MADRID, 16 Ago. (EUROPA PRESS) -
El régimen de Corea del Norte ha conmemorado por su cuenta el septuagésimo aniversario del fin de la ocupación japonesa, después de que no consensuara con el Sur la celebración de actos conjuntos durante el denominado Día de la Liberación.
El dirigente norcoreano, Kim Jong Un, visitó el sábado en la capital el mausoleo donde están enterrados su padre, Kim Jong Il, y su abuelo, Kim Il Sung. La televisión estatal difundió a última hora del día unos fuegos artificiales con los que concluyeron tres días de actos, según la agencia de noticias surcoreana Yonhap.
Seúl había propuesto la celebración de actos simultáneos en las dos capitales para recordar el fin de la ocupación japonesa y había planteado un cruce de visitas para que cada uno de los gobiernos tuviese representación al otro lado de la frontera.
Sin embargo, Pyongyang insistió en ser el anfitrión de los principales actos y se limitó a invitar a los dirigentes surcoreanos, lo que ha terminado traduciéndose en actos separados que no hacen sino evidenciar la gran distancia política que separa a los dos países vecinos.
De hecho, Kim Jong Un habría aprovechado su discurso oficial para criticar a la presidenta de Corea del Sur, Park Geun Hye. La Comisión para la Reunificación Pacífica de Corea ha acusado a la mandataria surcoreana de "causar problemas" por sus "ridículas declaraciones" y ha rechazado la reanudación de los reencuentros de familias separadas por la guerra.
Pyongyang ha reiterado que, si Seúl quiere la paz, debe poner fin a sus maniobras militares con las fuerzas estadounidenses, ya que considera que estos ejercicios sólo tienen por objetivo preparar una hipotética invasión de Corea del Norte.
Las malas relaciones entre las dos Coreas contrastan con los lazos de "amistad" que el régimen de Kim mantiene con Rusia. El dirigente norcoreano y el presidente ruso, Vladimir Putin, han intercambiado mensajes de felicitación con motivo del aniversario de la rendición japonesa.
