La Fundación Vicente Ferrer apuesta por que las personas con discapacidad tengan una vida digna

Profesora discapacitada en una escuela inclusiva de la FVF en India
CONSTANZA GONZALEZ/FVF
Actualizado: domingo, 3 diciembre 2017 10:30

Los colegios inclusivos y las escuelas profesionales dan confianza a estas personas y les ofrecen perspectivas de futuro

MADRID, 3 Dic. (EUROPA PRESS) -

"La discapacidad que sufro nunca me ha limitado, sino al contrario, ha sido un reto constante", asegura Meenashi, una mujer ciega y "valiente" que trabaja actualmente como profesora en una escuela inclusiva de primaria gestionada por la Fundación Vicente Ferrer (FVF), organización que desde su creación ha trabajado sin descanso por garantizar que la personas con discapacidad gocen de una vida digna en India.

"Vicente Ferrer estaba convencido de que las personas que tienen algún tipo de discapacidad deben alcanzar una vida digna como cualquier otra persona, para sentirse realizados", explica a Europa Press la delegada de la FVF en Madrid, Castilla-La Mancha y Castilla-León, Luz María Sanz, subrayando que esa ha sido su línea de trabajo desde hace casi 50 años en el sur de India.

"Ha sido un trabajo lleno de retos, porque la sensibilización de la sociedad se ha realizado mientras se iban generando cambios" pero los resultados logrados por la fundación "nos permiten confirmar que existe un reconocimiento y una normalización del trato para la integración de personas con necesidades especiales", asegura Sanz.

La FVF ha prestado especial atención a "los niños y niños con alguna limitación, física o intelectual" ya que, explica la responsable, "sabíamos que si éramos capaces de lograr que se integrasen en la sociedad rural por ellos mismos, lograrían ser autosuficientes y el paso sería gigante".

 

Irene G. Dugo / Fundación Vicente Ferrer

Actualmente, la organización cuenta con cinco escuelas inclusivas en las que los niños con discapacidad "aprenden y conviven menores con y sin discapacidad, que se ayudan y desarrollan un compañerismo único, auténtico", precisa Sanz.

Además, añade, también están "construyendo viviendas adaptadas a las necesidades de las familias, en las que utilizando colores, formas o materiales específicos, se consigue facilitar su calidad de vida". Pero sin duda, subraya la responsable de la FVF, "el logro más importante es que muchos niños y niñas ya creen en ellos mismos y saben que pueden llegar donde deseen".

Con algunos de estos niños trabaja Meenakshi en su clase. "Algunos de los niños con discapacidad que llegan a este colegio provienen de entornos muy hostiles donde nunca han recibido una palabra amable o no se les ha explicado nunca nada", cuenta a Europa Press la profesora, que trabaja para la FVF desde 2002.

CADA NIÑO ES UN LIBRO EN BLANCO

"Para mí cada niño que entra en la clase es como un libro en blanco. Cada niño tiene su historia, sus experiencias particulares y la forma de aprender se debe adaptar a ellos. No podemos enseñar a todos los niños de la misma forma, porque no todos los niños son iguales, y en ese punto radica su riqueza", subraya convencida, asegurando que cada niño le aporta "un conocimiento nuevo". "Cuando les enseño, a la vez ellos también me enseñan cosas nuevas a mí", añade.

Para llegar hasta aquí la propia Meenakshi ha tenido que superar muchas barreras. En primer lugar, el rechazo de su madre al nacer por el hecho de ser ciega, que solo abandonó después de que sus tíos con los que vivía consultaran a un astrólogo y les dijera que "sería yo quien cuidaría de mis padres".

Luego vino el que no le dejaran ir a la escuela por ser ciega. "Me decían 'vete de aquí, eres ciega, tú no puedes aprender'", recuerda. Ante la imposibilidad de ir a clase, optó por sentarse en el porche y escuchar las lecciones desde allí. "En ese momento decidí que trabajaría para que nunca más una niña o un niño con discapacidad tuvieran que pasar por algo similar", asegura.

  Fundación Vicente Ferrer

Finalmente, tras ver que era capaz de enseñar a otros niños lo que la profesora había contado ese día, su madre y su tío --su padre no estaba de acuerdo-- la enviaron a una escuela para invidentes en Bangalore, donde durante años fue la primera de la clase. Tras mucho esfuerzo, y pese a que sus padres no querían que siguiera estudiando, completó sus estudios como profesora y demostró que "cualquier cosa que alguien se proponga puede conseguirla".

"Mi conocimiento es lo que me ha llevado hasta aquí y a ser quien soy", insiste Meenakshi, que resalta el hecho que desde la FVF se esté impulsando la asistencia a la escuela de los niños con discapacidad. "Deben saber que hay opciones para ellos y que pueden conseguir lo que se propongan porque todos somos iguales", sostiene.

Además, defiende las escuelas inclusivas. "Mezclar a todos los niños es maravilloso porque cuando segregamos a los niños, por ejemplo con ceguera en una escuela especial, estos niños no se integran adecuadamente ya que no tienen oportunidad de relacionarse con otros niños", explica, asegurando que ella misma sigue sintiéndose "segregada" en su mente por haber estudiado en una escuela especial para ciegos pero sus alumnos estudian en un entorno que fomenta la igualdad y eso les ayuda a integrarse.

  Fundación Vicente Ferrer

APRENDER ESPAÑOL GENERA CONFIANZA EN SÍ MISMO

El estudio, en concreto de idiomas y en particular del español, ha sido lo que ha ayudado a ganar confianza en sí mismos a Ramadevi y Jhoyti. La primera tiene 24 años y padece polio desde los 5. Cuando se la diagnosticaron, cuenta, "fue horrible, pero mi madre y mi padre lucharon mucho por mí, para que estudiara, para que fuera a la universidad".

"Ahora no siento que tener una discapacidad me imponga límites. Cualquier cosa que quiera hacer la puedo hacer, cualquier lugar al que quiera puedo ir", resalta. En su caso, aprendió español e inglés en una Escuela Profesional de la FVF y gracias a ello trabaja ahora en Bangalore en una empresa. "Antes de aprender español ya me consideraba una chica valiente, pero ahora tengo mucha más confianza en mí misma", afirma.

Jhoyti es ingeniero mecánico y padece distrofia muscular, aunque no supo hasta los 18 años de su dolencia. Aunque su discapacidad no es evidente a simple vista, le obliga a tener que realizar ejercicios y tomar muchas proteínas pero, al margen de eso, afirma, "hago las mismas cosas que haría si no tuviera la discapacidad". "No creo que me haya condicionado en mi vida", añade, aunque admite que en una ocasión le negaron un puesto de trabajo por su discapacidad.

     Irene G. Dugo / Vicente Ferrer

Como Ramadevi, ha estudiado español en una Escuela Profesional de la FVF. "Pensé que si estudiaba español tendría más oportunidades de trabajar en el extranjero", explica, asegurando que aprenderlo le ha "cambiado la vida" ya que le permite comunicarse con "gente nueva sin miedo".

"Antes ni me planteaba la idea de viajar y ver otro país. Después de aprender una lengua extranjera, tengo confianza en mí mismo para ir a otro país a trabajar, de viaje o para lo que sea", añade. Jhoyti tiene clara cuál fue la enseñanza más importante que aprendió en la Escuela Profesional: "Que todas las personas somos iguales, nadie es peor ni mejor y tenemos que respetar a todo el mundo".

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