BAGDAD, 24 Nov. (EP/AP) -
Cientos de hombres, mujeres y niños comenzaron a dar hoy el último adiós a las más de 200 víctimas mortales del atentado múltiple que ayer provocó en el barrio bagdadí de Ciudad Sader, de mayoría chií, la peor matanza desde que se inició la guerra en Irak en marzo de 2003. Llantos, golpes en el pecho y cánticos seguían a los vehículos que trasladaban a los cuerpos de los fallecidos.
Dos disparos de mortero y cinco coches bomba explosionados casi de manera simultánea por presuntos milicianos suníes dejaron ayer 202 muertos y 252 heridos, según un nuevo balance oficial proporcionado hoy por un responsable del Ministerio de Sanidad en esta parte de Bagdad mayoritariamente chií, Rahim Qassim, y por el coronel Hassen Shalub, de la Policía.
Mientras, todo Bagdad continúa con el toque de queda de 24 horas decretado ayer por el Ministerio del Interior tras los atentados, que sitúan al país un paso más cerca de la guerra civil. El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, chií, ordenó a la Policía proteger hoy las procesiones con los cuerpos de las víctimas, que serán llevados hasta Nayaf (160 kilómetros al sur de Bagdad), la ciudad santa chií durante serán enterrados.
Mientras, tres disparos de mortero hicieron hoy explosión cerca de la mezquita suní de Abu Hanifa, alrededor de las 9:45 horas, dejando un herido, según informó el jeque Samir al Obaidi. El resto del país permanecía sin embargo tranquilo.
