisis en Amnistía y que acaba de regresar de la región de Cox's Bazar, en Bangladesh, donde se encuentran los campos de refugiados rohingya.

"Las fuerzas de seguridad birmanas se están basando en pautas de abuso para presionar silenciosamente fuera del país a cuantas más rohingyas posibles de los que quedan", ha subrayado, advirtiendo de que "sin más acción internacional efectiva, esta campaña de limpieza étnica seguirá con su desastrosa marcha".

Amnistía considera que la "opresión en curso parece encaminada a hacer que no se pueda vivir en el norte del estado de Rajine para los miles de rohingya que aún siguen allí". Desde finales de agosto, recuerda la ONG, el Ejército birmano ha cometido crímenes contra la Humanidad que incluyen asesinato generalizado de mujeres, hombres y niños; violaciones y otras formas de violencia sexual contra mujeres y niñas; deportaciones masivas; y quema sistemática de localidades.

LA PERSECUCIÓN CONTINÚA

Los últimos en llegar a Bangladesh han contado a Amnistía que la continuada persecución por parte del Ejército finalmente les ha hecho tomar la decisión de abandonar el país. Casi todos ellos han denunciado que el Ejército está matando de hambre a quienes quedan, creando una grave inseguridad alimentaria. Algunos han contado que finalmente se decidieron a cruzar a Bangladesh después de que los militares les denegaran el acceso a sus campos de arroz en el momento de la recolección en noviembre y diciembre.

Asimismo, las fuerzas birmanas también habrían participado o facilitado el robo del ganado de los rohingya y quemado varios mercados locales o negado el acceso a otros, provocando con todo ello la pérdida de los medios de vida de esta minoría y causando falta de alimentos. A esto se suma que las autoridades han restringido el acceso de las organizaciones humanitarias al norte de Rajine.

Por otra parte, la ONG también ha documentado tres casos recientes de secuestro de niñas o jóvenes por parte de soldados birmanos, de las que sus familias no han vuelto a tener noticias. Familias de localidades en las que el Ejército había secuestrado recientemente a mujeres y niñas explicaron que uno de sus motivos para huir fue el temor a que los secuestros continuaran. Amnistía ha expresado su temor a que el resultado de estos secuestros pueda ser "violaciones y esclavitud sexual".

En su huída hacia Bangladesh, los rohingya se han topado con otro problema más, explica Amnistía: puestos de control establecidos por las fuerzas de seguridad en los que son sometidos al robo sistemático de su dinero y otros bienes de valor.

Además, muchos rohingyas han contado que, tras robarles, los miembros de las fuerzas de seguridad tomaron sus nombres y sus localidades de procedencia, mientras que en otros casos incluso fueron fotografiados y en algunos pocos se es grabó con una cámara de vídeo asegurando que el Ejército no les había maltratado.

También han sido víctimas de violencia sexual mujeres rohingyas, particularmente jóvenes, durante los registros o en los puestos de control de las fuerzas de seguridad en su camino hacia Bangladesh. En dichos puestos, se procede a separar a hombres de mujeres. Según ha contado a Amnistía una de ellas, les registraron y les quitaron la ropa y a las jóvenes como ella les tocaron el pecho. "Fue realmente desagradable y vergonzoso, yo estaba llorando", rememora.

EL EJÉRCITO SIGUE CON SU LIMPIEZA ÉTNICA

"El alcance y la extensión de estos ataques en curso en el norte de Rajine muestran cómo el Ejército birmano sigue asaltando y minando, no solo a personas, sino la dignidad de la población rohingya en su conjunto", ha denunciado Wells. En este sentido, ha considerado que los planes de repatriación acordados por los gobiernos de Birmania y Bangladesh el pasado noviembre "son desgraciadamente prematuros".

Por otra parte, el experto de Amnistía ha lamentado que la respuesta de la comunidad internacional ante "las atrocidades contra la población rohingya ha sido débil e ineficaz, sin captar la gravedad de la situación en el norte de Rajine o presionar lo suficiente al Ejército birmano para que cese la limpieza étnica".

Así las cosas, Wells ha defendido que es urgente adoptar "un embargo de armas y sanciones selectivas" con el fin de "enviar un mensaje de que estas violaciones no serán toleradas". "También hay una necesidad urgente de acceso humanitario sostenido y sin limitaciones a todo el norte de Rajine", ha reclamado.

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