MADRID, 18 May. (EUROPA PRESS) -
El ex ministro de Exteriores de Brasil Ernesto Araújo ha reconocido este martes durante su intervención ante la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) que estudia la gestión gubernamental de la pandemia, que participó, junto con el presidente, Jair Bolsonaro, en la adquisición de cloroquina, pese a que dicho fármaco no cuenta con aval científico para tratar la COVID-19.
"En función de una demanda del Ministerio de Salud, nosotros buscamos organizar la importación de recursos para que las farmacéuticas brasileñas produjeran hidroxicloroquina", ha dicho Araújo, quien ha respondido con un "sí" a la pregunta de si Bolsonaro participó en dichas gestiones.
De hecho, apunta Araújo, "ya estaba contratado" uno de los pedidos, pero India, al "haber demanda mundial", acabó por bloquear las exportaciones. En marzo de 2020, ha añadido, ya "hubo una gran carrera para los recursos de la hidroxicloroquina".
"En aquel momento, en marzo, había expectativa de que tuviese eficacia el uso de la cloroquina para el tratamiento de la COVID-19, no sólo en Brasil. Había noticias de eso en varios lugares del mundo", ha explicado.
Se trata del séptimo día de comparecencias ante la CPI, quien ya había convocado anteriormente a los ex ministros de Salud Luiz Henrique Mandetta y Nelson Teich, quienes ya confirmaron que su salida al frente de la cartera se debió principalmente a las presiones que Bolsonaro ejerció este asunto de la cloroquina.
Este miércoles comparecerá el otro exministro de Salud, el general Eduardo Pazuello, tras haber prorrogado su presencia ante la comisión alegando que había mantenido contacto estrecho con un positivo de coronavirus. Durante esas dos semanas de cuarentena ha logrado un 'habeas corpus' que le permitirá esquivar algunas de las cuestiones que se prevé que le planteé la CPI.
Entre las acciones que investiga esta comisión del Senado se encuentran las posibles irregularidades y omisiones en las que habría incurrido el Gobierno durante este año de pandemia en asuntos, como por ejemplo, el desvío de fondos públicos para adquirir un fármaco sin pruebas científicas de que sea efectivo para la enfermedad, que ha dejado ya unos 15,6 millones de contagiados y más de 436.500 muertes.
Bolsonaro, que siempre ha puesto en duda la efectividad de las vacunas contra el coronavirus, sí se ha mostrado cómo un férreo defensor del uso de la cloroquina, un fármaco contra la malaria sin eficacia probada contra la enfermedad, llegando incluso a tratarse con ella cuando dio positivo.
