Crónica China.- El Gobierno promete incrementar las medidas de seguridad alimentarias tras su último escándalo sanitario

Actualizado: domingo, 3 diciembre 2006 13:12

Los expertos declaran que el problema carece de solución a corto plazo y se anuncian severas medidas de cara a los JJ.OO. de 2008

BEIJING, 3 Dic. (EUROPA PRESS) -

El escándalo de los huevos teñidos con el colorante cancerígeno Sudán que saltó a las noticias en los últimos días, uno más en la larga lista de deficiencias en la cadena de la seguridad alimentaria china, ha obligado a las autoridades chinas esta semana a intentar quitar hierro al suceso.

"Aunque a veces hay algunas grietas en el sistema de supervisión de los productos agrícolas y alimentarios, la seguridad está mejorando y la gente no debería estar preocupada", afirmó el pasado lunes un portavoz del Ministerio de Agricultura.

Sin embargo, y aunque hace ya dos años del mayor escándalo alimentario ocurrido en el país en los últimos tiempos, cuando la adulteración de leche infantil produjo la muerte de al menos 13 bebés y secuelas a un número indeterminado de niños, esas grietas ocasionales señaladas por las autoridades suelen repetirse con insistente frecuencia.

Tan sólo a mediados de septiembre más de 300 personas resultaron intoxicadas en Shanghai tras consumir carne de cerdo con un alto contenido de un aditivo ilegal similar al clenbuterol y empleado en el pienso para animales.

Anteriormente, a principios de septiembre y coincidiendo con el inicio del curso escolar, se sucedieron los casos de intoxicaciones masivas en comedores escolares, que afectaron a cientos de niños y adolescentes de todo el país por la falta de medidas higiénicas existentes en las cocinas de estos centros, lo que condujo a las autoridades de la provincia de Sichuan (centro) a convertir a los profesores en catadores de los alimentos que consumían los alumnos.

Y, poco antes, más de un centenar de personas contrajeron en Beijing meningitis tras ingerir caracoles del Amazonas casi crudos en una cadena de restaurantes local.

El problema, según los expertos, no podrá solucionarse a corto plazo, y prueba de ello es el reciente anuncio de los organizadores de los Juegos de Beijing 2008, que informaron de que durante el evento olímpico ratones de laboratorio probarán, 24 horas antes, todos los ingredientes utilizados para elaborar la comida de los atletas, y que se eliminarán de la dieta hígados y vísceras para evitar posibles dopajes como consecuencia del alto contenido de hormonas de los productos cárnicos chinos.

"Nuestro sistema de control no está completo -explicó el profesor Pan, director del Centro Chino de Calidad Comercial, Científica y Tecnológica-.Contamos con fabricantes, empresas encargadas de la comercialización, supervisores de calidad. Y cada parte tiene sus obligaciones, pero hay muchos resquicios que permiten que los productores terminen elaborando alimentos de calidad inferior", señaló.

En opinión del responsable, una de los principales problemas deriva del hecho de que China no cuente con unos estándares bien definidos, un aspecto sobre el que se está trabajando pero sobre lo que no se pueden adelantar acontecimientos.

"No se puede decir 'a partir de este año se habrá solucionado el problema'. Lo único que podemos hacer es seguir trabajando y regulando. Porque, de momento, para el fabricante chino lo que prima al crear sus productos es que tengan buen olor, buen sabor y una apariencia agradable", afirmó Pan.

"El país cuenta ya con suficientes institutos y centros de estudio, pero existe un problema de responsabilidades, por lo que no queda claro, por ejemplo, quién se encarga de la supervisión de los productos empaquetados y quién de los que están sin envasar", señaló por su parte Chen Haiguang, profesor de la Universidad Agrícola y Tecnológica de Guangzhou.

En opinión del experto, las deficiencias sanitarias no son extensibles a todo el país, debido a esta falta de estándares claros a nivel nacional, y por ello resulta complicado seguir la cadena de elaboración de cada uno de los ingredientes y garantizar su buen estado.

"Por ejemplo, en nuestra región, en la zona del Delta del río de la Perla, el mayor inconveniente se deriva del hecho de que los campos de cultivo y fábricas de industria pesada están unos junto a otros. La principal tarea en la región consistiría en delimitar estos espacios, algo que todavía no se ha planteado", explicó.

Otra de las peculiaridades que ralentiza las reformas es que la producción china es básicamente local, frente a las agriculturas a escala más extendidas en otros países, según el especialista. "La ley y sus regulaciones pueden cambiarse muy rápido, pero el modelo no puede modificarse de un día para otro", declaró Chen.

La necesidad de evolución del sistema afecta también al comportamiento del consumidor, que ante alarmas alimentarias como la de los huevos salados teñidos con Sudán (cuyas yemas se coloreaban de rojo porque tradicionalmente se las consideran más nutritivas) opta, radicalmente, por dejar de consumir el producto.

"Creo que los medios no están informando de un modo muy profesional, no pueden crear tanto miedo en la población. Deberían adoptar un papel más didáctico y explicar claramente que es lo que ocurre", afirmó Chen.

Ante semejante panorama surge la pregunta de a quién puede recurrir el consumidor, en un país donde hasta marcas extranjeras consideradas sinónimo de calidad en otros países, como Nestlé, han sido acusadas de reducir sus controles en China para abaratar costes.

"La única opción es seguir comprando marcas conocidas, aunque ni siquiera así se tiene una completa garantía", concluyó Pan.